Francia

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P.O.V Valentina Carvajal

-Mmm... ¿Qué haces? - pregunté levantando un poco la cabeza de la cama.

La noche anterior nos habíamos trasladado a Francia. Había caído dormida tan pronto toqué la cama luego de salir de la ducha. La habitación era muy parecida a la del hotel en Italia, solo que no tenía un balcón, lo cual era realmente una pena. Había llegado tan cansada que ni siquiera esperé a que la ojicafé entrase a la cama conmigo para dormirme.

Amanecí sobre mi estómago, aunque no recordaba haberme acostado en esa posición. Estaba despierta, o eso me hacía pensar la sensación de calor que recorría mi cuerpo. Mi sexo estaba palpitando y la humedad entre mis piernas era evidente.

-Buenos días, Valentina. - susurró Juliana en mi oído, su cuerpo estaba sobre el mío. Lo primero que noté fueron sus pezones presionándose tentadoramente contra mi espalda y una de sus manos separando mis labios mayores. Claro...me había quedado dormida desnuda.

Gemí hundiendo mi rostro en la almohada mientras Juliana depositaba besos a lo largo de mi espina dorsal. Sus dedos se movieron por mi sexo hasta mi entrada. Valdés bajó por mi cuerpo con lánguidos besos, hasta morder una de las mejillas de mi retaguardia. Separé un poco mis piernas cuando la pelinegra deslizó dos dedos en mi interior con lentitud.

Estaba sorprendentemente húmeda y no pude evitar cuestionarme cuánto tiempo llevaba Juliana divirtiéndose sin mí. Valdés volvió a subir, empujando sutilmente mis piernas hasta que obtuvo el espacio que buscaba. De inmediato, los dos dedos de la pelinegra comenzaron a golpear con presión aquel punto en mi interior que ella sabía podía enloquecerme.

-ah..oh dios...- susurré ladeando el rostro sin apenas levantarlo de la almohada antes de morder esta. Despertar experimentando tantas sensaciones me llevó al borde del orgasmo con rapidez.

-Quiero poner mi lengua muy dentro de ti. - susurró Juliana, un escalofrío recorrió mi cuerpo mientras gemía.

Estaba a punto de correrme, pero la pelinegra había removido sus dedos a último minuto. La sentí morder en mi hombro y jadeé moviendo mi cadera en busca de contacto. La pelinegra calmó el delicioso escozor de la mordida con su lengua antes de moverse más arriba. Ladeé el rostro hacia ella y apenas tuve que moverme cuando la ojicafé estaba acercándose a besarme.

No era la mejor posición del mundo para compartir un beso, pero pronto comencé a girarme hasta estar boca arriba. Llevé mis manos a las caderas de Valdés, levantándome de la cama hasta estar sentada con ella a horcajadas Nos besamos con abandono hasta que la ojicafé me empujó contra la cama. Antes de que pudiese saber que ocurría, ella se había movido hacia abajo y estaba separando mis piernas.

-oh...jo...- grité llevándome una mano a la boca para callar mis gemidos cuando la traviesa, escurridiza y húmeda lengua de Juliana encontró su camino entre mis pliegues. Rápidamente su boca estaba chupando mi clítoris y todo se estaba desvaneciendo a mi alrededor.

-Sácate la mano de la boca, morrita. Quiero escuchar tus gemidos. - susurró la pelinegra soltando mi nudo de nervios antes de hundir en mi interior dos dedos.

-oh...Juliana...- gemí bajando una mano a su cabello negro y mirándola. Ella me dedicó una sonrisa y volvió a chupar mi clítoris. Oh...ella era una jodida tentación en la que deseaba perderme.


****


Para cuando comenzamos a bañarnos eran las diez de la mañana. Teníamos planeado ir a la playa un rato antes de salir a caminar. Valdés ofreció ducharnos juntas y yo ni siquiera esperé a que preguntase una segunda vez. El baño era bastante grande y la ducha en cristal era todo un sueño hecho realidad. El agua cayendo por el perfecto cuerpo de la pelinegra sería una imagen difícil de olvidar.

Mimetismo (Juliantina AU)- AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora