VII

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DARK EYES

James Potter y Severus Snape.


Los ojos de James estaban fijos en la cabellera pelirroja sentada a solo dos mesas de distancia, Lily conversaba amenamente con sus amigas sobre cosas que él no alcanzaba a oír del todo. La chica pronto se giró hacía su dirección y se percató de la mirada que le dedicaba, ni siquiera intentó disimular, de todas formas, ya lo habían pillado con las manos en la masa. La pelirroja suspiró, con lo que de lejos se notaba podía ser exasperación, y con su mano le hizo un gesto para que se acercara.

James no perdió tiempo y entre tropiezos salió de su asiento para llegar hasta el lado de la chica, Lily le hizo un espacio en el banco para que se sentará, James acató la muda orden.

—¿Y bien? — preguntó ella.

—¿Bien qué? — preguntó de vuelta.

Lily alzó sus cejas por el tono brusco que había usado para responderle, inmediatamente James se apresuró a murmurar una disculpa hacía la chica.

—Llevas quince minutos mirándome, así que dime. ¿Qué es lo que quieres preguntarme?

James dudó unos segundos antes de preguntar.

—Me quieres, ¿verdad, Lils? —comenzó el miope.

—Uhm, bueno sí, pero no entiendo...

—¿Harías lo que fuera por mí? — volvió a preguntar con inocencia.

El entrecejo de Lily se frunció al entender un poco la situación.

—¿Qué es lo que quieres James?

—Que me presentes al chico de bonitos ojos oscuros que estaba contigo hoy junto al lago...

Lily se quedó en silencio intentando recordar, estuvo así al menos diez segundos que James encontró eternos, los ojos de la muchacha se abrieron más de lo normal cuando su memoria funcionó.

—¿Y bien? ¿Él está soltero? ¿Le gustan los chicos con anteojos? —preguntó ansioso a su amiga. — He escuchado por ahí que a algunas personas les parecen muy sexis los anteojos, quizá a él también le parezcan...— divago un poco.

Lily comenzó a negar con la cabeza, su expresión seria preocupó un poco a James, ¿acaso al Hufflepuff de bonitos ojos no le gustaban los anteojos? James podía quitárselos si es que él se lo pedía, probablemente chocaría con todo a su alrededor, pero valdría la pena si al menos puede obtener un beso caliente del muchacho.

—No, James...— el miope quiso interrumpirla para preguntarle exactamente a qué se refería con "no", pero su pelirroja amiga le dio aquella mirada que le hacía temblar como gelatina y prefirió dejarla hablar. — No te quiero cerca de él ¿entiendes?

James frunció el ceño ya totalmente perdido.

—¿Por qué no? ¿Te gusta o algo?

—Severus es un chico increíblemente dulce y ha pasado por tanto, no quiero que lo lastimes solo porque quieres quitarte la calentura de encima. — abrió la boca claramente ofendido. — Te conozco desde hace 7 años James y jamás te he visto en una relación que dure más de una semana. — Lily comenzó a recoger sus pertenencias, guardándolas distraídamente en su morral —. Severus está fuera de tu alcancé, acéptalo y supéralo.

La chica dio por terminada la conversación en el momento que se levantó de su asiento, ella se despidió con un ligero gesto y desapareció por las puertas de la biblioteca. James gruñó con frustración mientras dejaba caer su cabeza en la superficie de madera en un sordo golpe que llamó la atención de más de algún estudiante en el lugar.

El Cajón del PríncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora