Capítulo #17

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Kōga se despertó esa mañana, y, como siempre, el señor Dita había salido en la mañana camino a Asgard.

Como de costumbre, Koga hizo el desayuno para él y sus hermanos.

—Amour: Hermano, ¿Qué haremos hoy?

—Kōga: Bueno, tal vez podamos ir a ver a la abuela.

—Amour: ¿Quieres visitar a la abuela, Raion?—Dirigió la mirada al bebé, a lo que el infante respondió con imitaciones de un león.

—Kōga: Tomemos eso como un sí.

—Amour: ¿Papá fue a trabajar?

—Kōga: Si, él vendrá en la noche—Antes de comentar algo más, escucho ruidos raros venir de afuera.

Se asomó por la ventana, entre las rosas tres chicos yacían desmayados. Kōga se cuestionó levemente si debía ayudarlos o no, aunque antes de perder más tiempo fue a ayudarlos, metiéndolos a su casa, y acostándolos en los sofás.

Kōga tenía ciertos conocimientos médicos por su madre, por lo que no le fue difícil identificar y limpiar las heridas de los chicos.

***

—Haruto: —Aturdido se despertó, lo último que recordaba era estar con Sōuma y Ryuho en el campo de rosas diabólicas—¿Qué es este lugar?—Se trató de recostar, pero su abdomen dolía tanto que prefirió acostarse.

—Kōga: Oh, ya despertaste—Se acercó al sofá dónde acostó al chico—Permíteme revisar tus signos vitales—Le tomó la muñeca para tomarle el pulso.

—Haruto: ¿Quién eres tú?!—Apartó la mano de inmediato—¿Dónde estamos?

—Kōga: Pues están en mi casa—Respondió—Y yo soy Kōga, Kōga Misumi ¿Y tú eres?

—Haruto: Misumi… ¿Tú eres parte de la familia de Edén?—Preguntó al reconocer el apellido—Yo soy Haruto.

—Kōga: Ujum, somos primos, ¿Y tú de dónde conoces a mi primo?

—Haruto: Soy la pareja de tu primo.

—Kōga: ¿De veras? Siempre pensé que Edén terminaría siendo pareja de Kenyo—Bromeó.

—Haruto: ¿Y tú conoces a Kenyo?

—Kōga: Sí, ha venido algunas veces a ver a mi primo, aunque como volvió a América creo que se verán nada más en la Palaestra.

—Haruto: ¿Y cómo siendo el novio de Edén yo no sabía nada de ti?

—Kōga: Pues soy algo tímido, además que no quise ir a la Palaestra, y que mi existencia debe ser un secreto—Murmuró.

—Haruto: ¿Secreto?

—Kōga: Sí, se supone que yo no existo para el santuario—Usó su cosmos para curar una de las heridas de Haruto.

—Haruto: ¿Cómo hiciste eso?!—Se miró asombrado—¿Cómo tienes tanto cosmo?

—Kōga: No lo sé, nací con el. Se siente raro tener tanto poder.

—Haruto: ¿Y por qué tú no existes para el santuario? Un cosmos como ese podría ser de gran ayuda para la diosa Atena.

—Kōga: Porque así lo decidió mi familia—Respondió sin pensar, no conocía otra justificación para eso—Ellos quieren que este ocultó y eso trato de hacer, aunque creo que no me hará daño que ustedes sepan.

—Haruto: ¿Soūma y Ryuho están aquí?

—Kōga: Si, pero tuve que acostarlos en el cuarto del señor Dita porque no había espacio en los otros sillones de la sala—Señaló la puerta del cuarto—Ahora yo te tengo una pregunta, Haruto.

Saint Seiya: El Sacrificio de los DiosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora