Croissants Caseros

876 168 22
                                    

Capítulo 4:

🥐 Croissants Caseros 🥐

- ¿Hannibal?

Will llama al teléfono privado de Hannibal tal y como le dijo esta mañana que haría, en la cafetería. No sabe muy bien qué está haciendo, él nunca es alguien directo y menos cuando se trata de hombres que le gustan.

- ¿Will?

- Si... hola... Yo... - se queda callado.

- Espero que hayas tenido un buen día, Will - Hannibal se levante y cierra la puerta de su despacho.

La casa que comparte con su esposa es grande, y cada uno tiene su zona de confort, su espacio personal, una habitación donde suelen disfrutar de horas de lectura, estudio o lo que deseen en ese momento. Justo es ahí donde está, y no sabe dónde se encuentra Bedelia - ni le importa -.

- Sí, época de exámenes, ya sabes. Los alumnos están nerviosos.

- Seguro que te adoran. Si yo fuese alumno tuyo... - Hannibal piensa si fuese alumno suyo, estaría todo el día tras él.

- Si fueses alumno mío, ¿qué?

- Pues estaría enamorado de ti, Will.

Lo último lo dice en voz baja. Como si fuese inmoral, algo de lo que sentir vergüenza. Nuestras vivencias nos forman como personas, y en su caso las suyas en cuanto a relaciones homosexuales se refiere, han sido nefastas.
Sólo hubo una vez, en su adolescencia, y quedó tan roto su corazón que el día que consiguió volver a hacer que funcionara con normalidad, se dijo que jamás le volvería a ocurrir nada semejante.

Hasta ahora y este maravilloso hombre llamado Will Graham, al que lleva viendo todas las mañanas en la cafetería y con el que justo hoy han intercambiado más que frases educadas. Ha habido... interés. Bromas intencionadas. Sus teléfonos.

- ¿Enamorado de mí? Te decepcionaria. Hablando hipotéticamente, claro.

- Hipotéticamente, sí. Pero lo intentaría.

Will se muerde el labio al otro lado. Hannibal le interesa, tiene curiosidad. Un hombre apuesto, mayor que él, educado, amable, tímido en ocasiones. Will sabe que sufre aunque desconoce el motivo. Le gustaría ayudar, escuchar, estar.

- ¿Por qué me has llamado, Will? - le pregunta al ver que calla.

- Te dije que lo haría. No sé, me gusta escuchar tu voz. Tienes una voz profunda, y tu acento es... diferente - quiere decir sexy -.

- Así que si fuese mudo no tendrias interés en mí.

- Yo...

- Bromeo, Will. Desde aquí veo lo rojo que te has puesto. Dime, ¿has pensado en lo que te dije de tener una cita?

- No... es decir, ya te dije que no se me dan bien.

- Permite que te haga cambiar de parecer. Si te incómoda salir de tu zona de confort, podemos hacer lo de cada día y seguir viendonos en la cafetería todas las mañanas. Lo que - carraspea - te agradecería que vinieses un poco antes. El tiempo no perdona cuando uno es feliz, y pasa demasiado rápido cuando estoy contigo.

Es lo más bonito que nadie le ha dicho nunca. Nadie valora el tiempo que regalamos a los demás, y nadie ha valorado jamás el que Will regala.

- Te prometo que llegaré antes mañana. Y... gracias, Hannibal. Te... bueno, yo... me gustaría conocerte mejor.

Hannibal sonríe, parece un adolescente ante un primer amor. Dos golpes en su puerta le sacan del trance.

- La cena está lista, querido - Bedelia, al otro lado de la puerta.

Monotonía (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora