Hace mucho tiempo en un mundo llamado Jeldun, un mundo lleno de magia fascinante y de seres fantásticos tanto como maravillosos. Un mundo pacífico y lleno de vida que vivía en paz, con bosques, océanos, ríos, montañas, cavernas que tenían criaturas tan bellas dentro de ellas como lobos, ciervos, alces o criaturas más fascinantes como Zaurios y Dragones de toda clase de tipos. Dentro de este magnífico mundo y dentro de una de las regiones ubicadas cercanas al norte y abarcando una parte central de Jeldun cuyo nombre era conocida como Taitoh, llena de bosques grandes y pequeñas praderas. Vivía un chico, un joven humano, de dieciocho de edad aproximadamente, piel bronceada, cabello negro algo largo y un tanto ondulado con rulos forados, ojos azules de tono oscuro, mentón marcado y un par de cicatrices, una en la ceja izquierda de forma vertical y otra pequeña en su mejilla derecha en forma horizontal, aunque ambas eran casi in notorias. Este chico se encontraba viviendo en una cabaña hecha de madera, con un puesto de herrería que se encontraba en funcionamiento gracias a este chico, cuyo nombre era el de Alef Krel.
El chico se encontraba dando le forma a una espada común, dando le golpes contra el yunque provocando que el chocar del acero fuera lo que adorna el alrededor de la cabaña, que se encontraba ubicada cercana a un reino grande ubicado a no más de veinte kilómetros cerca de su posición. Alef pensaba que ese día sería un día cualquiera, o al menos uno tranquilo, pero en medio de sus labores escucho una voz de un hombre de edad mucho mayor a la de él, sonaba grave y algo vieja.
El chico giro para ver lo que estaba pasando, encontrando se con el hombre que aparentaba tener entre cincuenta y sesenta años, portando ropas de un campesino trabajador; Alef dejo sus cosas para acercarse al tipo recepción de su local para atender al hombre.
-¿Puedo ayudarlo con algo? ¿busca una espada o alguna otra cosa? -pregunto en chico con un tono tranquilo y atento.
-Si necesito una espada, pero... no del modo que piensas joven, vengo buscando a una persona cuyo nombre es desconocido, pero todos de los alrededores lo conocen como el cazador del norte
Respondió el hombre a lo cual hizo que Alef levantara sus cajas sorprendido, pues él sabía quién era dicha persona portadora de aquel apodo.
-Espere aquí un momento por favor
Dijo el joven humano para dejar la recepción y el pequeño local para subir unas escaleras un tanto ocultas de la vista de los clientes, subió por estas para llegar a la parte de arriba de su casa que era básicamente lo que cualquier casa necesitaba para ser un hogar; una sala, comedor, cocina, recamaras y demás. Alef tomó rumbo a esta última para entrar en su recamara, ubicada junto a otra, su habitación era la más grande de la casa contando con tres camas individuales, aunque una de estas parecía estar vacía desde hace ya bastante tiempo.
Alef se acercó a un armario para así abrirlo y mirar por un segundo la ropa que se iba a colocar, era un pantalón negro de tela de buena calidad y una playera del mismo material del mismo color, encima se colocó una especie de armadura que se notaba ligera pero que servía para resistir algunos golpes de armas contundentes, esta cubría todo su torso y algunas partes le llegaban a los muslos protegiendo los, además de que contaba con hombreras y un espacio en el delante de los hombros, así como de los codos, dejando ver su piel; además se colocó encima una capa que contaba con una capucha, dicha capa tenía el color negro como base pero con algunos adornos en amarillo en el borde de esta.
Una vez que el chico se vistió bajo nuevamente a la recepción de su local para preguntar sobre la necesidad de aquel hombre.
- ¿Entonces que necesita? -pregunto.
-Vera... hay un grupo de gente que ha estado hurtando y extorsionando a mi familia... nos amenazan para que les entreguemos nuestras cosechas y ganado... llevamos meses así y los soldados no han hecho nada para llevar el caso -dijo el hombre en un tono un tanto desesperado e impotente.
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Guerreros de Jeldun: Orígenes
FantasyEn la maravillosa tierra de Jeldun, se desatará el mal proveniente de una región que parecía haber sido olvidada por el tiempo mismo. Para detener dicho mal, solo el pasado tiene la solución para combatir lo y el grupo llamado como los guardianes de...