Algunas veces le hacemos daño a quien no lo merece y aunque no sea intencional, su dolor sigue ahí. Tanto evitamos hacer daño, pero no siempre tendremos intactos los asuntos en nuestras manos.
Tal vez no merezco disculpas, aunque me disculpe. Por un lado tengo derecho de intentar remediar mis errores.
No todos pagamos mal por mal, los que intentamos pagar por bien, simplemente nos alejamos, intentamos estar lo más lejos posible.
No todos tenemos los mismos intereses, aunque sin duda a muchos no les interesa el daño que ocasionan, no les interesa convertir su existencia en un caos para otros a consecuencia de lo que sus actos pueden causar.
Algunas veces hice daño, aunque nunca fué lo que quise, cometemos tantos errores y no siempre las cosas salen como queremos.
No tenemos derecho a exigir perdón, aunque sí podemos exigirnos a nosotros mismos mejorar. Mejorar nuestra conducta, mejorar como personas.
En esta existencia se ha vuelto inevitable lastimar y que te lastimen, de alguna manera u otra sucede, no hay perfección, podemos dar lo mejor, o al menos intentarlo. Se nos escapan tantos detalles y uno de ellos es que donde existe cariño es complicado irse, o que se vayan, quedarse con el amor en las manos , y no sentir tantas cosas, cosas como tristeza. Te das cuenta que aunque no era lo que se quería, se causó daño.
No podemos culpar a las personas lastimadas por su reacción, es su dolor, y cada quien tiene derecho de manejar el dolor como quiere.