Capitulo 18. Dias Maravillosos

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Cuando apenas pudieron recuperarse de aquel apasionado pero reconfortante beso, Franco se levanta y le tiende la mano para que Sara haga lo mismo y proceden a regresar dentro de la casa.

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- Venga para acá señorita, regresamos a casa.
- ¿Ud esta seguro señor?
- Claro, o es que acaso ¿no muere por estar con su novio? Le pregunta Franco tomándola por la cintura y pegándosela a su cuerpo.
- Eso ni lo dude señor de los Ojos más bonitos que he visto. Te amo mi amor, gracias por quedarte aquí conmigo.
- No tenía opción ¿o si? Pregunta él entre risa.
- Eres un bobo Franco Reyes.
- Pero un bobo que te ama. Vamonos señorita. Le da un pequeño beso en la comisura de los labios, le toma de la mano y se van.

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Llegan a la haciendo, ambos están muy alegres. Cuando van llegando se percatan que el teléfono de casa está sonando y Sara sale corriendo atender, por si se trataba de su mamá.

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- Aló, Sarita. Soy Jimena ¿como están?.
- Hermanita, súper bien diría yo. Voy a poner el altavoz.
- Aja cuñadita, ya se que todo esto lo planearon junto con Sara. Deberia estar muy enojado, pero solo de estar con mi niña bonita ya no dire nada solo muchas gracias.
- Uy cuñado, se te escucha feliz. Dice Norma al telefono, Jimena también había puesto el altavoz porque Norma y el abuelo también querían hablar.
- Lo estoy créanme.
- ¿y tu mi niña?¿Como estás? Pregunta el abuelo.
- Mi viejito adorado. Soy la mujer más feliz de este mundo, estar con Franco es mi motor, mi centro, mi todo. Quédate tranquilo que el me cuidara estos días muy bien.
- Eso si Don Martin, le prometo que la cuidare con mi vida si es necesario. Le dice Franco.
- Muchacho no sabes lo que me alegra escuchar eso. Bueno, mis niños que disfruten mucho. Los queremos. Les dice el abuelo.
- Adiós. Responden al unísono.

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Ambos están súper contentos, pero Franco también quería hablar con sus hermanos y empieza a buscar su celular, Sara no aguantaba la risa hasta que soltó una carcajada.

- ¿Estás buscando esto? Pregunta ella.
- Osea señorita hasta mi teléfono tenias secuestrado.
- Ya pues sin llorar, te lo estoy devolviendo.
- Querías revisarlo di la verdad.
- Si pero no encontré nada importante, dice Sara entre risas.
- Soy un buen niño viste.
- Claro yo no discuto eso.
- Bueno ya Sara Elizondo voy a llamar a mis hermanos. Portese bien.

Todo lo que se respiraba en esa casa era amor, alegría, risas, abrazos, besos, un ambiente demasiado agradable. Mientras Franco espera que alguien conteste en casa, era un juego de miradas lo que había entre ellos.

- Si buenas noches, diga. Toma el teléfono Quintina.
- Quintina soy yo, Franco. ¿Mis hermanos están?
- Don Franquito, claro que si, ya se los llamo.
- Gracias Quintina, yo espero.

¡Don Juanito, Don Oscar, bajen Don Franquito esta al telefono! Grita Quintina.

Los hermanos salieron corriendo a contestar, era la llamada que tanto estaban esperando.

- Flaco ¿como estas? Pregunta Oscar.
- Mira tú canijo, debería estar enojado por lo que me hicieron. Pero por el contrario, estoy más feliz que nunca, no sé que me dio esta mujer pero estoy loco por ella.
- Amor, hermano eso te está dando, dice Juan.
- Totalmente de acuerdo contigo cuñado. Responde Sara.
- Se escuchan felices, dice Juan.
- Nos escuchamos no hermano, estamos felices.
- Bueno a disfrutar los dos, que acá nosotros nos encargamos de todo. Le dice Oscar.
- Sobre todo de mis hermanas verdad cuñadito, le Dice Sara entre risas.
- Mi amor eso lo tenemos claro todos.
- Bueno ya, es momento de colgar para que disfruten. Los queremos. Corta Oscar por aquel momento incómodo, hasta se sonrojo nada característico en él.

Un Amor Verdadero 🤍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora