Dos golpes en la puerta, nada más.
Y esperar, y temblar, y respirar;
Sigo esperando, sigo sufriendo.
Y mi cabeza da mil vueltas,
la gente pasa a mi alrededor
camina tranquilamente por la acera indiferente
sin mirar a un costado
y los autos pasan sin detenerse sin bajar la velocidad,
sin saber, cada uno en su mundo y yo tanto en el tuyo.
Dos minutos pasaron y aquí estoy.
Me cuestiono, ¿que hago aquí? ¿Que espero de ti?
Mis manos apretadas,
mi corazón latiendo como si hubiese corrido una maratón,
una gota de sudor cae por mi frente y es pleno invierno,
el viento mueve mi pelo como un huracán
y yo sigo aquí frente a ti,
con mis sentimientos a flor de piel con la piel picando sin motivo alguno,
escucho pasos al otro lado
¿Que voy a decir? ¿Como te voy a mirar a la cara? ¿Podré hablar sin largarme a llorar?
Cuanto te extraño, cuanto te quiero, cuanto te quise y cuanto te querré.
El picaporte se mueve,
la ansiedad sube por mis venas,
mi alma se escapa en cada respiración,
mi corazón me dice que espere,
mis miedos me ruegan escapar,
no lo voy a lograr, doy un paso atrás,
mi cuerpo se tensa, ya casi no puedo pensar,
el aire frío quema mis ojos,
dos pasos, me he acobardado,
el viento no me deja respirar,
el corazón se me escapa del pecho corriendo a gran velocidad,
me doy media vuelta, siento la puerta moverse,
comienzo a correr,
me pregunto si algún día, te haré saber,
cuanto te quiero, cuanto te quise y cuánto te querré,
siempre.