- Eres demasiado persistente... - musitó Cronos cuando Dante clavó su katana frente al Empire State. El ejército del titán había cercado el edificio y se hallaba apenas a diez metros de las puertas. Había campistas y cazadoras tendidos por el suelo. Clarisse había sido derrotada por un gigante hiperbóreo que la había congelado junto con su carro. Los centauros que no habían sido derrotados se habían batido en retirada, demasiado asustados como para tomar las armas.
Y sin embargo, había una persona que no iba a rendirse - Ese es mi súper poder... - respondió Dante con una sonrisa. El polvo dorado se acumulaba a sus pies en pequeñas montañitas. Con desdén pateó una espada que se deslizó sobre el asfalto hasta acabar en una pila metálica, compuesta por las armas y armaduras de sus enemigos ya muertos - Ser extremadamente pesado - una nueva horda de monstruos se preparó para intentar derrotar al hijo de Marte y fueron reducidos a cenizas por el fuego negro de la Ira de Ares - Podemos seguir así hasta que os aburráis... O hasta que te quedes sin soldados. Tú decides -
Entonces, de entre las filas de Cronos salieron dos figuras que ya conocía muy bien. La primera de ellas era la reina de las dracaneas con su armadura verde y escoltada por dos gigantes hiperboreos. La otra persona era Ethan Nakamura, con su armadura y su parche negro - ¿Creéis que vosotros podéis conmigo? - preguntó el chico mientras sacaba su espada del asfalto.
Sin embargo, una tercera persona rompió las filas. Cronos bajó de su caballo de un salto y tomó su guadaña - Yo creo que sí puedo - dijo con una sonrisa mientras se colocaba al frente de su ejercito. Dante tomó su arma con las dos manos y se preparó para saltar contra su enemigo.
Sin embargo, el sonido de cascos llamó la atención de todos. Quirón salió del Empire State, arco en mano y se situó junto al hijo de Marte. Los ojos del titán llamearon al verle. Y por un instante, todos los músculos de Dante se paralizaron. Era como si volviese a estar en el Monte Otrys, con el cadáver de Mia entre sus brazos - Hazte a un lado, hijo -
Oír a Luke llamar «hijo» a Quirón ya resultaba bastante raro. Pero Cronos lo dijo, además, de un modo infinitamente despectivo, como si tener un «hijo» fuese lo peor de lo peor - Me temo que no - Quirón respondió con un tono acerado y sereno, como siempre que se enfadaba de verdad.
Primero Dante miró a Ethan. El único ojo del hijo de Némesis brillaba con una determinación furiosa. Sin embargo, la primera que perdió los nervios fue la reina de las dracaneas. Esta se lanzó contra Quirón con un rugido monstruoso - ¡Quirón! - le advirtió Annabeth - ¡Cuidado! -
La flecha de Quirón le entró justo entre los ojos y la monstruosa criatura se volatilizó en el acto, mientras su armadura hueca se estrellaba contra el asfalto. Quirón fue a tomar otra flecha, pero tenía el carcaj vacío. Tiró el arco y sacó su espada. Dante sabía que no le gustaba combatir con ella. Nunca había sido su arma favorita. Cronos sofocó una risotada. Dio un paso adelante; Quirón removió inquieto sus patas, agitando la cola.
- Tú eres un maestro - dijo Cronos con desdén - No un héroe -
- Luke era un héroe - respondió Quirón - Uno muy bueno, hasta que tú lo corrompiste -
- ¡Idiota! - la voz de Cronos sacudió toda la ciudad - Le llenaste la cabeza de promesas vacías. ¡Dijiste que los dioses se preocupaban por mí! -
- «Mí» - advirtió Quirón - Has dicho «mí» -
Cronos parecía desconcertado. Quirón se lanzó al ataque en ese momento. Una buena maniobra: una finta seguida de un tajo a la cara. Ni el propio Dante lo habría hecho mejor, pero Cronos era muy rápido. Poseía todas las dotes de combate de Luke, lo cual ya era mucho. Desvió la estocada de Quirón y gritó - ¡Atrás! -

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ARES #5 // DIOSES DEL OLIMPO // PERCY JACKSON
FanfictionProtege a quien quieres... El momento ha llegado. Los ejércitos están listos. Cada pieza ha sido colocada en su lugar, y llega el momento de la batalla donde el futuro del mundo y de la humanidad será puesto a prueba. Quinto libro de la saga Ares.