Nueva chica

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El viento sopla en mi cabello, haciendo que éste me tape la cara y me impida apreciar la hermosa imagen que tengo ante mi.
Es una chica cualquiera, o al menos físicamente lo es, no es flaca, pero tampoco gorda, digamos que es de contextura media.
Tiene el cabello negro como la noche y se puede ver como sus puntas perfectamente onduladas se posan sobre sus hombros ligeramente descubiertos, su piel es delicada como la seda y tan blanca como la nieve , es alta pero no tanto como yo, sinceramente muy pocas personas en mi curso son mas altas que yo, en fin, viste un jersey oscuro y una camisa top de color verde agua ,que luce a juego con una pashmina púrpura, que hacia resaltar sus ojos azul oscuro, tan oscuros que parecían ser una mezcla entre azul y morado.
Lo mas cautivante de esta chica es su sonrisa, nunca vi una sonrisa igual, solo de verla sonreír me alegra el primer día de clases, y eso que para mi, los primero días de clases suelen ser un infierno.
Siento que han pasado horas desde que la vi, y aun no puedo dejar de pensar en aquella sonrisa, era sencillamente perfecta, y a ella la acompañaban en sus mejillas unos hoyuelos que reflejaban una inmensa ternura. Sin embargo, había algo misterioso que impregnaba el ambiente alrededor de esta chica, algo que no podía dejar de lado

- Mathias - oí como Esteban gritaba mi nombre una y otra vez, pero para mi su voz sonaba como un simple susurro, su voz se desvanecía en el viento, lo único que podía oír era esa dulce risa.
¿Cómo nunca había visto a aquella chica? Será que es de nuevo ingreso, porque es imposible que nunca me halla percatado de su existencia.
Sentí como me golpeaban fuertemente en el hombro, haciéndome volver a la realidad.

- Joder Mathias, llevo rato llamándote y tu en estado de shock, parecías la propia momia, se puede saber en que cojones pensabas.

- Esteban, ¿quien es ella? - señalo a la chica de sonrisa hermosa

- ¿ Ella ? - preguntó - no lo se tio, nunca antes la había visto, debe de ser nueva aquí.

- fue justo lo que pensé - dije observándola

- ¿ Por qué el repentino interés ? Acaso te atrae - dice con insinuación

- No, nada de eso, es solo que ... Me resulta algo intrigante, es todo - digo volteándome hacia el - pero ya, xs vámonos que llegaremos tarde a ciencias.

- Yo nunca e llagado tarde Scoott y tu lo sabes mejor que nadie - dijo dándome una palmada en el hombro.

- Como quisiera ser veloz como tu - digo en forma de juego.

- Ésto ya lo hemos hablado Mathias, tu quieres mi increíble velocidad, y yo quiero tener tu poder mental

- Se llama telequinesia idiota - digo interrumpiendo lo

- Bueno eso, yo sí lo usaría adecuadamente - dijo haciendo énfasis en la última palabra

- ¿ Adecuadamente ? - solté una carcajada

- Si, que mejor que poder mover la silla de la maestra de literatura sin que se de cuenta y ver como se cae de rabo

Me parto de la risa

- Si yo hiciera eso, sospecharían

- bla bla bla - dijo burlándose - vamos ya, para que El Niño llorón no llegue tarde

Le doy un fuerte golpe en el brazo

- Bueno El Niño llorón con la fuerza de Hulk. Ambos nos partimos de risa.

De cabezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora