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—Enhorabuena, Jungkook.

—Enhorabuena, Jungkook, sí, ¿cómo te encuentras?

—¡Jungkook! ¿Puedes decirnos cómo estás ahora que sólo falta un mes para los Juegos Olímpicos?

—Jungkook, Jungkook, la gente no deja de decir que el Conejito de Corea está de vuelta, ¿qué opinas al respecto?

—No se te ha visto en público con tu entrenador desde que tuviste el accidente. ¿Le culpas de ello? Se le vio yéndose antes de que te cayeras. ¿Ha sido despedido? ¿Puedes decirnos algo?

Jungkook atravesó la marea de periodistas hasta llegar al coche sin contestar a ninguna pregunta. Dentro, Minho le esperaba con una sonrisa resplandeciente a través del retrovisor.

—Enhorabuena. —dijo, sin dar indicios de querer ayudarle mientras Jungkook intentaba entrar en el asiento de atrás sin golpear a ningún periodista con la puerta. Se estaban acumulando alrededor de vehículo, así que era complicado.

Cuando consiguió hacerlo, se desplomó sobre la tapicería, resoplando.

—¿Ha sido muy difícil? —le preguntó Minho.

—Dios, sí. ¿Por qué no entienden que estoy cansado y me quiero ir a casa? ¿Que tengo cosas que hacer? Si cambiaran un poco las preguntas por lo menos me apetecería contestar.

Minho se rió entre dientes.

—Me refería a la competición.

—Ah. —Sentándose correctamente, Jungkook sacó la medalla de oro que acababa de ganar del bolsillo anterior de sus pantalones de chándal y se la puso a Minho, que había alargado hacia atrás su brazo, sobre la palma de la mano. —Sí, eso ha sido fácil.

Llevándose la medalla a la altura de la cara, Minho silbó.

—Muy bonita. —dijo antes de devolvérsela. —A este paso el Centro se va a quedar sin espacio para tus trofeos.

Jungkook sonrió. Era la tercera competición a la que se presentaba después del accidente, y también la tercera competición después del accidente en la que obtenía el primer premio. Comprobar que haber perdido unos días en el hospital no había hecho estragos en su progreso era un alivio así que, aunque la predicción de Minjae sobre la atención mediática que obtendría tras su vuelta había resultado ser cierta, manteniéndose incluso meses después de su caída, tenía algo bueno en lo que centrarse mientras las revistas y periódicos diseccionaban su vida públicamente. Lo necesitaba, porque últimamente aquello en lo que más les gustaba hurgar era en el tema de Taehyung.

Taehyung.

Jungkook suspiró, perdiendo la sonrisa.

No había vuelto a hablar con él desde la competición en la que se cayó, justo antes de que se fuera. Tampoco le había visto. El hombre no le había ido a visitar al hospital ni una sola vez y, una vez salió, no había aparecido por el Centro para ninguno de sus entrenamientos. Al principio Jungkook había creído que necesitaba un poco de tiempo para encajar lo que había pasado, para relajarse después de su última discusión, pero en cuanto las semanas comenzaron a pasar y él seguía sin presentarse se dio por vencido.

Ahora, ante el pánico que le provocaba tener un accidente y que no hubiese nadie a su alrededor, entrenaba con Minho cerca, y eso era... Patético. No por el hecho de querer a alguien vigilándole, que era, en realidad, normal, sino porque todo en lo que podía pensar cada vez que veía su silueta cerca de la colchoneta era en Taehyung.

En la cara de Taehyung, siempre sonriente.

En la voz de Taehyung, cariñosa, demandante, aterciopelada.

Olympic - TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora