CATORCE

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Hoy iniciaba un nuevo trabajo, tenía veintiséis años. Han pasado casi nueve años y Namjoon nunca supo nada de Yoongi o su niño, seguro ya estaba cursando la primaria, se había perdido nueve años de la vida de su niño.

A los dieciocho no paso mucho tiempo para que Jeongyeon, su psiquiatra, le permitiera retomar sus estudios, ahora ya titulado de pedagogía llevaba ya más de un año trabajando en un colegio privado casi de lujo sin contar el tiempo de sus prácticas.

También se había logrado independizar por fin, mientras estudiaba con su beca busco un trabajo por las tardes y otro por las noches ya que le costaba dormir y prefería mantener su cabeza ocupada a pensar en su bebé, aunque aún ocupado pensaba en él.

Siempre pensaría en él.

Al inicio se mudó a un cuartito pequeño, no había querido llevar cosas de las que le había comprado su padre, aún le quedaban sus ahorros en esa tarjeta destinada a Jungkook así que con eso inicio una nueva vida.

Junto a su abogada Jisoo en estos años habían recabado mucha información a cerca de lo que pasó esos días logrando que se habrá un caso apesar de que no se sabía del paradero de Yoongi. Jisoo era muy buena abogada y esos días ella y Jung Hae-in su pareja alfa se habían hecho sus amigos cercanos.

Hoy iniciaba un nuevo año escolar tendría nuevos niños a su cargo, irónicamente le tocaría enseñar a niños pequeños de la misma edad que ahora tenía su cachorro.

Cuánto extrañaba a su bebé.

Su lobo no se había presentado desde esa vez, se desconecto de su parte animal a partir del suceso, después de haber perdido la mejor parte de él.

Ahora estaba en el salón de clases, ordenando todo, había escrito en el pizarrón su nombre y un mensaje de bienvenida "Maestro: Kim Namjoon" "Bienvenidos a un nuevo curso" con alguno dibujitos, solía preparar una pequeña bolsita con cositas para sus alumnos así que las dejo en las carpetas de cada uno.

Era muy temprano aún, así que no habían niños aún en el lugar más bien estaban otros maestros en sus respectivas aulas probablemente haciendo lo mismo que él.

—Buenos días Nam— le dijo su amigo Jackson —¿me extrañaste?— preguntó alegre de ver otra vez a su amigo y pasando al aula sin pedir permiso.

—Hey ¿Que haces aquí tan temprano? ¿Ya terminaste de enrollarte con aquel alfa?— pregunto burlón al otro Omega.

—Oye, respetame.

Namjoon sonrió, Jackson era un buen amigo que había hecho retomando sus clases presenciales, era un Omega muy amable que debido a las noticias sabía de él, de hecho por ser hijo de uno de los alfas más ricos de la ciudad todos sabían lo que le había sucedido pero a diferencia de los demás Jackson había sido muy amable, llegando incluso a ayudar cuando el lo necesitaba. Él y su aún novio Mark, un alfa que ahora era un policía.

—¿Qué has hecho estos dias Nam?

—Lo mismo de siempre, ya lo sabes, me reuní con Jisoo como siempre, fui a meditar, también busque en las estaciones de policía donde se burlaron de mi y demás, lo mismo de todos estos años llore por mi hijo— enumero Namjoon con una sonrisa muy poco sincera.

—Creo que nunca habrá palabras para decirte al respecto pero como siempre, cuenta conmigo para lo que necesites amigo.

—Gracias Jackie, ¿como va todo con Mark?

—Oh, olvide comentarte, ahora trabajará en el estación central de la policía de Seoul, se que con eso lograremos ayudarte en lo que se pueda, dijo Mark que quería pedir tu caso.

—Agradecele de mi parte, gracias por ayudarme con todo esto— menciono Namjoon conmovido por qué sus amigos pensaban en ayudarlo.

—No te preocupes Nam, ya te dije que te ayudaríamos en lo que estuviera en nuestras manos y así será— indico él —pero nada de cosas tristes, debemos iniciar este nuevo año escolar con buen humor, llenemos de conocimiento las cabezas esos pequeños cachorritos— dijo el muchacho bastante animado y a la par sonó la campana que avisaba a los docentes de primaria que debían esperar a sus alumnos a fuera, así que juntos y hablando de cosas sin sentido salieron del aula hacia dicho lugar.







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Estaba en la puerta con un mandil negro con bolsillos rojos, y una banderilla en su mano izquierda que indicaba el curso.

Veía como poco a poco iban llegando los padres, aún no le habían alcanzado la lista de sus alumnos solo sabía que serían veinte niños.

Suponía que los padres acercarian a su niños con él así que espero animado.

Poco a poco se acercaron más y más pequeños formando una línea detrás de él, les había pedido que se formen tomados de las manos, no quería que ninguno se perdiera.

En ese momento después de muchos años sintió a su lobo, estaba muy ansioso, y el empezó a sentirse igual ¿Qué le pasaba? Debía de recurrir a los ejercicios que Jeongyeon le había proporcionado en ese tiempo, tomo una pequeña pelotita amarilla que tenía en su bolsillo en caso de emergencia, la apretó suave y de manera constante, pensaba en número y los contaba y trataba de inhalar y exhalar.

En ese momento abrió los ojos que no sabía que había tenido cerrados, vio a un cachorro a lado de su padre omega, no quería entrar a clases era obvio, quería estar con el Omega.

—Cariño, ya es hora, debes entrar a tu nueva escuela— explicaba ese Omega al pequeño cachorro con dientecitos de conejo y ojos de Bambi.

—Omma, no, no te vayas, no quiero estar aquí— se quejo el pequeño.

—Mira— dijo el Omega señalando a Namjoon —él será tu nuevo maestro, anímate, se ve muy amable— le dijo al niño —¿Verdad que usted es muy amable?— le pregunto ahora al Omega.

—He... Si, si lo soy— trato de decir Namjoon

—¿Ya ves? ve con él Kookie, se me hará tarde.

Kookie, dijo Kookie... Kookie.

No.

No podía ser.

—Pero omma.

—No, nada de omma, debes ser el último y ya es muy tarde Jungkook. Ve con tu maestro— dijo el Omega tajante.

Sería talvez su Jungkook.

No.

Debía despertar de su ensoñación solo era otro pequeño con el nombre de su bebé.

Contó a los pequeños y si, con ese pequeño ya eran veinte niños, así que los llevo consigo a su aula.

Y ahí vio la lista, por fin habían traído esa lista.

—Chicos, tomen asiento. Me presento, soy su nuevo maestro en este curso, el señor Kim Namjoon, soy Omega, tengo veintiséis, es un gusto poder compartir mi conocimiento con ustedes, estaré aquí para ustedes para lo que necesiten, no teman preguntar, estamos aquí para aprender. Mucho ánimo.- casi recito el Omega.

—Mucho ánimo— repitieron los pequeños a coro.

Luego tomo asiento y sostuvo la lista en sus manos.

—Como una pequeña introducción quiero que se presenten, díganme su nombre y color favorito para conocernos mejor y si desean para entrar en confianza díganme que hicieron en sus vacaciones.

Los niños empezaron a presentarse de uno en uno hasta que llegó el turno de aquel niño, ese niño que lo tenía tan ansioso y confundido.


HURT • [ YOONNAM / VMON] AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora