Capitulo I

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El demonio se escondió y su raza limitó su avance hacia la deforestación y destrucción, mis hijos poco a poco iban acostumbrándose a la insistente presencia de los humanos. Conforme el tiempo avanzaba ellos me preguntaban si los humanos realmente les traían conocimiento o eran ellos los que debían aprender de mis hijos y a pesar de tener las respuestas no siempre se las doy, porque yo no tomo partido, busco el equilibrio. Y a veces, éste se encuentra donde menos creen que pueden posar sus ojos.

Junto con su padre comandaron un grupo reducido de cazadores montados en sus Tsurak, Tonowari los creía suficientemente preparados para cazar el alimento del clan además de que era un perfecto entrenamiento por parte de Sully para enseñarles lo que conocía como estrategias militares; durante la caza propuso dividirse en grupos, los del mar y los del aire (aunque no se alejaban gran altura del agua), aprovechando el lenguaje de señas que los Metkayina usualmente usaban debajo del agua. Si bien los Metkayina no lo necesitaban para cazar su comida habitual, sabían que lo podrían utilizar en el momento en que los humanos, o como ellos los denominaban “demonios”, decidieran volver a atacar. Neteyam comandaba debajo del agua mientras su padre desde el cielo, con lanzas atacaron a los animales acuáticos quienes al darse cuenta de su peligro comenzaron a dispersarse para evadirlas, en ese momento el grupo de Neteyam con cuerdas hechas de algas reforzadas rodeaban sus hocicos y a letas para poder darles la muerte rápida y sin agonía. Con éxito regresaron a Awa’atlu con el delicioso botín; Neteyam y su grupo llevaban a la presa más grande, parte de la aldea se arremolino en los muelles para recibirlos con gran gozo, claramente ya eran Metkayina y no unos simples extranjeros.

Tonowari salió de su marui para recibirlos con una sonrisa, su pequeña e inquieta hija lo rebaso para ser la primera en ver a los animales que su tribu cazó, dando saltos alrededor de los guerreros, aunque rápidamente fue sancionada por la áspera voz de su padre llamándola a su lado, Jake saludo al Olo’eyktan con gusto y señalando con su mano el botín, especificando que cada vez es más fácil llevar a cabo estrategias con sus hermanos, asegurando que no volverían a temer a los demonios del cielo, la tribu celebró con gritos de alegría alzando sus puños y lanzas, ayudaron a los guerreros a mover las presas jalando las cuerdas; mientras todos se ayudaban, los niños jugaban dichosos a imitar a sus hermanos o padres, asumiendo que serán grandes guerreros como ellos. Neteyam fue de los últimos en arribar a la costa, iba con paso lento buscando entre toda la gente a su amigo Aonung, ansiaba contarle como su idea de las cuerdas funcionaba y cobrar la apuesta que había surgido , alzando la cabeza y de hecho sin darse cuenta estaba brincando con tal de visualizarlo, mientras sus padres conversaban de camino al marui donde Ronal y Neytiri los esperaban. Lo’ak fue directamente hacia su hermano para someterlo con una llave mientras le despeinaba su cabello, se burló diciendo que lo veía sumamente distraído, Neteyam lo empujó para poder arreglarse el artefacto de su cabeza.

- ¡Molesto! Si el molesto debería ser yo, desde que tu amiguito Aonung no deja de retarte en esos juegos de caza, pesca, natación y no sé cuántas cosas más ya ni siquiera te acuerdas que tienes hermanos, no había podido hablar contigo desde ayer, porque justo antes de la caza ¿adivina con quién estabas? Así es, con Aonung – Neteyam riéndose volteo los ojos, tratando de ver si sobre su hombro lograba vislumbrar a Aonung – yo soy tu hermano, con quien deberías de pasar tiempo, no con “la cara de ceviche” – Lo’ak buscaba la cara de su hermano conforme hablaba, ya que veía a Neteyam tratando de buscar algo a sus espaldas – ni Aonung ni Tsireya están por aquí cerca, fueron a la ensenada de los ancestros con Kiri y Tuk, por si te lo preguntabas – Ambos caminaron hacia su marui para tomar su arco y flechas, cada uno su juego.

-Bro, me estás diciendo que no paso tiempo contigo así que vayamos a practicar la puntería a ver si así logras flechar a Tsireya en lo que regresa – Neteyam se rio aventándose a nadar, Lo’ak lo siguió con la quijada tensa.

Las Ilusiones ahogadas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora