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Entonces Maximiliano se sintió atrapado, sin saber como carajos proseguir con el plan si había alguien más.

Esa misma noche, intentó llamar a Giovanni para decirle todo, ¡Pero él no quería escuchar nada más! Se sentía tan ilusionado con el amor de Paulo, que quería más tiempo con él; conociéndolo al menos un poco más para que disque, se llevara un recuerdo

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Esa misma noche, intentó llamar a Giovanni para decirle todo, ¡Pero él no quería escuchar nada más! Se sentía tan ilusionado con el amor de Paulo, que quería más tiempo con él; conociéndolo al menos un poco más para que disque, se llevara un recuerdo. Tan así, que literalmente le cortó, el muy descarado.

Al otro día, Maximiliano bajaba utilizando las ropas holgadas de su gemelo. Jamás se acostumbrará a usarlas, pero era bueno aprovechar. Apenas llegó, vio a Lautaro preparando el desayuno; calentando el agua para el termo, terminando de sacar del horno las facturas caseras, y toda esa cantidad de proteína que le dejaba pensando en si su metabolismo lo quemaría rápido para no salir de esa misión rodando.

—¿Te hablabas con alguna novia del campamento vos? Te quedaste medio tarde y como no te levantaste, Leandro se fue con Camila afuera, estaban hablando del laburo. — informó el alfa moreno, sirviendose mate mientras miraba al menor.

Porque sí, con lo que habló su padre en el auto, se enteró que trabaja en una empresa dónde se dedicaban a la arquitectura. Realmente habían formado parte de unos monumentos muy elaborados, preciosos a la vista y a su vez, importantes. Asique seguramente Camila le haría campaña para incrementar más las ganancias, conseguir empleados, y todas esas cosas de adultos.

Maximiliano ni siquiera respondió, solo tomó una medialuna de la mesa y salió en busca de su padre. Bueno, lo hubiera hecho si la maldita puerta no costara tanto en abrirse. Solo había que darle un empujón, pero parece que lo olvidó.

Había terminado murmurando incoherencias dentro de la casa sobre no sentirse preparado, o que eso iba salir muy mal. Al menos, hasta que una fornida figura se acercó por detrás, tomándolo desprevenido.

—¿Qué te pasa, mamerto?

—¡Lauti!, ¡Me diste escalofríos!

—Pará, pará, ¿Te di escalofríos? Déjame de joder, nene. — bufó el alfa viéndolo incrédulo. —¿Seguro que no le querés decir nada a tu padrino? Porque Alma no se acerca a vos, estás callado teniendo cagazo de decir algo mal, y encima tu actitud es distinta. — Lautaro cruzó sus brazos con la mirada llena de pánico del menor en él. —Imaginate, de la nada sos re limpio y ordenado, ¡Te conozco desde que sos un poroto, y vos sos ma' sucio que Rodrigo! Y eso no es todo, encima usas expresiones como "¡Me diste escalofríos!"

claramente él estaba nervioso, por eso debía buscar una excusa y rápido. —Cambié bastante en el verano, toro. Solo es eso. — se justificó, apretando la playera azul que traía.

—Te juro que si no te conociera tanto, diría que sos como...— hizo una pausa, pensando si era adecuado decirlo. —...Nah, debe ser imposible.

—A otra persona. — dijo el teñido. —A eso te referís, ¿No? ¿Como si fuera Maximiliano?

JUEGO DE GEMELOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora