El Cajón del Príncipe

VI

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CABALLEROS DE GRYFFINDOR, PARTE II

Severus Snape, Sirius Black y James Potter.

La nube de espesa niebla era un gran impedimento para su vista y los árboles a su alrededor, altos e imponentes no hacían más que oscurecer todo a su alrededor, se escuchaban a de vez en cuando algunos choques entre hechizos, la luces de estos mismo lograban que él se alarma de sobre manera pensando que tendría a alguien atacándole en cualquier momento.

Su varita se encontraba firmemente sostenida por sus delgados y gráciles dedos, sus pies avanzaban en lentas, y casi imperceptibles, pisadas que le habría paso a través de la oscuridad. A su espalda una rama se quebró, Severus giró con rapidez lanzando un hechizo desarmador hasta el punto de donde había escuchado el ruido, para su sorpresa, un escudo de un sorprendente y brillante gris (que reconoció casi al instante fue levantado) fue levantado, logrando desviar su hechizo.

—¿Sirius?

La figura alta de Sirius apareció tras la niebla, su túnica escolar había desaparecido en algún punto, su camisa estaba sucia y rota al igual que sus pantalones, su cabello atado en un desastroso chongo había tenido sin duda mejores momentos. Su rostro estaba sonrosado, seguramente por el cansancio, y tenía un poco de sangre escurriendo por su frente.

—¿Verus? — jadeo el muchacho.

Severus se lanzó a los brazos del sangre pura sin dudarlo, el más alto de ambos lo sostuvo con la expresa delicadeza que siempre tenía con él, sus frías manos con ostentosos anillos acunaron su rostro mientras que sus ojos le recorrían por completo buscando alguna herida en él.

—¿Estás bien? ¿No te han hecho nada? —preguntó en un murmullo.

Severus negó con su cabeza.

—No me he topado con nadie. — le tranquilizó — ¿Qué te ha pasado a ti? ¿Dónde está James? ¿Y Lily? ¿Wormtail? ¿Moony?

La última vez que los vio a todos fue cuando se adentraron al bosque prohibido huyendo de los mortifagos. Severus iba junto a Lily y Remus cuando varios hechizos comenzaron a lanzarse a su dirección, no tuvieron más opción que separarse, estaba solo desde ese entonces.

El rostro de Sirius se volvió sombrío y Severus supo que algo grande había pasado, su corazón comenzó a palpitar con furia en su pecho y un revoltijo incómodo apareció en su abdomen.

—Nos cruzamos con mi prima Bellatrix en algún punto del bosque. — comenzó Sirius. — La acompañaban los hermanos Lestrange. Las cosas se pusieron feas Sev, Bellatrix estaba empeñada en querer asesinarme y apenas podía contra ella, James estaba muy ocupado con los dos Lestrange como para ayudarme, y me descuide. — los ojos grises de Sirius se llenaron de lágrimas — Bellatrix me lanzó una maldición asesina... Yo solo cerré los ojos esperando, pero nunca llegó y el cuerpo de Peter cayó en frente de mí. Él se interpuso entre la maldición, la recibió por mí y yo solo...

El sollozo que salió de los labios de Sirius fue tan desgarrador que le rompió aún más, Severus lo envolvió en sus brazos y lloró en silencio junto a Sirius. Peter estaba muerto, su cadáver tirado en algún lugar de ese maldito bosque como si no fuera nada. Se permitió llorar de rabia y pena por su mejor amigo.

Peter había sido su escape en muchas ocasiones, ambos eran un equipo increíble, lo habían demostrado en más de una vez y en varios aspectos: la cocina, las bromas, pociones. Ahora todos serían sólo dolorosos recuerdos, jamás volvería a ver la brillante sonrisa de Wormtail otra vez, todo gracias a Bellatrix Black y el maldito Lord Voldemort.