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Me encontraba tendido entre las suaves sábanas, preguntando por mi nueva compañera, la muerte. Cuando se le abraza tan de cerca, el temor se esfuma poco a poco porque no hay nada más que hacer, solo recibir el último golpe. Curiosamente aún me quedaban esperanzas, de que no era un final, solo el transcurso a una temporalidad mejor para mi ser, donde el sufrimiento ya no yace y por lo tanto, tampoco la alegría.
En esos momentos postrado en una cama con apenas treinta y dos años, me gustaría haber dicho que viví una vida corta pero buena. Lamentablemente no fue así, mis demonios internos que existían antes de mí actual enfermedad me tenían encadenados, mi ser que poco a poco se hacía más pequeño, llegó al punto de no tener voluntad y deseos, de casi no existir. En consecuencia se podría decir que ya morí. Estos demonios no se veían a simple vista, se escondían más allá de la piel, más allá de las estructuras de calcio, más allá de la mente misma. Y por lo tanto yo los evitaba, hasta que poco a poco en mi delirio, empecé a sospechar de ellos.
Estaba mirando el techo sin pensar absolutamente en nada, se podría decir que fue el momento más presente de mi vida, mi mente no estaba en el futuro ni en el pasado, solo estaba. De repente me di cuenta de que el color blanco de la habitación, me quemaba. Pero no solo la habitación, sino todo el manicomio, tenía esta tonalidad cegadora, capaz de matar a un vampiro. En todos los años que estuve internado, no me había percatado tampoco de ciertos sonidos, como el mini reloj que se encontraba en el baño conjunto, el gas corriendo por los tubos de calefacción, el temblor de las ventanas por el suave viento, las llaves de los enfermeros, el zumbido de algunas moscas y muchos más sonidos. Que no era posible reconocerlos antes, por la corriente de pensamientos que tenía a diario. Por lo cual considere ese instante un regalo, sin duda el más bonito que he tenido. Lamentablemente no duró mucho ya que abrieron la puerta bruscamente.
Entró mi abuela, a la que no había visto en doce años, murió cuando apenas tenía dieciocho. Dejo a mi padre ya viudo en ese entonces, aún más solo, ya que yo estudiaba y vivía en otra ciudad. Ella era más alta que el promedio de mujeres, tenía la piel arrugada pero tampoco le colgaba, sus cabellos rizados eran reflectantes al igual que la habitación, tenía ojos azules vidriosos como la de un cadáver y también unas uñas tan largas que podría despellejar a cualquiera. Ella me miró con un rostro de lástima, siempre me miraba así cuando me ocurría algo negativo de niño, y por eso odio esa cara. La cual volví a ver cuando me encerraron aquí, ese rostro condescendiente que colocaban de los enfermeros y visitantes, lo odiaba y pensaba siempre que ellos en el fondo agradecen no estar en mi lugar. Mi abuela se sentó en la silla que se encontraba al lado de mi cama.
-Hola mijo, ¿cómo se encuentra hoy? -posó su mano sobre la mía.
-Bien abuelita, la cara no me duele y tampoco el ojo.
-Parece que el tumor se ha retraído un poco, se te ve mejor -sonrió ¿No tienes hambre?, la comida de acá debe ser horrible.
-Extraño mucho tu comida, hecha con mucho cariño y que nunca más probé algo igual. Tus pasteles, tortas, pescado, tortillas, todo era perfecto.
-No le lances flores a mis platos, solo lo hice para que crecieras fuerte como tu padre -me acarició la mejilla con mucha dulzura.
-¿Mi padre? Me hubiera gustado ser el uno por ciento de lo que es él, con solo eso me conformaría -dije con decepción. Tendría que haber sido su semejante, digno de ser su hijo, de su descendencia y de su cariño.
-No digas esas cosas, él te valora muchísimo.
-Ahora tiene una nueva familia -quite su mano de su mejilla y mire hacia la ventana-, espero que sus nuevos hijos sean lo que yo no pude ser, lo que él esperaba que fuera.

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El niño, el demonio y el muerto
Short StoryUn hombre con cáncer y trastornos mentales. Tiene delirios que le hacen recordar su pasado y darse cuenta de sus miedos más profundos. Sus alucinaciones lo llevan a un nivel alto de introspección, que finalmente comienza a perderse en ellas, confund...