𝐜𝐚𝐦𝐩𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨

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Cuando creían que nada podía salir mal, llegaba el momento de poner las tiendas y organizar todo. La maestra Seo se encargó de revisar si las tiendas estaban completas pero al contar se llevó la sorpresa de que sólo habían tres tiendas para dieciséis personas. ¿Cómo entrarían? No tenía ni idea.

Al revisar las bolsas de dormir notó que la escuela solo había puesto nueve sacos sabiendo que iban catorce alumnos por bus, sin contar que faltaban los docentes.

Suspirando y calmando su temperamento, se dirigió a los estudiantes que comenzaron a hacer disturbio detrás de ella, porque según estaban aburridos.

─ Estudiantes, escúchenme. No hay suficientes bolsas de dormir para todos. Algunos tendrán que sacrificarse y dormir entre las chaquetas de todos nosotros. Lo lamento mucho. ─la señorita Seo se veía un poco triste. Le molestaba que sus planes no salieran como esperaba.

─ Profesora, no se preocupe. Hemos dormido en peores condiciones. Con decirle que una vez Woongki durmió en las escaleras de mi dormitorio ya que no había espacio. ─el mencionado le pegó un manotazo en el brazo a Seunghwan, que hablaba sin tener frenos.

Aquello sacó una sonrisa en la docente y asintió buscando su teléfono en su mochila. Con la mirada trataba de ubicar a quien sería su acompañante en este viaje, pero lo encontró hablando con el chófer del autobús sin ayudarla con el problema que tenían en frente.

Siendo las seis y a punto de anochecer, dio la orden de empezar a instalar todo antes de que oscureciera y no se lograra ver más. Luego se encargarían de la distribución para dormir.

En medio de todo el desorden y bullicio al no saber como armar las tiendas o como encender el fuego con la leña, la docente pudo ver como sus estudiantes se movían con esfuerzo. No era muy común ver trabajar juntos a un grupo de adolescentes, por eso apreciaba ese momento, tanto que tomó una foto del grupo desapercibida.

─ Junhyeon, ¿qué estás haciendo?

─ Armando la tienda, ¿qué no ves?

─ Así no va.

─ ¿Ah?

─ Estás armando todo al revés.

─ Ahh...¿pero por qué no avisas?

─ Te pasas de idiota.

Seowon tuvo que quitarle los fierros a Junhyeon antes que termine en tragedia. Todo estaba al lado contrario, felizmente podía arreglarlo.

─ No puedo prender el fuego.

─ Tiren a Zhanghao encima, anda horny.

─ ¿Qué?

─ Pónganle las canciones de Doja Cat y se desconoce.

─ Está más caliente que un horno; con eso prenden la candela.

─ Mierda, los odio. ─el pelirrojo salía riendo en dirección a su chico, quien trataba de ordenar las bolsas de dormir dentro de una de las tienda.

Al sentir una presencia detrás suyo, Hanbin volteó y le sonrió a Hao, quien trataba de sentarse a su lado.

─ ¿Qué haces aquí? ¿No deberías prender la fogata?

─ Los idiotas están que joden. Prefiero estar aquí contigo. ─Zhanghao atrajo el cuerpo a su lado y enterró su rostro en el cuello ajeno. Le gustaba inhalar el aroma a vainilla de Hanbin, se sentía tan refrescante pero a la vez dulce.

Lentamente fue pegándose más a tal punto que ahora sus labios chocaban con la piel suave del menor. Comenzó con besos delicados que fueron subiendo hasta la mandíbula ajena. Ahí solo rozaba su nariz, sacando pequeñas risas a Hanbin por las cosquillas.

Unió sus labios con los del castaño e inició un viaje de movimientos suaves pero determinados. Juntaron sus manos y entrelazaron los dedos a la par que Zhanghao se posicionaba sobre Hanbin. En ese instante el menor se alarmó y detuvo toda acción.

─ Hao...¿Estás seguro qué este es el lugar correcto? ─más que una simple pregunta sonaba a una advertencia.

─ Tienes razón. Aquí no. ─devolviéndose a como se encontraban minutos atrás, ambos chicos se miraron y sonrieron como tontos.─ Dame mimos.

Hanbin se sorprendió al ver al chino con su cabeza en su regazo, acostado en el césped y tocando su mano derecha mientras hacia dibujitos imaginarios en ella.

Con la mano restante, el menor tocaba el cabello rojo haciendo rizos y dando palmaditas logrando hacer que este cerrara los ojos. A veces se olvidaba de que su novio seguía siendo un niño pequeño.

Más afuera de donde se encontraba la parejita se podía observar distintos escenarios un tanto extraños. Gunwook y la maestra conversaban sentados alrededor de la fogata ya encendida, mientras asaban algunas verduras.

En un lado se podía ver a Yujin, Gyuvin, Ricky y Ollie jugando con lo que parecían ser envases de pintura, como si fuese una guerra. Todos tenían la cara con manchas de colores asemejandose a payasos de circo. Por el otro lado, Junhyeon, Taerae y Seunghwan preparaban todo para cocinar y comer algo rápido.

Woongki estaba con Matthew, Seowon y Keita tomando fotos al paisaje y a ellos mismos; luego lo subirían a instagram.

─ Un Starbucks combinaría perfecto con mi outfit justo ahora. Mala suerte la mía.

─ Woongki, ¿si estás consciente de que estamos en medio de un bosque, no?

─ Si sé. No me importa si estoy en medio de un bosque, de un desierto, de una isla o del mismo infierno. El outfit es esencial.

La noche llegó y con ella el hambre en todos. Por fortuna, Seunghwan ya había preparado la comida suficiente hasta para invitarle al chófer, que miraba todo desde el autobús.

Mientras comían, Taerae abrió los refrescos y con cautela sirvió algunos con el whisky que trajo en mochila. Puso todos los vasos en la mesa y dejó que eligieran al azar, con la suerte a quien le toque. Nada malo sucedería, ¿verdad?

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𝐘𝐎𝐔𝐓𝐇 ⩵ 𝐙𝐁𝟏 & 𝐛𝐨𝐲𝐬 𝐩𝐥𝐚𝐧𝐞𝐭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora