⠀𝐍𝐄𝐍𝐀, ya no hay cuentos de hadas.
⠀𝐍𝐄𝐍𝐀, no te pierdas nada.
⠀𝐍𝐄𝐍𝐀, te voy a buscar.
⠀𝐍𝐄𝐍𝐀, ya no tengas miedo.
⠀𝐍𝐄𝐍𝐀, no digas "no puedo".
⠀𝐍𝐄𝐍𝐀, te invito a soñar.
⠀donde sofía vuelve de
⠀francia para poner a los
⠀chicos d...
season two, vi. el rulo vuelve 𝗳𝗼𝘂𝗿. hogar, dulce hogar
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Sofía Rodríguez Arrechavaleta.
—¡Sin cagadas te dijo mamá Sofia! —me llevé una mano a la cabeza ante el grito de Simon. No me acordaba de mucho, pero sabia que habíamos chocado por Rama, que iba manejando y bastante borracho a decir verdad—. ¿Que tenes en la cabeza? ¿Por que te portas así?
—Soy así Simón, y el día que ustedes lo acepten va a ser mucho mejor, para ustedes, porque a mi no me importa una mierda de lo que piensen —me tiré en la camilla, y cerré mis ojos ante el dolor de cabeza.
—¿Sos así? —repite Simón, sin ninguna gracia—. No me mientas a mi, Sofia. Te conozco muy bien, vos no sos así, no se que te pasa, que te pasó para que te pusieras de esta forma, ¿tan poco te importa tu vida? —volví a abrir los ojos para mirarlo, Simón y yo nunca habíamos discutido tan así, siempre eran peleítas tontas.
—¿Que vida me tiene que importar? —le pregunte—. ¿La de la nenita malcriada de papá? Ah, no, espera. Papá no me habla —Simon se calmó, mirandome con tristeza—. ¿La de la novia del chico perfecto? No, esa tampoco porque Thiago y yo ya no somos novios —me levanté de la cama—. Y ni hablar de mamá, porque para Corina yo ya me debería de haber muerto. ¿Y sabes qué? Ojala me hubiera muerto
—No digas eso —Simón a este punto ya estaba con lagrimas en los ojos—. Yo no podría vivir sin vos, Bia
—Vos y yo sabemos que todos podrían vivir mejor si yo no estuviera —dije, volviendo a la cama—. Capaz así, Octavio estaría vivo.
—No es tu culpa, Sofi —dijo Simo.
—Si lo es —mi hermano iba a hablar de nuevo, pero el doctor entró. Me revisó el brazo mientras Simón terminaba por irse. El doctor terminó de vendarme el brazo, aparentemente, lo tenia quebrado o esguinzado, no le preste mucha atención, pero me dijo que tenia que tomar una medicación cada ocho horas, y que dentro de una semana tenia que ir a ver a un medico, si o si—. Muchas gracias, Doc —dije una vez que éste termino, me dio una media sonrisa y salió del lugar.
⭑⭑⭑
Cerré la puerta de mi habitación con fuerza. Después de un viaje larguísimo escuchando a Corina, solo quería llorar hasta quedarme dormida. ¿Es que todo en esta vida iba a ser así de malo para mi? Me estaba muriendo, pero como no estaba sangrando ellos nunca lo notaron.
Me tiré a la cama sin importarme el dolor en mi brazo, quería sacar todo lo que tenia adentro, llorar como no lo hacia desde que era una nena chiquita, desde la primera y ultima vez que mi padre se animo a levantarme una mano. Las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos con muchísima fuerza y me tapé la boca con la única mano que tenia sana para no hacer ruido. No quería que escucharan, porque ya los conocía.
Con bronca, me levanté de la cama para cambiar la ropa que tenia puesta por el pijama, como pude, puesto que con un brazo inhabilitado, era bastante complicado. Cuando terminé, abrí la cama y me metí adentro, tapándome completa y apretando con fuerza las mantas.
A veces solo quería dejar de pensar.
Mis pensamientos eran mucho mas dolorosos que todo lo que mis papás me pudieran decir. Me hacían sentir tonta. Me hacían sentir sin fuerzas para seguir. ¿Por que tenia que sentirme así? ¿Que tan mala podría haber sido en mi vida cómo para merecer algo así? Tenia tantas preguntas y tan pocas respuestas en mi vida...
No se muy bien cuanto tiempo estuve así, solo se que seguramente fueron horas. Horas llorando, sola, porque nadie había venido a ver ni siquiera si todavía estaba viva.
Horas hasta que por fin cedí ante el sueño, y me sumergí en un lugar mil veces mejor.
Mis sueños.
⭑⭑⭑
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Narrador Omnisciente.
—Pobrecita —una mujer rubia hizo un puchero ante la vista de la adolescente encerrada en su cuarto, llorando—. Mírala, Tic Tac, tenemos que hacer algo —el hombre de blanco también se encontraba triste ante la vista de esa chica que tanto amaba destruida por sus pensamientos.
—No podemos hacer nada, Cielo —dijo el de blanco—. Las cosas tienen que pasar como tienen que pasar.
—¿Me estas diciendo que es necesario que una nena sufra tanto? —la mujer se cruzo de brazos, mirando ahora a Tic Tac.
—No se puede intervenir —Cielo puso sus ojos en blanco.
—Tampoco se puede espiar al otro plano, y te encontré mirándola —señaló la imagen de la adolescente ahora durmiendo.
—Vos no podes espiar —hizo énfasis en el "vos"—. Yo no tengo prohibido nada, además, ella es muy especial para mi —Cielo frunció el ceño.
—¿Quién es?
—Eso vos no lo podes saber —Bruno Bedoya Agüero, mejor conocido como Tic Tac, le dio una ultima mirada a la versión adolescente de su madre, con tristeza, y volvió a enfocarse en Cielo—. Vamos, tenemos cosas que hacer y no hay tiempo —Cielo volvió a mirar a la chica, antes de mirar nuevamente a Tic Tac. ¿Quién era esa chica?
