Mi Liberación #3

Capítulo 60. |Destruirme.

Leah.

Ava era la bebé que se había robado la atención de todos.

Nada era más importante que ella ahora mismo.

Después de que me dieran el alta en la clínica dos días después nunca me sentí sola, ya que todos siempre estaban aquí en la mansión haciéndonos compañía, o mejor dicho rodeando a la bebé, porque era a la única que le prestaban atención.

Ava dormía mientras las chicas la miraban rodeando su cuna con caras de que se la quisieran comer de ternura.

—Más les vale que no me la despierten, porque no seré yo quien la volverá a dormir.—Les digo divertida.

Ellas se ríen en voz baja pero me siguen ignorando mientras la idolatran con la mirada.

—Es tan hermosa.—Susurra Peyton.

—Parece tallada por los mismos dioses.—Dice ahora Madison con admiración.

—Pues no, fue tallada por mi guapo hermano.—Responde Alice.

Todas se ríen y yo niego con la cabeza.

—Pero los genes Jenner la dominan, es idéntica a Leah.—Dice Lexie enamorada de su sobrina.

—Pues nació el mismo día que mi madre, y tiene los ojos grises como Aaron.—Sigue Alice defendiendo su apellido.

Lexie se cruza de brazos.

—Tiene el cabello de Leah, las facciones, y...

—Y tiene el ADN de Aaron, y...

—¿Se puede saber que hacen ustedes dos?—Les digo deteniéndolas totalmente divertida.—¿Acaso discuten para ver a quien Ava pertenece más? No sean tontas.

—Es que Lexie me hace enojar.—Alice se cruza de brazos como una niña pequeña.

—Es que Alice no quiere aceptar que Ava es más mía que suya.—Vuelve Lexie a atacar.

Alice gruñe.

—¡Claro que no! Si a eso vamos, tenemos el mismo derecho, porque tú eres hermana de Leah y yo de Aaron.

—Si el plan es pelear por quien se quiere quedar con Ava, nos tomaría toda una vida, porque no sé si se han dado cuenta que también estamos Peyton, Madison, Sally y yo.—Les aclara Hailey.

Suelto la risa terminando de ordenar un pequeño pizarrón blanco en la habitación.

—Vayan fabricando los suyos, y les aseguro que se olvidan de Ava al instante.

Todas me miran alarmadas.

—¡No!—Gritan al unísono.

Vuelvo a reír y tomo un marcador rojo dividiendo el pizarrón. Ellas se apartan de la cuna de la bebé y se sientan en la enorme cama mientras observan lo que hago.

—He solicitado su presencia el día de hoy porque quiero me ayuden a organizar mi boda.

Ellas aplauden eufóricamente y tengo que mandarlas a callar muerta de risa para que no despierten a la bebé.

—¡Ya era hora Leah!—Exclama Lexie.

—Mi hermano es un bombón al habértelo propuesto una segunda vez. ¿A qué es el mejor?—Dice Alice toda tierna.

—Lo es, es un bombón del que no me cansaré nunca.

Lexie me mira con cara de espectadora.

—Lee, dime una cosa. Estás guardando la cuarentena, ¿verdad?