Capítulo 59. |Mi Devoción.

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Aaron.

Después de unos días de procesamiento de las pruebas encontradas por Leah y Murray, en donde se demostró la inocencia de mi hermano, al fin hoy, luego de dos semanas, Alexander saldría libre de la cárcel y la búsqueda por Rick aumentaría aún más.

—¿Por qué se tardan tanto?—Pregunta Leah desesperada mirando hacia la entrada.

Estábamos fuera de la cárcel esperando la salida de Alexander. Todos, sin excepción estábamos aquí. Nadie quiso quedarse para darle la bienvenida a la libertad después de tres meses allí encerrado.

—¿Habrá pasado algo?—Pregunta mi padre.—Leah tiene razón, no deberían tardar tanto.

Le palmeo el hombro y le sonrío.

—Ya van a salir, no comas ansias viejo.

Ver a mi papá feliz lo era todo para mí. Apenas me doy cuenta lo importante que era para él estar en la misma línea que Alexander, y estos meses lo he visto de un lado a otro buscando la manera de ayudarlo, y cuando supo que ya teníamos las pruebas de su inocencia, no paró hasta que estuviera fuera. Ellen, por su parte, también ha intentado limar asperezas con papá, ambos están intentando tener una buena comunicación para llevar la fiesta en paz y que Alexander pueda verlos a ambos tener una relación sana. Ellen ha tenido que entender que mi padre nunca le correspondió, y que ya es un hombre casado nuevamente. Becca ha sido una aliada para ambos, y su hermano Leo, ha demostrado que de verdad quiere a Ellen.

—Ya quiero verlo.—Susurra Hailey con nerviosismo.

Leah la abraza por los hombros.

—Estoy segura que correrá a ti en cuanto te vea.

Hailey suspira.

—Todo esto es gracias a ti, Leah. No tendré vida para pagarte lo que has hecho para conseguir esas pruebas. Todo ese dinero...todo ese peligro que corriste entrando a ese bosque...yo...

—Hailey, basta. El dinero es lo que menos me importa, y no corrí peligro, Murray estuvo conmigo. Además, por sacar a Alex de aquí, hubiera dado más, sabes que eso no me interesa.

Suspiro.

Eso es un tema que aún me tiene nervioso pero orgulloso a la vez. Aquel día cuando llamé a Leah que me dijo que tenía las pruebas de la inocencia de Alex en sus manos, al llegar a la comisaría la obligué a que me contara todo, y casi me da un infarto cuando me dijo que las había encontrado en aquel bosque. Yo le había prohibido entrar allí por el peligro que representaba, pero aquel hombre le había entregado esas pruebas tan fuertes que aseguraban la salida de Alexander de la cárcel que no podía enojarme con ella por haberlo hecho.

Así que la besé orgulloso de ella y luego nos encargamos del resto. Leah había ofrecido dos millones de dólares a aquel vagabundo y se lo había entregado como el que entrega una compra de un supermercado, simplemente. La admiraba, y cada día la amaba mucho más si era posible. Su cariño por Alexander me hacía sentir contento, y que todo estuviera tomando su rumbo me tranquilizaba.

—Fue un milagro que te encontraras a ese hombre, Leah. Otro tipo de pruebas no hubieran podido dar con la verdad.—Dice Alice abrazada a Matt.

—La verdad es que si Leah no fuera tan testaruda no hubiéramos encontrado nada.—Dice Murray con una sonrisa.

Me encogí de hombros.

—Algo me decía que entrara allí, así lo hice y no me arrepiento.

—¡Allí vienen!—Grita Ellen con emoción.

Todos volteamos hacia la entrada y vemos como viene Alexander con el abogado Williams de un lado. Sus botas negras tocan el suelo del exterior y eso es como si resonara con fuerza haciendo que unos lloren y otros sonrían contentos por verlo ya libre.

Mi Liberación #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora