𝑝𝑙𝑒𝑎𝑠𝑒 𝑖'𝑚 𝑑𝑜𝑤𝑛 𝑜𝑛 𝑚𝑦 𝑘𝑛𝑒𝑒𝑠

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La reunión a través de zoom fue muy de improvisto por lo que mi ropa era no tan adecuada para el contexto, la ola de calor por Buenos Aires en conjunto a los cortes de luz me tenía prendida fuego. A pesar de ser un encuentro exclusivamente para el amistoso de la semana del 20 de marzo se suponía que era rápido, así que la ropa era básicamente un simple detalle.

Causaba ternura verlo acomodar la cámara cada minuto, "Perdón pero no entiendo nada de tecnología" se disculpaba tan correcto y no quería hacerlo notar pero no podía evitar morderme el labio cuando miraba esa cara por la pantalla sus ojos marrones, el pelo entre enrulado y despeinado, ese lunar en la mejilla, cada facción nueva que descubría se volvía una obsesión para mi por lo que me daban unas ganas tremendas tenerlo acá conmigo. Sin embargo, aquellos pensamientos se vieron afectados cuando mi superior Scaloni, me pregunta "¿Estás de acuerdo?", sentí por mi cara un calor de esos que ya sabes que estás toda roja y por pensar pajereadas justamente no escuche lo importante de la reunión, "Si escuche, perdón, ahí apago el aire con el ruido..." levantándome rápido de la silla busque el control sin darme cuenta que la cámara me apuntaba la cintura con un primer plano del short de pijama cortito que servía para calmar aquel calor infernal que sucumbía en la capital. De igual manera seguía sin prestar atención, debería ser ilegal que Pablo con simplemente una cara seria asintiendo o acotando lo más mínimo lo que su amigo tenía para decir era el hombre más perfecto del mundo.

Pablo

Odiaba estas reuniones porque la tecnología y yo grandes compañeros no somos, siempre tenía destacado en mi celular los mensajes de mi hija explicándome paso a paso para ingresar a esos "meetings", pero en estos momentos la concentración y tranquilidad se vieron al menos un poco complicadas.

Verla con esa ropa informal de entre casa me mataba, la remera blanca escotada y en ese momento que se le vio el short, me hizo dar cuenta de lo mucho que la extrañaba, las vacaciones y el hecho de volver con la sub-17 alejo esa complicidad que teníamos en el mundial o en la Copa América.

En esos pensamientos mi celular vibra, era un mensaje de Lionel

"Deja de mirarla así que la vas a ojear pobre piba"

Me rio con aquellas palabras y el también, podíamos verle la cara de confundida al notar que estábamos sonriendo entre nosotros, Lionel abandona la reunión sin antes decirnos "Pablo necesito que se queden un poco mas con la reunión y le pases algunos detalles de como nos vamos a manejar, ahora estoy bastante ocupado" pensé en que no podía ser mas guacho ; "Si, no tengo problema, ¿vos?" y ella asintió contenta

Mientras seguíamos ultimando distintas cuestiones del trabajo, deseaba que esta reunión no terminara, hasta que me descoloca su voz diciéndome "Y...extrañas estar con nosotros?", su pose cambio, la mano de ella apoyada en su cara hacía que el escote dejara escapar las curvas de su pecho, "Al gringo no pero a vos sí" ya fue, "No te creo la verdad, no me hablaste nunca Pa", ¿Pa? Chau, estoy muerto, si me costaba hilar mas de una oración cuando la tenía presente ahora mismo mi cerebro me abandona dejándome como un completo idiota, chica de 26 doma hombre de 43.

"¿Te comieron la lengua los ratones?" Dijo en un tono travieso, perfecto si ella quería jugar...juguemos

"Mira pícara, no me comió la lengua ningún ratón...estoy pensando que decirte para no desubicarme"

"Y pero yo quiero que te desubiques...sino para que me puse esta ropa si no me ibas a decir nada"

Me reí pasando mi mano por la cara, me tenía acorralado y ya ni el aire acondicionado podía salvar el calor que me estaba haciendo pasar. Siempre fui un hombre bastante derecho o más bien intente serlo, el divorcio y el estrés de pasar a entrenar pibitos con mi amigo a llevar en nuestros hombros la selección mayor, ni hablemos de los quilombos internos, el juego de egos, y la lista sinfín que el fútbol y sus negocios turbios tenían para ofrecernos, pero en el momento que ella piso las oficinas fue una bocanada de aire fresco, si es verdad que lo joven hacía que me acobardara de una manera atroz, ¿pero que podía hacer? ¿ella fijarse en mi? De vez en cuando practicaba algún diálogo en el auto para sacarle una risa, de esas que se quedan en el cerebro rebotando dándote una dosis de serotonina, a veces trataba de animarla cuando el gringo se ponía insoportable y me venía perfecto porque eso era habitual.

° One Shots ° - Scaloni - AimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora