+ ¿Te has dormido?
Pregunta bajito. Después de un tercer asalto lleva un rato largo haciéndome cosquillitas mientras yo descanso apoyada en su torso.
- No.
Estoy súper relajada, pero despierta.
- No quiero dormir.
Confieso apoyando mi mentón en su pecho, para mirarle.
+ ¿Y eso?
Sus caricias han pasado a mi mejilla y pelo.
- Me gusta estar así contigo, y si nos dormimos la noche se pasa demasiado rápido.
Explico con voz pastelosa, pero ahora mismo no me sale otra. Me apetece quedarnos así, piel con piel, queriéndonos y robándonos mimos hasta el amanecer.
+ ¿Tu es que puedes ser más bonita?
Sonríe enternecido, regalándome un beso que no llega a caer en mis labios.
+ Pero no sé yo si mañana vas a pensar lo mismo cuando nos tengamos que levantar.
Reparo en que el mundo sigue girando y no se ha detenido a esperar que nosotros sellemos nuestro amor. Las obligaciones llaman y a nadie le importa que hoy solo seamos dos amantes enamorados que se reencuentran.
+ ¿Por cierto, tienes lío?
- Un poco, pero me apetece quedarme contigo.
Intentaré aplazar mis planes.
- ¿Y tú? ¿Qué vas a hacer?
+ Uf.
De solo pensarlo se agobia.
+ Tengo que avisar en el colegio de Eva que finalmente seguirá aquí para que la reincorporen. Volver a pedir en Sony mi puesto en Madrid, no Miami; dar las explicaciones pertinentes y...
- Vuelve a trabajar conmigo.
Interrumpo.
- Al equipo.
Aclaro. Siempre se ha involucrado desde la discográfica, pero desde que me enteré de su identidad ha dejado de estar con nosotros, y ahora me apetece volver a tenerle para mí.
+ No, reinona.
Niega dejándome incrédula.
- ¿Por qué?
Apoya su mano en mi culo desnudo, evitando que me incorpore, y luego lo acaricia en señal de calma.
+ Tranquila, fiera.
Me chincha.
- ¿Por qué no quieres volver?
Le doy la oportunidad de explicarse antes de atacar.
+ Creo que es mejor que cada uno tenga su trabajo, que nos dé tiempo a echarnos de menos durante el día, que nos pasen cosas y nos apetezca contárnoslas...
Argumenta divagando en sus pensamientos.
+ Las relaciones sanas son así...
- Ya, pero mi trabajo es diferente... podemos pasar días sin vernos, yo tendré que irme y...
+ Y cuando pueda voy a acompañarte.
Promete.
+ Como tu chico, no como parte del equipo.
Remarca.
- Me gusta como suena eso.
+ Por cierto, Elena me tiene amenazado.
Finge un gesto de pánico, haciéndome reír.
- No me creo que no le hayas contado nada.
+ Casi nadie sabía lo nuestro.
Me recuerda.
+ Y ya has visto que presentarle a mi hermana a mi novia no es lo mismo que presentarle... a ti.
Exploto en una carcajada. Que tonto es.
- Ya... pero justamente, es tu hermana... puedes contarle lo que te apetezca... eso incluye lo nuestro.
+ Pues mira, me guste o no, hoy se ha aparecido una señorita muy fea en Barajas pidiéndome que no me vaya, y dio la casualidad que Elena estaba presente.
Sus caricias en mis nalgas se convierten en un pellizco que me hace reír.
+ Y pues eso... que se ha enterado.
- Debes de quererla mucho para haberte quedado por aquella chica fea.
+ Que va.
Niega.
+ Que bonita te pones cuando te ofuscas.
Me pica.
- Tonto.
Me quejo de morros, lo que le lleva a incorporarse para robarme un beso que consigue devolverme la sonrisa que deseaba ocultar.
- Oye, en serio.
Retomo nuestra conversación.
- Puedes contarle lo nuestro a quien te apetezca.
No quisiera que se entere todo el mundo, pero por proteger mi intimidad le ha ocultado algo importante a su hermana, y no es justo.
+ No hace falta. Las personas que me importan ya lo saben.
Admite.
+ Solo faltaba Elena, y es bonito ver que se muere de ilusión.
Sonríe enternecido.
- Sí.
Le doy la razón.
+ Al que ahora mismo no creo que le haga tanta ilusión es a tu hermano...
ESTÁS LEYENDO
Todos los secretos (Segunda parte)
RomantizmUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar