Kitsune Raiden VOLUMEN 2

Capítulo 2

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Ya era otro día, y el olor del desayuno me despertó haciendo a mi estómago gruñir... huevos con tocino.

— Buenos días maestro Fuji. —saludé dirigiéndome a poner los platos sobre la mesa—

Fuji: buenos días Rai. —respondió y terminó mientras terminaba de cocinar—

— ¿Jugo de naranja o fresas? —preguntó viendo las opciones en el refrigerador—

Fuji: fresas —dijo sonriente mientras servía la comida—

Tomé la jarra con la bebida y después nos sentamos para desayunar como todos los días.

Fuji: ¿que tal el patrullaje anoche?

Arqueó una ceja mientras daba un bocado, rodeé los ojos y suspiré derrotada, no creí que se diera cuenta.

— me escuchó salir, ¿cierto?

Fuji: salir y entrar... Ten mucho cuidado con lo que haces, podrían descubrirte.

— Los guardianes Kitsune ya no son un secreto desde lo que pasó en Kioto... Pero sí, tengo mucho cuidado con eso así que no se preocupe.

Fuji: no lo decía por el secreto, lo decía por tí. Podría pasarte algo.

— De verdad todo está bien. —respondí en tono bajo y suave para calmarlo—

Fuji: confío en tí. —contestó disminuyendo su preocupación— ¿estás lista para los exámenes de la universidad?

— si, de hecho el baile será mañana y... Quería saber si...

Esto era mucho más difícil de lo que pensé.

— Sé que debo conseguir un trabajo para costearme estás cosas y prometo hacerlo pronto, no me dará tiempo de juntar el dinero suficiente ya que yo no pensaba ir al baile pero Amanda me convenció y...-

Fuji: Rai —interrumpió haciéndome callar— puedes pedirme dinero sin problema.

— ¿Eh?

Fuji: sé que esto de la familia es un montaje para tí pero puedo actuar como verdadero padre contigo y no me molesta ayudarte con esto.

Yo estaba atónita con sus palabras cuando lo ví sacar dinero de su billetera y entregármelo en las manos.

¿Cómo era tan fácil?

A mí madre debía rogarle para que me soltara algo de plata para el desayuno de la escuela.

Fuji: compra un vestido y ve a tu graduación, estoy orgulloso de que hayas concluido tu educación en la preparatoria.

Su cálida sonrisa me conmovió... Sin pensarlo rodeé la mesa y fui a abrazarlo.

— Gracias señor Fuji, juro que se lo pagaré cuando pueda.

Fuji: Lo sé, pero tómalo como un regalo —dijo entre una vaga sonrisa—

[• • •]

Después de esa emotiva escena terminé mi desayuno, tomé una ducha y me dirigí a casa de Amanda.

Era fin de semana y teníamos planeado un día entero de compras para prepararnos para el baile de mañana...

Cuando por fin llegué hicimos lo de siempre.

Estábamos en su habitación mientras ella terminaba de vestirse y yo peinaba mi cabello que se había revuelto un poco en el camino manteniendo una charla al mismo tiempo entre ambas.