Valentina miraba el coche que habían usado la noche anterior, tenía un fuerte destrozo en la parte delantera y lateral del coche, un disparo en el cristal, Valentina tocó el agujero de bala que había en la parte trasera, dando gracias a que Juliana en ese momento se encontrase agachada, había estado a punto de perder a su protegida. Valentina cerró los ojos, recordando el beso que acababan de darse, se lo había correspondido, un beso suave, sintiendo la calidez del interior de la boca de Juliana, como sus manos agarraban la cintura de la pelinegra pegándole más a ella. Abrió los ojos al recordar la decepción que vio en los ojos cafés cuando se separó bruscamente, saliendo del piso, había huido una vez más, estaba confusa. Durante años había sido la mejor en todo, le gustaba tener el control, organizarse para que nada le pillase por sorpresa, pero Juliana era todo lo contrario a lo que estaba acostumbrada, iba contra las normas salir con una protegida y como una novata, se sentía atraía por ella, había dejado que Juliana se diera cuenta, incluso Amy había sido capaz de darse cuenta, ¿cuánto tiempo tardaría en darse cuenta sus superiores? Durante años había sabido que le gustaban las mujeres, pero siempre se lo negaba a ella misma insistiendo que era solo una fase, Amy fue la que le hizo ver el error en el que estaba, ella era su confidente, sabía la verdad que nadie más sabía, era lesbiana. Se había refugiado en el trabajo, evitando las citas a ciegas, desechando la idea de chicas de una sola noche, había mantenido su libido enterrada entre casos y más casos, ahora sentía que su autocontrol se estaba desmoronando en el momento menos oportuno, y todo por Juliana. Ella, una chica de apenas dieciocho años, la había desafiado, había cuestionado el buen funcionamiento de su trabajo, ignorado todas sus reglas y ordenes, la desafiaba no solo con sus acciones, también con su mirada, todo su ser le decía que huyera, que se alejase de ella, que tenía la palabra "peligro" en su frente dibujada, pero, aun así, había algo que seguía atrayéndola hacia ella.
-¡Valentina!- la ojiazul levantó la cabeza sobresaltada, detrás suya, fuera del coche se encontraba Beltrán- ¿Dónde tenías la mente? Te he llamado varias veces
-Perdona- se disculpó Valentina saliendo del coche, miró detrás de él, pero no vio a nadie más- ¿Y Amy?
-La he mandado para casa- dijo Beltrán
-¿Está mal?- preguntó alarmada la ojiazul- ¿Era más grave de lo que parecía?
-No, está bien, pero necesita descanso, aunque conociéndola se habrá ido a casa de la señora Valdés, en ese aspecto sois las dos igual de cabezotas- Beltrán miró el interior del coche, hacia donde estaba el orificio de bala- ¿Has hecho el informe?
-Si, lo mandé esta mañana temprano- Valentina casi se hacía puesto firme
-Vamos, tenemos que ver qué es eso que tanto urge a Triny para que haya llamado a todos tan temprano
-¿A ti también te llamó?
-Sí, no suele fallar, así que mandé los buzos a donde ella había dicho, aunque no he conseguido saber cómo ha dado con la localización
Beltrán se dirigió a su coche, Valentina se montó de copiloto a su lado, mirando por la ventanilla al piso donde se encontraba Juliana, la vio asomada, mirándola, pero pronto se perdió de vista al girar una de las calles
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A pesar de las órdenes de Beltrán, Amy no tenía ningún deseo de irse a su casa, se sentiría como una inútil, se aburriría y estaría más intranquila que trabajando, no estaba acostumbrada a tomarse las cosas con calmas y tampoco a relajarse, por lo menos, no cuando era impuesto.
Lucy Valdés había sido trasladada de la habitación de hotel en la que se encontraba a un piso con dos habitaciones, parecido a donde se estaba alojando su hija. Nada más Amy entró por la puerta supo que algo iba mal, Seeley Young estaba sentado en el sofá con cara de pocos amigos, en cuanto la vio su cara su iluminó
-Dime que vienes a sustituirme, porque si no seré yo mismo quien me cargue a esa vieja loca
-¿Qué ha pasado?
-¿¡Qué ha pasado!? Un día con esta mujer y echo de menos cuando era militar en la guerra de Afganistán
-¿Dónde está?- preguntó tranquilamente Amy sin hacer mucho caso a su último comentario
-Se ha encerrado en el cuarto de baño, estaba sangrando, pero no me ha dejado ver que tenía, comenzó a gritarme que ni se me ocurriera tocarla y mucho menos llamar a un médico, lleva un rato en el baño, cuando llamo escucho sus gritos, así que aún sigue con vida- explicó el agente
-Vete a casa, me quedo yo con ella- Amy se acercó a la puerta del baño
-Gracias, por cierto, ¿estás bien? - preguntó Young acercándose a la rubia y retirándole el pelo de su cara- Esa herida no tiene muy buen aspecto- la caricia en el rostro de la agente fue más que pura preocupación, era cariñosa, los ojos preocupados de Young reflejaban el amor que aún sentía por la joven, se inclinó un poco para besarla, pero Amy se apartó
-Young yo...
-Lo sé, no sientes lo mismo- dijo con una sonrisa triste el chico antes de marcharse
Amy miró la puerta por la que el agente se había marchado, una punzada en la cabeza le recordó que no debería estar allí, que no era una buena idea trabajar en ese estado, pero echó esos pensamientos a un lado y se acercó con paso decidido hasta el cuarto de baño donde llamó a la puerta
-¡Te he dicho que me dejes sola!- la voz de Lucy se escuchaba enfadada, pero Amy notó algo más, un gemido de dolor
-Señora Valdés, soy Amy, abra la puerta
-No necesito ayuda, déjame tranquila- pidió Lucy
-No voy a irme, así que abre la puerta y me deja ayudar o la echaré abajo si hace falta- la voz de Amy sonaba tranquila.
No se escuchó nada, ningún movimiento por unos segundos, Amy iba a volver a golpear la puerta justo en el momento en que escuchó como retiraban el seguro de la puerta, agarró el pomo y abrió, vio sangre en el lavabo, fue lo primero que le llamó la atención, después su mirada recorrió el cuerpo de la señora Valdés, su camisa estaba manchada de sangre en la zona del pecho, aunque había abundante sangre, no parecía que se estuviera desangrando, aunque el rostro de Lucy estaba algo pálido
-No tienes buena cara- comentó Amy acercándose a ella
-Tú tampoco- respondió Lucy- ¿Algún chico te partió la cara por robarle a su chica?
-Aún no ha nacido el hombre que sea capaz de ponerme la mano encima- dijo con suficiencia Amy- ¿Me dejas? - señaló con la cabeza la camisa
Lucy suspiró y apartó la camisa de su cuerpo quitándosela, no llevaba sujetador. Amy no pudo evitar apreciar el cuerpo de la mujer, a pesar de la edad de la mujer estaba bastante bien, su pecho, aunque estaba algo caído era redondo y lleno, sus pezones eran marrones con grandes aureolas, el abdomen de la mujer era firme, se notaba que se cuidaba, apenas se notaba que había sido madre. Amy dejó de mirar el cuerpo con deseo en el momento en que se percató que justo debajo del pecho de Lucy salía sangre, con cuidado agarró el pecho levantándoselo un poco para poder observar mejor, los puntos que le habían dado en el hospital se le habían abierto haciendo que sangrara
-Tengo que coserte esto- dijo Amy mirándola a los ojos- A no ser que prefieras ir a un hospital
-No, si sabes hacerlo, hazlo tú- Lucy respiraba aceleradamente, intentaba evitar que se le notara como su respiración había aumentado desde que la joven agente la había tocado, por un instante le había parecido ver deseo en los ojos de la rubia, después desechó rápidamente ese pensamiento e intentó mantener la calma.
-Debería haber dejado que Young la ayudase, también sabe primeros auxilios- Amy sacó el maletín de primeros auxilios y comenzó a limpiar la herida
-No necesitaba su ayuda, en cambio tú parece que, si la necesitas, ¿has ido al médico?
-Sí, no es nada, tengo la cabeza dura- Amy miró a Lucy al notar como su cortante y dura voz se volvía un poco más dulce, sus ojos se miraron unos segundos, por un instante Amy deseo que Lucy se acercase a besarla, deseo hacerlo ella, pero por primera vez en su vida su cuerpo no le respondió, estaba tan llena de deseo que no era capaz de mover un solo musculo, pues sabía que, si la tocaba, estallaría en llamas
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By MartaSnix
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Shoot (Juliantina AU) - Adaptación
Fiksi PenggemarDesde que la vio, Juliana supo que la amaba, pero no se acercó a ella porque era menor de edad, pero al cumplir los 18 años, vio su oportunidad. Valentina Carvajal la agente del FBI más joven de su promoción, solo ha tenido tiempo para llegar hasta...