Omnisciente
Colombia miraba toda la escena con vergüenza ajena. México se quitaba su ropa interior para luego prender un cigarro y salir al balcón de su apartamento.
–¿Que no te da vergüenza andar en bolas?– gruñó mientras se ponía una camisa holgada y abrochó su cinturón.
–¿Qué te importa?– el mexicano no había amanecido de buen humor, no después de saber que el colombiano tendría que irse por algunas semanas a su casa por su trabajo –Mierda, ¿Es en serio que ni siquiera me dejarás visitarte? Me estás cortando– se dió la vuelta para apoyarse en el marco de la puerta del balcón.
–No. Y no te estoy cortando, estúpido, de amor no se vive y yo necesito el dinero que me da este trabajo– recogía sus cosas con tranquilidad mientras ls guardaba en una maleta.
Le daba mucha pena ver que en tan poco tiempo se había tomado tanta confianza con el moreno, hasta el punto de traer su ropa y guardarla en el armario de este.
Fue un desastre total.
–¿Y por qué te estás yendo entonces? ¿Acaso no sabes cuanto te necesito?– se acercó acostándose en la cama y poniendo una mano en la maleta de Colombia, intentando evitar que este se fuera –Prométeme que me llamarás los lunes y los viernes.. por favor–
¡Dios! ¿Qué iba a hacer él sin aquella bola explosiva entre sus brazos? Sentía que no era nadie sin Colombia. El solo pensar que pasaría semanas sin ver a su novio lo ponía de mal humor.
Necesitaba besarlo, abrazarlo, olerlo y morderlo. Probarlo era uno de los mejores placeres que había descubierto después del sexo mañanero.
–No, sabes que estaré ocupado y no quiero distracciones– jaló con fuerza su maleta logrando sacarla del alcance del mexicano.
–¿No soy yo el número uno en tu vida?– hizo un puchero mientras lo miraba a los ojos. Tal vez este tiempo alejado del colombiano lo haría reflexionar y volver a su trabajo de country y tener un poco más de madurez.
No. La flojera se apoderaba de él con tan solo pensarlo. Por eso odiaba las relaciones sentimentales, odiaba tener que depender de alguien.
–¿Que no es obvio?– sonrió, sus palabras estaban cargadas de sarcasmo. Lo miró serio antes de cargar con su maleta. Tragó en seco antes de acercarse y darle un beso en la nariz y luego irse de la habitación sin escuchar ni una palabra de México.
A quien le tomó unos largos siete minutos procesar la situación y gritó frustrado un gran: "TU PUTA MADRE".
…
Colombia llegó a su dulce hogar, olía diferente, no olía al mexicano. Caminó hasta su habitación no sin antes pasar por la habitación de Venezuela y saludarlo.
–No sabes lo que pasó– sonrió de oreja a oreja, mirando a los ojos que brillaban, pero que en cuestión de segundos se oscurecieron.
–¿A quien te culiaste ahora? No me digas que fue acá, por favor– ladeó su cabeza con su ceño fruncido.
El venezolano levantó sus hombros aún con su sonrisa, ganándose un suspiro pesado por parte de su hermano.
–No sé por qué te ofende tanto.. si somos prácticamente iguales– sonrió una vez más.
El colombiano se dió media vuelta tragando en seco mientras se ponía nervioso, caminó hasta su habitación y se sentó en su cama, su gloriosa cama.
Unas cobijas que tanto extrañaba.
Revisó su celular, ignorando una de las setecientas llamadas de Estados Unidos, mirando el chat de su "hijo".
Últimamente había estado hablando mucho con Panamá, menos sobre trabajo y más sobre su vida personal y de sus sentimientos.
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Inside | ★ Mexcol
FanfictionColombia era un país que caía rápidamente hacia la desgracia, una mano ayudante podría sacarlo de apuros, pero le costaría más de lo que debería. TW: Consumo de alcohol, contenido sexual, BDSM, lenguaje malsonante. Referencias a temas sensibles; gue...