¡ One-shot !

2.3K 99 282
                                    

Las puertas se abrieron dejando pasar a un chico pelinegro, con fleco ocultando parte su cara y una bata blanca, que le llegaba un poco después de la rodilla

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las puertas se abrieron dejando pasar a un chico pelinegro, con fleco ocultando parte su cara y una bata blanca, que le llegaba un poco después de la rodilla. A su lado, había una mujer más alta que él, morena y de cabellos morados ondulados.

-Entonces, ¿si podrías cuidar a mi pequeña planta? ¡Por favor, Edgar!-dijo la pelimorado, casi rogándole al menor-Solo será por hoy, y en recompensa, te daré todo el fin de semana de descanso.

Dejo los papeles que estaba analizando sobre la mesa de metal, volteando a ver a la mayor-Ya es mucho para mi, ¿no lo crees? Tengo que recibir al nuevo empleado, y además, ¿cuidar de tu planta?

-Oh, ¡vamos! No es mucho trabajo.

-Esta buena tu oferta, pero no gracias-dijo para volver a agarrar los papeles y dirigirse a un estante grande de su lado izquierdo-Además.. siento que esa cosa me mira raro..

Edgar, tabajaba en un laboratorio desde hace unos 3 años. Rosa, quien era su amiga y le pedía el favor de cuidar su planta, era también su jefa, pero casi no había tanta formalidad por la confianza que se tenían ambos. La morena tenía hoy una reunión de superiores y buscaba a alguien que pudiera ver por unas horas a su pequeña, lapillus.

Nadie quiso ayudarla, la mayoría de sus trabajadores decían que no podían por estar ocupados, o simplemente porque le tenían miedo a su lapillus. ¿Como no tenerle miedo? Era bastante grande, era de un color azul vivo con fucsia, tenia espinas y tal parecer dos cabezas que se abría en tres; además, del asqueroso olor que desprendía de estas. Edgar había sido su única y última opción.

El pelinegro apuntaba en una de las hojas, los registros de aquellos frascos con humo de color rosado. Desde donde estaba, podía ver lo brillante y bonito que era el humo. Según lo que habían ya investigado, era un afrodisíaco que expulsaban los zorrillos apestosos cuando estaban en el acto de apareamiento, para provocar a la hembra.

A Edgar le pareció algo innecesario estudiar eso, pero los demás decían "es algo que nunca se a visto". No sabía por qué Rosa había autorizado aquella investigación.

La morena estaba regando a lapillus, checo la hora en si reloj de mano y vio que se le estaba haciendo tarde para su reunión.

-¡Mira la hora, se me está haciendo tarde!-exclamó-Me voy Edgar, ¡cuida de mi pequeña lapillus!

Vio como la pelimorada abrazaba a su planta y le daba un besito en ambas cabezas-Que asco-pensó. Se despidió de ella y salió volando de la sala, dejando a su amigo y a la planta solas.

Miró a la planta-No me hables. Te diré de una vez que me caes mal.

Por un momento, se asusto por lo que había visto. Luego de haberle dicho aquello a la planta exótica, noto como ambas cabezas bajaban un poco, como si se se hubieran entristecido por las crueles palabras del pelinegro. Como.. si lo hubieran entendido.

Laboratory accidentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora