Jeady se largo por ser una estúpida siguiendo a un idiota como lo es Jason Warn. Estuvo dispuesta a dejar su trabajo en uno de los mejores despachos de Unida para irse a comenzar de nuevo con ese estúpido zorro que no le va a dejar nada bueno en la vida. Pero Jeady es una tonta que permitió, al renunciar, que alguien más ocupara su puesto y llegó ésta niña llamada Harmony. Es una aprendiz de abogada que estudió en la Universidad de Unida y que desea convertirse en la mejor en su profesión. Pero es una ingenua pues los depredadores no puede ser más que nosotros las presas porque ellos no... Ahora que tienen derechos y privilegios no puedo decir esas cosas. Los depredadores han demostrado tener habilidades para varios desempeños importantes. No lo puedo negar, aunque yo quiera. Jason era bastante inteligente.
Harmony desde el primer momento demostró entusiasmo y emoción. Dijo que deseaba ser de mucha utilidad en lo que fuera. El jefe la asignó conmigo para que me encargara de provocar su renuncia y así me dispuse. No iba a permitir que ocurriera lo mismo que pasó con Jason. Pero Harmony, al igual que Jason, era obstinada. Nada de lo que hice o dije la afectó lo suficiente como para bajar su desempeño o sus ganas de trabajar. Todas las mañanas ella ya estaba lista para comenzar. Atenta, dispuesta, colaborativa. Harmony era perfecta, pero yo no lo iba a permitir e hice que algunos documentos, firmas o entregas suyas fueran afectadas para que el jefe le llamara la atención. De todas esas veces, Harm, en vez de caer derrotada, se levantaba y lo volvía a intentar. Parecía que nada la podía detener. Traté por todos los medios posibles para lograr que se fuera, pero ella era obstinada y perseverante.
Sin embargo, un día todo eso cambió. Llegó a la oficina temerosa, temblando, parecía que había llorado bastante. Esa mañana no pudo concentrarse. No le pregunté qué le sucedía, pero descubrí una pequeña marca en su brazo donde parecía que el pelaje se había arrancado con fuerza y tenía una cicatriz bastante reciente. No dije nada, probablemente se la había ganado por ser depredador. Pero los días que siguieron a ese, ella parecía empeorar. Había marcas en sus brazos que, en realidad, nunca trató de ocultar. Es probable que le diera igual si las veíamos o no. A veces en su cuello o en sus piernas tenía las mismas marcas. Se notaba que le dolían bastante, pero jamás dijo nada hasta que una mañana no llegó a tiempo al trabajo. Cuando por fin entró a la oficina, el jefe la retuvo en la puerta y le ordenó que se marchara pues había llegado tarde y no tenía permiso para entrar. Mientras ella era reprendida, note que la manga de su sudadera estaba vacía y que escondía su brazo debajo del abrigo. Harmony salió de la oficina y se fue tratando de ocultar como se sentía en realidad.
No quise preocuparme por eso, sin embargo, todo ese día pensé en ella. Por más qie traté de evadirla, ella seguía rondando en mi cabeza. ¿Qué le habría ocurrido?
A la mañana siguiente llegó temprano al trabajo sin una pizca de brillo y entusiasmo de siempre. Parecía perdida en sus pensamientos, pero estaba atenta a cualquier orden. Ese día llevaba una sudadera tan ancha que no pude distinguir si tenía algo en el brazo pues todo ese día trabajó sin preocupaciones. Parecía que su emoción y ánimos desaparecían con cada día que pasaba y de pronto me descubrí a mí mismo ofreciéndole café, té y algo de comer para que se animara y, por su puesto, no funcionó. En una ocasión llegué demasiado lejos incluso para mis propias reglas y la invité a comer algo en la cafetería. Yo sabía lo que dirían en la oficina sobre mí y mi actuación, pero no... supe que no podía dejarla sola. Sin embargo, Harmony no acepto y dijo que no tenía hambre. Aún así, le llevé unas barras de dulce para que tuviera algo para comer. Aunque no las rechazó, tampoco las tocó. Estaba preocupado por ella, pero al mismo tiempo no quería que los demás lo vieran y comenzarán a sospechar que algu sucedía entre nosotros.
En una ocasión que salí de trabajar, la vi caminando sola por la calle hasta ña estación del subterráneo. Parecía bastante cansada, así que me acerqué para ofrecerle llevarla a algún punto cercano a su casa, sin embargo, me retracté de mi decisión. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué deseaba ayudar a un depredador? Hice lo posible porque Jason Warn se largara del despacho y, aunque funcionó, Jeady se fue con él. Ahora sé que Gregory Warn falleció, fue noticia de luto lo cual me pareció absurdo, pero al mismo tiempo... Yo no comprendía por qué estaba actuando así, dándole apoyo a los depredadores cuando ellos eran un peligro para la humanidad.
Me alejé de donde ella estaba y seguí mi camino hasta mi casa, pero antes de perderla de vista por completo, descubrí que unos cerdos y unos elefantes la rodeaban. Sabía qué significaba eso. Detuve mi auto al instante y salí corriendo para detenerlos. Cuando llegué, ellos la estaban pateando en el suelo mientras se cubría de los golpes. Les grité y los aparté a todos para liberarla. La tomé en mis brazos y la llevé a mi auto mientras Harmony sollozaba en voz baja temblando. La recosté en el asiento trasero de mi auto y la llevé de emergencia a un hospital. Tenía varias fracturas en las costillas, su brazo estaba roto y había sido herida con un cuchillo bastante afilado. En ese instante supe qué era lo que estaba pasando. Harmony estaba siendo agredida por ese grupo de animales siempre a la salida del trabajo. Ella no los conocía, pero parecía que ellos sí. Harmony, después de ser humillada y herida, regresaba a su casa, se limpiaba los cortes y curaba sus fracturas para actuar como si nada al día siguiente. Pero las agresiones continuaron todos los días sin falta. Pero Harm era consciente de que no podía pedirle ayuda a ninguno de nosotros ni a nadie cercano pues nadie le brindaría apoyo. Fue en ese momento cuando me di cuenta de lo indefensa que estaba en realidad. Había conseguido lo que deseaba luchando de entre millones de presas estúpidas que nunca la consideraron suficiente, peleando por ganarse un lugar en el mundo a expensas de que otros tratarían de quitarlo no por envidia, sino por ser depredador. Cuando por fin lo lograba, alguien la trataba de obligar a que dejara ese puesto para beneficio personal. Por mala suerte, ese miedo infundido en ella estaba logrando su cometido y Harmony comenzaba a considerar renunciar a todo lo que había construido pata estar a salvo. Por mala suerte, era muy probable que yo fuera uno de los cómplices en el ataque repentino de esas presas.
Cuando Harmony entró a la oficina, la oficina, el jefe me pidió consejos para deshacernos de ella más rápido que cuando Jason. Le sugerí aumentarle ña carga de trabajo y complicarle las tareas. Sin embargo, el jefe quería algo que la intimidara tanto al grado de que no quisiera ni siquiera pensar en acercarse. Era muy probable que él tomará esa decisión radical sin consultar a nadie porque las presas, a diferencia de los depredadores, si guardamos todavía la emoción de tener poder sobre los demás y tener razones para intimidarlos sin medidas ni justificación. Pero eso ya estaba llegando demasiado lejos. Harmony tenía heridas en todo el cuerpo y pudo haber sido fatal cualquier golpe. Y el jefe estaría más que encantado.
Mientras a ella la revisaba, yo estaba afuera de su habitación. Estaba furioso, ¿cómo se atrevía a llegar a ese extremo? ¿Por qué él estaba dispuesto a lastimarla a tal grado de no tener que mancharse las manos? Estaba en serio molesto. Pero entonces descubrí que estaba cuidando a un depredador, que había llevado a Harmony al hospital para que la curaran después de haberla evadido en la calle para evitar rumores de mí y un depredador. Entonces decidí irme de ahí. No quería seguir pensando en eso, no podía seguir pensando en nada de eso. ¿Qué dirían? Por eso Jeady se había ido, por un depredador como Jason Warn que...
Llegué a mi casa y me propuse descansar para el trabajo a la mañana siguiente. Sin embargo, no pude quitarme de la cabeza que había dejado a Harmony en el hospital y no sabía si tendría forma de regresar a su casa. No me dejó dormir en toda la noche y al llegar al trabajo apenas si sabía qué pasaba conmigo. Estaba sentado en mis escritorio, Harmony no había llegado y no suponía que ese día fuera a trabajar, pero eso no fue todo, sino que mi jefe me llamó a su oficina. Cuando recibí su mensaje parecía bastante molesto. Imaginaba la razón, incluso a mi me enfadaba, pero las medidas que él estaba tomando para evitar que otro depredador estuviera en la oficina llegaron muy lejos. Cuando entré, ni siquiera me invitó a sentarme. Me miraba tan enfadado que podía asesinarme con sus ojos. No me importaba su actitud en realidad, pero por otro lado tampoco me preocupaba la razón por la cual estaba así.
-¿Me puedes explicar qué pasó ayer cuando saliste del trabajo? -preguntó aguantándose la furia.
-No sé de qué me habla. -dije ignorando lo obvio.
-Vamos, Kyle. No juegues conmigo. Eres el mejor abogado de este despacho desde que te mandaron aquí y estás dispuesto a cometer la misma estupidez qie Jeady para irte detrás de un depredador. No seas estúpido y piensa lo que haces.
-Soy bastante racional -dije serenamente- y por eso mismo le pregunto a usted. ¿Cree que es lo mejor atacar de esa forma a Harmony sólo para echarla de la oficina?
Él cruzó los brazos y bufó recargandose en el respaldo de su asiento.
-Esos muchachos no irán a la cárcel y nadie ha mencionado nada acerca de eso.
-¿Admite entonces que ha lastimado a Harmony y que es probable que los demás sepan que ella es agredida físicamente por órdenes de usted? -dije sin esperar una respuesta coherente de su parte.
-¿Y? Al fin y al cabo, tú también querías que ella se fuera, ¿no? Así me apoyaste para deshacernos de Jason y lo conseguimos. Todos los que están allá afuera ahora mismo están de acuerdo y no dirán nada porque es lo que quieren.
-Es absurdo. Sólo piénselo, ¿por qué no queremos depredadores aquí? Por un estigma social. Ellos son peligrosos y sólo por eso queremos quitarles la poca dignidad que han conseguido a lo largo de estos años. ¿Se da cuenta también que está dispuesto a desprestigiar a su despacho con tal de no permitir que ningún depredador se siente en su oficina? Sus abogados lo apoyan así que tiene una legión entera dispuesta a sacrificar lo único que tienen para no dejar que una loba o un zorro trabajen a su lado. Entonces si ustedes logran su cometido, con el paso del tiempo ese prestigio se irá desvaneciendo hasta que nadie, ningún animal, incluso presas, dejarán de confiar en los servicios de su despacho por visible discriminación a sus empleados no sólo depredadores, sino también a las presas que apoyan el movimiento de los derechos de depredadores. Poco a poco se va a quedar sin gente para cubrir sus gastos.
Él se levantó de un salto y me señaló acusatoriamente.
-¡No vengas a defender esas mierdas, Kyle! Tu fuiste el primero en aceptar lo que fuera con tal de quitarte a Jason Warn de encima. Estuviste furioso cuando te enteraste que Jeady había huido de Unida para seguir al zorro y ahora defiendes a Harmony cuando aceptaste mis propuestas y sugerirte ñas tuyas para deshacernos de ella. ¿También lo entiendes tú, Kyle? Si ésta decisión se tomó fue en parte también gracias a ti. Tú lo permitiste, pero llevaste a Harmony al hospital ayer y un doctor llamó ésta mañana para explicarme la ausencia de una de mis empleadas por heridas graves en el pecho y cabeza. Dime, Kyle. Tú nunca has querido que te relacionen con los depredadores por la historia de tu abuelo, ¿quieres que te señalen? ¿Quieres que te digan algo? Vamos, estoy seguro que desde éste momento ellos ya te habrán señalado, pero no se atreverán a decirte nada. ¿Qué es lo que quieres que digan de ti? Eres un gran abogado conocido por tus pensamientos neutrales así que, ¿quieres que tus clientes te abandonen por seguir a los depredadores, por defenderlos?
Me quedé callado y tomé una hoja blanca junto con una pluma. Empecé a escribir y, después de firmarla, se la entregué. El jefe la lyó y se burló de mí.
-¿Estás seguro de cometer esta estupidez, Kyle? Me encargaré de que tu carrera se vaya a la mierda.
-Hágalo, me importa poco lo que usted piense.
Di la vuelta y salí de la oficina hasta el elevador dirigiéndome al estacionamiento para marcharme en mi auto. Me fui al hospital para ver a Harmony, era muy probable que siguiera ahí. Pero no me bajé del auto, me quedé sentado ahí reflexionando sobre la decisión que tomé. Acababa de renunciar a esa oficina, podía regresar a Compensa, pero llevaría tras de mí las palabras de ese rinoceronte. Tuve un desplante contra todos los que laboraban en ese despacho y nadie que me conociera me admitiría de vuelta pues yo había labrado mi fama en contra de los depredadores y estaba tirando todo eso por la borda por Harmony a quien yo... ¿En serio sentía simpatía por ella? ¿En serio quería protegerla? ¿En serio quería ser un amigo suyo? Culpé a Jeady de ser una idiota que dejó ir su trabajo para casarse con Jason, pero... Jeady se veía tan feliz y yo tan infeliz. No me refería sólo a Harmony, sino a todo lo que habia vivido hasta ese momento. Todos mis conocidos de eso entonces eran extremistas cuando se trataba de depredadores. Podían llegar a lastimarlos, a dejarlos sin nada con tal de seguir demostrando superioridad. Si me volvían a ver, al gran abogado Kyle Strongest, que eligió quedarse sin trabajo con tal de defender a un depredador todo ese gran mundo se iría abajo y todo lo que alguna vez le reclamé a Jeady sería mi perdición. Yo era un imbécil. Pero por otro lado tampoco podía dejar que Harmony se quedara sola. No sabía qué hacer pues era mi ego contra mis sentimientos de redención. Sólo pensé en una solución momentánea que, si bien no haría nada, sólo me ayudaría para calmar mi conciencia arriesgada.
Abrí la guantera para sacar una libreta y una pluma y comencé a escribir una carta de disculpa y despedida para Harmony. Le deseé lo mejor y le sugerí que se alejara del despacho, que era mejor que ella iniciará por sí sola o que buscará un lugar donde fuera más aceptada sin riesgo a que sus compañeros decidieran amenazarla de muerte. Salí del auto con la carta y entré al hospital para dejar la nota en recepción. Cuando dije el nombre de Harmony Strange, la enfermera zuricata se sorprendió, aunque parecía más bien asustada.
-La señorita Strange abandonó el hospital ayer en la mañana después sde la llamada del doctor a su trabajo.
-¿¡Cómo!? -puedo jurar que grité en ese instante y me puse en alerta- ¿¡Por qué!? ¿¡Alguien vino por ella!?
-No, ella se fue en cuanto el doctor le admitió el alta, pero parecía nerviosa y apresurada.
-¿¡Por qué no la retuvo!? ¡Ella puede estar en peligro!
-Lo lamento, pero... Los asuntos de depredadores no me conciernen.
Sin escuchar nada más salí corriendo directo a mi auto y me dirigí lo más rápido posible hasta el departamento de Harmony. Sabía que vivía con su madre, así que quise imaginar que las dos estarían juntas en casa. Cuando baje de mi auto y le pregunté a la casera sobre el departamento de Harmony, respondió que tanto su madre como ella se habían marchado ayer por la tarde sin decir nada. La cabra estaba furiosa pues las dos dejaron todas sus pertenencias en el departamento y le dijeron que podía vender todo lo que estuviera ahí o quedarse con lo que considerará. Le entregaron las llaves y se fueron sin decir nada más.
Le pregunté si no había visto algo más, algún boleto de tren, de pasaje en autobús, alguna pista, pero la cabra, harta de mí, respondió que no lo había visto ni le interesaba. Salí del edificio y me senté en la banca derrotado. ¿Qué había hecho? ¿Qué había pasado? ¿Por qué se había ido sin decir nada? Pero... ¿Por qué yo no hice nada por detener lo que pasaba? ¿Por qué permití que ésto la hiriera tanto? No había mucho que preguntarse, yo permití ese daño, yo incité los insultos y yo también los cometí. Si ella estaba dispuesta a dejarlo todo era en gran parte porque todos en el despacho nos unimos para arruinarle la poca alegría que le quedaba. Hicimos lo mismo con Jason y por eso Jeady se fue.
De pronto me vi a mi mismo llorando, desesperado por saber algo de Harmony y con una gran culpa que, yo sabía, creé yo mismo. Al día siguiente no tenía ganas de levantarme de la cama, no tenía fuerzas para nada, no quería ni siquiera pensar. Harmony rondaba mi cabeza y me preocupaba no saber dónde estaba ni si estaba bien. No sabía si sería adecuado reportar su desaparición. A pesar del tiempo y las nuevas leyes, cuando un depredador desaparecía, no era relevante a diferencia de una presa. No sabía qué hacer. Tal vez ellas tampoco querían ser encontradas y por eso huyeron. Incluso también de mí. Pero necesitaba con urgencia volver a ver a Harmony y, por lo menos despedirme de ella, pedirle perdón y saber que iba a estar bien. Estaba desesperado sin poder hacer nada. Sólo me quedaba pensar que Harmony estaría a salvo.
Cuando me levanté de la cama para ir a la cocina por un café, escuché que llamaban a mi puerta. Me asomé por la mirilla, pero no vi a nadie, así que abrí. No vi a nadie por los pasillos y en algu a otra puerta, pero a mis pies había una caja y una nota con mi nombre escrito encima. Las tomé y entré. Los observé por unos instantes. La caja era demasiado pequeña, no tan pequeña como de un teléfono y tampoco estaba pesada. Abrí la nota y leí.
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Las Cosas Serias
Ficção GeralMuchos años después de la liberación de los depredadores y la destrucción de los Distritos, la vida en las ciudades del Esquema Amista cambió. Jason Warn, hijo de uno de los depredadores afectados por la temible Masacre de Amista, se va de la ciudad...