Capítulo 270

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Me despierto remolona con su cama entera para mí. Anoche tras un último asalto caímos rendidos entregándonos juntos a Morfeo. Un rayo de luz se cuela por la ventana, y alcanzo a ver parte de su silueta en la terraza que sale de la habitación. Tiene cara de concentración, lee algo del ordenador portátil y da un trago a una taza que asumo será de café. Que mono es.

Miro la hora y me desperezo con calma, luego busco la camiseta que yo misma le quité ayer y mis braguitas que también adornan el suelo.

- ¡No, joder, no!

Maldigo en voz alta.

- Me muero.

Miro la mancha roja que he dejado sobre sus sábanas y me paso las manos por la cara agobiada. No tengo nada aquí. Solo la ropa con la que vine ayer.

Me visto con prisas e incómoda y saco las sábanas antes de salir a la terraza a despedirme de él, tengo que correr a casa.

+ Buenos días, preciosa.

Cuando me escucha se gira de inmediato, recibiéndome con la sonrisa más bonita del mundo.

- Me voy a casa.

+ ¿Hey, que pasa?

- Tengo prisa.

Hago la cobra a aquel beso que quiere regalarme, y que si recibo me hará perderme en él.

+ Reinona.

- Tengo que irme, Mateo.

+ ¿Pero qué ha pasado?

Insiste contrariado.

+ Ayer estaba todo bien.

Me mira inseguro.

+ ¿Te has arrepentido?

Pregunta comedido, haciendo que se me escape un puchero. Joder, es que encima me pongo tonta.

- No.

Prometo sorbiendo la nariz y me mira confundido.

- Me bajó la regla.

Explico avergonzada sin verle a los ojos.

- Voy a lavar las sábanas en casa.

Señalo su cama deshecha.

- Y luego te las devuelvo.

Una carcajada se le escapa.

+ No seas tonta.

Besa mi frente dulcemente.

+ Me has asustado.

Confiesa.

+ Deja eso allí que ya me ocupo yo.

Me quita las sábanas, lanzándolas lejos.

+ Y quédate conmigo, que voy a llenarte de mimos.

Atrapa mi cara con sus manos y estampa sus labios en los míos.

- Necesito compresas.

Murmuro.

- O tampones.

Me vale el qué, pero no tendrá una solución aquí. Eva aún es muy pequeñita.

- Y cambiarme las bragas...

+ Ven.

Me guía hasta el baño.

+ Date una ducha.

Abre el grifo, dejando que el agua se caliente.

+ Voy a pedirle a Malena a ver si tiene compresas o tampones, luego te preparo un desayuno rico y te llevo a casa para que te cambies, ¿vale?

Deja una caricia tierna en mi mejilla. Acepto con un gesto, moviendo la cabeza.

+ Pero alegra esa cara, anda, que no ha pasado nada.

Besa la punta de mi nariz.

- Jo, que me muero de vergüenza.

+ Eso porque eres una tonta.

Vuelve a besarme. Un beso tierno, cargado de sentimientos.

+ Quítate esto.

Tira de su camiseta, desnudándome sin intenciones de nada más que relajarme bajo el agua.

Todos los secretos (Segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora