DEMON [Brightwin]

two.

[Win narración]

LLEGUE A MI CASA SUDANDO Y respirando pesadamente, saque las llaves del bolsillo de mi pantalón, dificultándoseme algo debido al temblor de mi manos.

No fue hasta que estuve dentro de mi casa, ya asegurado de que ese chico no podía hacerme nada, que me tranquilice un poco. Fui al baño a tomarme una de las pastillas tranquilizantes que guardaba para casos en los que me sintiera de esta manera.

Todo había pasado muy rápido y me encontraba bastante confundido, ¿Todo había sido mi imaginación? ¿O realmente esa persona, o cosa, existía de verdad?

Las posibilidades de que todo hubiese sido una alucinación eran altas, en caso de que todo hubiese sido normal podría pensar que ese chico era alguien que se había quedado ahí encerrado hace años, pero ¿Hacer desaparecer un objeto? ¿Desaparecer el mismo? Eso realmente no era muy creíble.

Decidí pensar que habían sido las bebidas alcohólicas que me había tomado un rato antes de entrar en el hospital, y aunque no me encontraba para nada mareado, prefería creer que fue eso.

Subí con cuidado las escaleras, escuchando la madera crujir ante mis pasos, esta casa era bastante vieja y siempre hacía eso cada vez que las pisaba, lograba asustarme bastante cuando todo estaba en silencio, sobretodo en la situación que me encuentro ahora.

Cuando entre a mi habitación fruncí el ceño confundido, no recordaba haber dejado la ventana abierta, de echo creo que se había mantenido cerrada durante todo el día. Aleje esos pensamientos para evitar asustarme por nada y pensé que pudo haberla abierto mi madre antes de irse de casa.

—Joder, que frío— Me queje en un susurro después de cerrar la ventana, al parecer llevaba un tiempo abierta y había logrado enfriar todo el cuarto.

Me quite la camiseta y los pantalones y camine hacia el baño de mi habitación para quitarme el maquillaje de zombie cutre que me había hecho Gun para Halloween.

Maldecí intentando quitarme la herida falsa con papel y pegamento de mi mejilla, ¿En que momento se le había ocurrido a Gun ponerme esto en la cara?

Enjagüé mi cara una vez que había terminado de quitármelo todo y volví a la habitación para ponerme el pijama calentito, me hacía falta en estos momentos, teniendo en cuenta que estaba solo en ropa interior una noche de otoño, casi invierno.

—Oh, vamos ¿Tenías que ponértelo?— Me sobresalté cuando escuché de nuevo esa voz, justo había terminado de vestirme.

—¡Mierda!— Giré frenéticamente buscándolo, finalmente lo encontré en una esquina del cuarto, de pie, mirándome fijamente con una sonrisa divertida.—¡O-oye, no puedes estar aquí!

—Claro que puedo, de echo, ya lo estoy— Arrugue la nariz por su forma de vacilarme.

—Da igual, vete, ahora.— Ordene— No sé que o quién eres ni que haces en mi casa, pero como no te vayas ahora mismo llamaré a la policía.

—Llama si quieres, ellos no pueden verme, te tomarán por loco y te llevarán a un manicomio, te joderías tu vida tú solo.

—¿A que te refieres con que no te pueden ver?— Pregunté algo confundido.

—¿Has oído hablar alguna vez de los demonios? Esos seres que habitan en el infierno, con piel roja, unos cuernos grandes, con cuerpo musculoso y cabeza deforme— Asentí suavemente— Bueno déjame decirte que no son así.