El día del suceso
El día anterior Valentina se había reunido varias horas en la noche con su amigo Luis para tomar el testimonio de una nueva mujer que quería dar información anónima.
Ahora, con pocas horas de sueño, trataba de despertar. No encontraba energía ni ánimo alguno para regresar a su rutina. Giró en su cama para al menos apagar la alarma que llevaba unos minutos sonando.
— No quiero ir a trabajar...— se quejó para si misma mientras revisaba la hora en su celular con los ojos apenas abiertos.
—¿Que no quieres qué?
El celular de Valentina cayó al suelo.
— Pensé que ya te habías ido. No quiero ir.
Juliana no pudo soportar el puchero que hacía su esposa y se acercó a la cama para abrazarla fuerte. Valentina le dio algunos besos en el cuello, sus ojos ahora cerrados.
— Yo ya estoy lista, tu hija está casi lista, solo faltas tú. Sabía que no ibas a querer ir al trabajo sola.
Valentina le hizo una cara algo dramática, su intención era darle pena pero Juliana pareció no inmutarse.
— ¿Me puedes dar algo de inspiración para levantarme?
La mirada de Juliana se sostuvo sobre esa expresión tierna por unos segundos, no podía contenerse más y se acercó a llenar de besos el rostro que miraba. Unas cuantas risas después, lograron levantarse de la cama.
— Podría dormir algo más y salir por mi propia cuenta, pero. — Valentina hablaba mientras caminaba hacia el baño con su toalla en mano — No me puedo perder pasar un momento con mi familia.
— Ah ¿No será más bien porque solo si te llevo vas al trabajo? ¿O porque te niegas a entrar sin que te de al menos un beso de despedida?
— Basta. — Asomó la cabeza por la puerta del baño solo para pronunciar esta palabra, más divertida que indignada.
— No te demores, te empaco el desayuno.
— Gracias, te amo.
Valentina no supo como logró estar lista tan rápido; el mínimo maquillaje que usaba denotaba su falta de tiempo. Pero su esposa había tenido toda la razón, no hubiera salido sola al trabajo, especialmente un dia en el que no quería ir y mucho menos sin poder despedirse.
Fue ella quién llevo en brazos a su hija hasta el carro. Solían tomarse turnos o algunas veces contratar una conductora, pero ese día Juliana era quien iba al volante, con su esposa en el asiento de al lado y su hija en su sillita especial atrás.
Hablaban de todo un poco, escuchaban música. Hasta la primera parada, que fue la escuela de su hija, ninguna de las dos parecía querer despedirse del todo pero después de abrazarla por enésima vez y verla entrar hasta perderla de vista, salieron hacia el centro de la ciudad.
— ¿Cómo te sientes para tu reunión? — Preguntó Valentina, buscaba algo en su maletita con comida.
— ¿Cómo te acordaste que tengo una reunión? te conté hace mucho. — Juliana sonrió aunque solo miraba al frente, asegurándose de tomar la vía correcta.
La pregunta salió justo antes de que la rubia comiera un pedazo de sandwich, adelantaba su desayuno antes de llegar a su trabajo.
— Tengo buena memoria. Pero también, no se, he estado esforzándome por estar más en el presente.
— Aprecio mucho el esfuerzo. Me siento feliz ¿sabes? Hace tanto quería empezar a trabajar con los diseñadores nuevos, me encanta tener visiones originales. Va a ser increíble la nueva colección.
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Hasta la muerte
Misteri / ThrillerJuliana y Valentina, ahora cerca de cumplir cuarenta, viven una vida de casadas, tienen un hija y trabajos que les gustan. Aunque nada es perfecto, las cosas terminarán de fracturarse después de un ataque. Valentina muere pero tendrá una nueva oport...