Capítulo 11: Un nuevo encuentro con lo desconocido.

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Cuando me desperté, aún era de madrugada.

Tengo sospechas del cien por ciento de que el Dios-Humano me está utilizando para algo, el que él me ayude o siquiera me hable es demasiado sospechoso, me está usando para sus metas, pero no se para que en específico, ¿qué clase de humano podría ayudar a un Dios?

Quiere algo, él trata de ganarse mi confianza dándome consejos que me servirán, pero por el momento tengo que seguirlos para ver que trama.

Mire a mi izquierda.

Ruijerd está dormido. Por alguna razón, había optado por apoyarse en la pared lejana con los brazos alrededor de la lanza en lugar de ocupar su cama.

Miré a mi derecha, y Eris está despierta. Sentada en su cama, abrazando sus rodillas, mirando hacia la oscuridad.

Me levanté en silencio, me acerqué a ella, y me senté a su lado y miré por la ventana junto a ella. La luna había salido.

«No puedes dormir, ¿cierto?» Pregunte.

«Sí.» Contestó Eris tras una pausa momentánea. No había quitado los ojos de la ventana.

«Hey, Kiyotaka...»

«Dime.»

«¿Crees que llegaremos a casa?»

De repente, su voz estaba dolorosamente ansiosa.

«No lo sé siendo sincero, pero...»

Ella tiene miedo. Me lo había estado ocultando. El estrés debe haber estado acumulando detrás de ella durante días. No me extraña que se haya metido en esa estúpida pelea antes.

«Estas bajo mi protección.» Dije.

«Tonto.» Dijo ella mientras en su cara aparecía un leve sonrojo.

Suavemente, envolví un brazo alrededor de los hombros de Eris, y ella rápidamente puso su cabeza contra mi hombro.

Suavemente, envolví un brazo alrededor de los hombros de Eris, y ella rápidamente puso su cabeza contra mi hombro

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Ella no se había bañado en días, así que el leve olor que desprendía de su cabello es algo nuevo para mí.

Eris, tu potencial con la espada me será útil para usarte como mi herramienta, solo serás mi carne de cañón.

«Kiyotaka... Realmente se te ocurrirá algo, ¿verdad?»

«No te preocupes. Ya pensaré en algo.»

«Centrémonos en hacer lo que ahora podemos hacer, ¿de acuerdo? Tú también deberías dormir un poco, Eris. Mañana será un día algo ocupado.»

Le di una palmadita a Eris en la cabeza, me levanté y me fui a mi propia cama.

Los motivos del Dios-Hombre aún no están claro. Pero necesito conseguir algo de información.

***

Nuestra primera reunión con la clienta había sido muy agradable.

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