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2018
Era un día nublado y frío, pocas personas transitaban las calles esa mañana debido al mal clima, la tormenta se avecinaba en cualquier momento por lo tanto la gente prefería resguardarse en la calidez de sus hogares.
Aunque no todos necesariamente sentían su casa como un hogar, mucho menos sentirían la calidez que esté se supone les ofrecería.
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Una guitarra acústica había sido lanzada contra una de las paredes de ese apartamento haciéndola trizas en el momento, volando varias partes de está desparramandolas por el suelo, junto con eso varios gritos y sonidos de vidrios rotos podían oírse provenir de ese supuesto hogar.
-. ¡Cálmate maldición! - grito un castaño de largos cabellos tomando del brazo al chico frente a el.
-. ¿¡Calmarme!? ¿¡Me pides que me calme después de lo que me hiciste!? ¡No voy a calmarme una mierda! - grito aquel azabache colérico mientras agarraba una botella que se encontraba a su alcance y se la estampaba a aquel castaño, el cual gracias a sus reflejos pudo esquivarla aunque no con mucha suerte ya que había alcanzado a cortarse una parte de la muñeca.
-. ¡Ya basta! - grito el más alto ya harto de la escena que estaba montando su novio, lo agarro de ambos brazos sosteniéndolo por detrás tratando de tranquilizarlo pero eso solo hizo que el azabache patalee y grité encabronado exigiéndole que lo soltara.
-. ¡Sueltame! ¡Hijo de puta! ¡Hijo de puta! - grito colérico haciendo fuerzas para soltarse, el castaño lo estampó contra el piso haciéndolo caer boca abajo, mientras sostenía sus brazos contra su espalda, el más bajo soltó un quejido de dolor más no dejo de luchar para soltarse de su agarre.
-.¿¡Estás intoxicado otra vez verdad!? ¡Carajo Levi! ¿¡Cuántas veces tengo que decirte que no consumas esa mierda!? - estaba usando todas sus fuerzas para sostenerlo, pero el azabache no estaba dispuesto a ceder.
-. ¡He dicho que me sueltes! ¿¡Y que si consumí algo!? ¿¡Ahora te importo acaso!? ¿¡Ah!? ¿¡Acaso te importe alguna vez Eren!? ¿¡Por qué no mejor te vas con esa perra!? ¡Así no tendré que volver a ver tu asqueroso rostro por el resto de mí vida! ¡Maldito hijo de puta! ¡Ojalá nunca te hubiese conocido! - grito ese chico enfermo de dolor.
-. ¡Por décima vez! ¡Yo NO me acosté con ella! ¿¡Cuántas veces tengo que decírtelo!? ¡Solo fui a ese restaurante a hablar de negocios!
