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—Vámonos —ordenó Basil dándose la vuelta, pero Percy había visto la verdad en su rostro en cuanto una sonrisa torcida se llenó de vida en sus facciones endurecidas.
«Es perversa», pensó Percy.
Se estremeció en cuanto la chica lo tomó del codo y decidió arrastrarlo lejos del alcance de Grover y la mirada iracunda de los campistas.
Al mirar hacia atrás, notó como es que su mejor amigo, el chico al que apenas y reconocía con sus patas cabrunas, los observaba con una cara extraña y llena de perplejidad. No cabía duda que Basil era una chica irracional en cuanto a sus acciones. Nunca se sabía cual sería su próximo paso, pero raramente, Percy deseaba sumergirse en aquella jungla llena de obstáculos.
Necesitaba desentrañar la anomalía que Basil parecía representar. Sus manos picaban con la sola idea de averiguar sus más oscuros secretos, ¿sería tan dura cómo todo el mundo creía que era? ¿Sus habilidades, su descendencia y fuerza eran tan implacables cómo demostraba? ¿Había algo más qué frialdad en su interior?
Necesitaba saber todo sobre ella, y sin darse cuenta, Percy empezó a preguntarse demasiadas cosas sobre la mestiza.
No tenía idea de que aquello desembocaría en una necesidad mucho más que "común".
(…)
—¿A dónde vamos? —preguntó un confundido Percy, mientras era arrastrado entre los matorrales y árboles frondosos del bosque— Nunca había venido a esta parte del bosque.
—Esa es la idea —farfulló Basil—. Que nadie vaya hacia donde nos dirigimos.
Siguió arrastrándolo, sin importarle como Percy parecía batallar para seguirle el paso; sus zapatos trastabillaban y se enganchaban en todo tipo de ramas y raíces que lo obligaban a saltar antes de caer entre el fango y el polvo. Basil podía ser muy disconsiderada cuando le apetecía.
—Aquí —Movió una gran cantidad de ramas, revelando un bonito arroyo del que caía una mediana cantidad de agua cristalina—. Es aquí donde veníamos.
Soltó su brazo y dio pasos largos, agachándose ante el agua limpia y deshaciéndose de la suciedad que envolvía sus brazos después del intensivo entrenamiento que había tenido horas atrás. Desató los mallones de sus brazos, quitando las manchas de sangre y desprendiendo las costras más viejas con dedos ágiles y rápidos. Odiaba ver protuberancias en su piel, pero con el trabajo que siempre parecía consumir su tiempo, no tenía más opción.
Gajes del oficio.
—¿Qué lugar es este? —preguntó un asombrado Percy, mirando como las aves y grillos revoloteaban por allí, sin miedo a ninguna clase de depredador, uno de ellos el más grande de todos; el humano— Parece tan…
—¿Etéreo? —preguntó en un murmullo, mirándolo de reojo y notando su maravillosa expresión de perplejidad— No existía hace diez años.
Percy frunció el ceño extrañado.
—¿Y cómo es que está aquí? Parece que nunca fue tocado por la mano humana.
—Porque ningún simple mortal había pisado este pasto —admitió adormilada, desenredando su cabello oscuro con un ademán de manos y jugueteando con el agua—. Quise un lugar para mí misma desde que empecé a notar que nunca tenía mi espacio, así que estuve averiguando un poco. Hice algunas llamadas, moví algunas influencias… y al final, logré que algunas ninfas acondicionaran el lugar… para mí.
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¹El secreto Fairchild
Fanfic«Me abandonó por ti». Abandonada a las afueras del campamento mestizo cuando tenía solo dos años, creció con aquel vacío que todo semidiós llegaba a sentir en algún punto de su vida. ¿Qué pensarían si les dijera que es más especial de lo que aparent...