Capítulo 3

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Al entrar en el salón de baile, me quedé impresionada por el ambiente. Como habían retirado la mayoría de las mesas del comedor, el lugar tenía un aire asombrosamente palaciego. Había siete arañas inmensas a lo largo de toda la pista de baile. Los suelos de mármol estaban pulidos con la perfección de un espejo y una orquesta tocaba suavemente al fondo. Empecé a lamentar mi decisión de llegar con retraso. Casi todo el mundo había formado ya grupos y estaba conversando. Me quedé allí sin saber qué hacer, sintiéndome fuera de lugar.

-A lo mejor no ha sido una buena idea -rezongué.

-¡Camila! -llamó Chris desde un grupo de jóvenes colocado estratégicamente cerca del ponche y las mesas de aperitivos.

-Chris... hola -murmuré con entusiasmo.

Los ojos de Chris se iluminaron al oír mi tono de voz. Más tarde averigüé que se había pasado toda la tarde hablando de la chica que había conocido en cubierta. Chris había tenido que soportar las burlas de sus hermanos durante la última hora. Empezaba a temer que yo no fuera a aparecer.

-Mila, me gustaría presentarte a mi hermano Harry y a mi hermana Lauren.

Apenas conseguí evitar reaccionar cuando Chris me presentó a Harry y Lauren. Esperé a que ella comentara que ya nos conocíamos, pero no hubo tal comentario. De modo que asentí cortésmente y dirigí a Chris una sonrisa excesivamente animada. Era evidente que él estaba encantado y empezó a darme pena. Aunque parecía un buen chico, yo sabía que no me interesaba nada que no fuera una amistad.

-Mila, ¿te pongo un poco de ponche o tal vez tarta? -Chris me cogió del codo y me condujo con habilidad hasta la mesa del banquete.

-Me encantaría, Chris -contesté en voz baja.

Saboreé mi ponche tranquilamente y Chris hizo lo mismo. Mis ojos se veían arrastrados como por un imán hacia los claros ojos verdes de Lauren Jauregui, que ahora era el centro de atención de la fiesta. Observé mientras tres guapos jóvenes competían amablemente por la atención de Lauren. Ante mi gran sorpresa, ella parecía divertirse con las tonterías de los jóvenes. Su sonrisa era tan hermosa y atractiva que no podía quitarle los ojos de encima.

-Qué guapa es -murmuré sin darme cuenta.

-Sí que lo es -asintió Chris con franqueza-. Ha sacado lo mejor de madre y padre. Harry y yo nos quedamos con las sobras.

En broma, le di una palmada a Chris en el brazo.

-Oh, yo no diría eso, guapetón.

Chris echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír, con una gran sonrisa muy parecida a la de su hermana y, sin embargo, muy distinta.

- ¿Bailamos, Mila? -preguntó Chris.

-Sí, Chris, me encantaría bailar contigo.

Solté una risita cuando Chris se inclinó como un caballero e hizo grandes aspavientos al sacarme a la pista de baile. Cuando Chris empezó a dirigirme en el baile, sentí que los pelillos de la nuca se me ponían de punta. Cuando ya llevábamos bailando casi una hora, levanté la mirada y vi que los tres posibles pretendientes de Lauren seguían intentando hacerse con la atención exclusiva de ésta. Involuntariamente, tomé aire con fuerza cuando los ojos verdes se encontraron con los míos. No comprendía lo que estaba viendo, pero sabía con toda seguridad que tenía que descubrirlo. La sonrisa distraída que tenía Lauren en la cara cuando la pillé mirándome estaba desapareciendo despacio, sustituida por otra cosa. Una cosa que no conseguía encajar y que no comprendía. Era hambre o tal vez necesidad... no lograba dar con ello. Desapareció tan deprisa que empecé a creer que me lo había imaginado todo.

La Isla (CAMREN Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora