CAPÍTULO 12: Dientes de león.

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Se dice que en realidad estos molinillos blancos son hadas disfrazadas, otros hablan de una mujer enamorada del sol y ciertas historias aluden a un amor perdido por falta de cortejo.

En lo que sí existe coincidencia es en el significado alegórico de esta planta, siempre rodeada de elementos positivos: felicidad, armonía, riqueza, abundancia y deseos cumplidos.

En ocasiones se la vincula también a la supervivencia o a la superación de algún problema.

El resto de días de las vacaciones pasan a una velocidad demasiado incontrolable para el gusto de todas las amigas. La idea del viaje era desconectar y visitar lugares cerca de la zona. Emma, que adora hacerse cargo de organizar estas cosas, tenía previstos planes para casi cada día. Y esa situación las convenía a todas antes de saber que el viaje se transformaría en algo completamente distinto.

Así que todas cumplen con el planning a regañadientes y sin realmente decir lo que piensan al respecto, pues sus prioridades parecen haber cambiado.

Amelia, que tan reticente había sido toda su vida al amor y a cualquier sentimiento que pudiera conducir a ello, se sorprende a sí misma buscando a Diego con la mirada cada vez que vuelve con sus amigas de pasar el día fuera. No tiene ni idea de qué siente en realidad ni a dónde llevará eso, pero es una persona práctica y no tiene miedo a dejarse llevar. Así que no le da muchas vueltas y se pasa todo el tiempo libre que tiene manteniendo largas conversaciones con Diego sobre todo y sobre nada y descubriendo lo placentero que es compartir tantos gustos y pensamientos con alguien. Más allá de la atracción física que siente por él, Diego le cae genuinamente bien. Y eso es un consuelo, teniendo en cuenta lo mucho que ha decaído el ambiente entre sus amigas durante estos días.

No tiene ni idea de lo que ha pasado exactamente entre Mara y Emma, pero está claro que algo no anda bien. Emma está más hiperactiva de la cuenta y parece que se esfuerza demasiado en ligar con cualquier mujer cuando se le presenta la ocasión. Lo que indica que intenta, de manera desesperada, llamar la atención de Mara, aunque, por supuesto, de la peor forma posible. Mara, por su parte parece estar muy apagada y desanimada. Siempre que vuelven tras pasar el día por ahí, Mara se escabulle a la habitación y nadie vuelve a verla hasta la cena.

Amelia se cobija en esta interesante y extraña relación esporádica con Diego, porque Emma está insoportable y el único que parece tener aguante para tratarla es Min-ho. También ha debido sucederle algo a él porque parece estar de mucho mejor humor que el primer día. Es cierto que mantiene las distancias con Assane, pero aquella sombra que había aparecido junto a él tras su reencuentro con el francés, parecía haber desaparecido.

Durante la semana hubo varios momentos en los que Emma se emborrachó junto a otro grupo de amigas que se hospedaban también en el hostal y que llegaron dos días después. Su concepto de vacaciones estaba más relacionado con la fiesta, y hubo una noche en la que Emma se fue con ellas a un pueblo cercano llamado Agde, y no la vieron hasta el día siguiente.

Por eso las vacaciones se han transformado en algo bastante diferente a lo que todas tenían en mente. Amelia estaba convencida de que este viaje iba a sentarles la mar de bien, y apoyó la iniciativa de Emma con más ahínco que nadie cuando esta lo sugirió. Pero ahora, lamenta el embrollo que ha surgido y transformado el ambiente, y al mismo tiempo, piensa que merecerá la pena todo este revuelo. Ya era hora de que esas dos estallaran y que (para bien o para mal) su relación deje de ser lo que ha sido hasta ahora. Porque en la actualidad no se hacen bien mutuamente; Emma vive fingiendo que no siente nada por Mara y actuando de forma dañina, y Mara vive suspirando por cualquier retazo de amor que ella le da. Así que Amelia piensa que quizá esta situación, a pesar de haber trastocado las vacaciones, las impulse por fin a salir de ese punto muerto. Ya sea para estar juntas o para frenar esa pantomima de una vez. Ella, por lo pronto, tiene otros asuntos más urgentes que atender que están estrechamente relacionados con el dueño del hostal y su habitación en el ático.

Min-ho, que en un principio temía que Amelia descubriera su pequeño secreto, se sintió aliviado al ver que su amiga no pasaba ni una sola noche en la habitación que compartían. Y no es que él tuviera miedo de que ella viera la camiseta que le había robado a Assane, con la que ahora dormía cada noche. Eso, a fin de cuentas, era un detalle fácil de ocultar. Lo que de verdad temía era su astucia y sus poderes sobrenaturales, pues Min-ho está convencido de que Amelia puede leerle la mente con tan sólo una mirada. Está seguro de que, si ella le hubiera mirado fijamente y en silencio durante más de un segundo en la intimidad de aquella habitación, él hubiera cantado a los cuatro vientos, todo lo que le está pasando con Assane. Y Min-ho no quiere llegar a esa situación porque no se siente preparado para asumir todo lo que está empezando a sentir por él de nuevo, ni, sobre todo, a escuchar el más que probable sermón por parte de Amelia.

Ella no le perdona la frialdad con la que Assane le recibió. Pero claro, ni ella ni ninguna de sus amigas tiene ni idea de lo que pasó aquella noche en esa despensa y después, en la cocina. No saben lo que aquello despertó en él, ni tampoco se han dado cuenta de los pequeños pero intensos momentos que han compartido los dos desde entonces.

Min-ho es consciente de que la relación de Mara y Emma está a punto de explotar y no tiene ni idea de hacia qué dirección las llevará eso, pero siente que es un asunto de las dos y que no debe entrometerse. Se alegra de que Emma haya hecho migas con otras chicas del hostal porque él empezaba a desesperarse con su loca hiperactividad destructiva. Sí que es cierto que siente lástima por Mara, pero la conoce desde hace años y sabe que ella le rechazará si él intenta cualquier acercamiento. Así que lo único que puede hacer es esperar.

Con respecto a Amelia, Min-ho cree que lo que está haciendo su amiga es mejor que ver una telenovela. Su amiga y Diego se reencuentran cada tarde a su vuelta como dos recién enamorados y eso hace reír a Min-ho porque está seguro de que Amelia no es consciente de cómo se ve desde fuera. Su amiga, que siempre ha sido la menos romántica del grupo, parece ahora contagiada por el virus del amor hasta el punto de hacerse empalagoso. Aunque puede que sea la enviada la que haga que Min-ho lo vea así, pues él desearía que su relación con Assane hubiera tomado el mismo camino.

Aun así, no puede quejarse. Durante estos días, de una manera u otra, ambos terminan cruzándose por aquí o por allá y, de forma natural, empiezan a charlar y acaban haciendo algo entre los dos, que casi siempre está relacionado con el mantenimiento del hostal y las labores de Assane. Pero a Min-ho le encanta ser de utilidad y, sobre todo, adora compartir con él esos breves pero intensos momentos. Aunque Assane descubrió muy rápido que su don no reside en arreglar tuberías o podar arbustos, por lo que se podría decir que realmente más que ayudarle, la hace compañía. Pero Min-ho es feliz y se conforma, porque sabe que el destino les ha vuelto a reunir para cerrar ese círculo, y que nunca pasará nada entre ellos porque es imposible. Así que se siente agradecido de que la vida le haya dado una oportunidad de redimirse y de agradecer de nuevo a Assane lo que hizo por él hace ya tantos años.

En el fondo de su corazón desearía que las cosas fueran de otra manera, pero está claro que ninguno de los dos estaría dispuesto a cambiar su vida por el otro. Y, lo más importante es que, a pesar de que Assane parece haberle perdonado por no haber dado señales de vida, Min-ho percibe que su chico francés no siente lo mismo que él. Assane no parece disfrutar de esos momentos como lo hace Min-ho, y eso, a pesar de ponerle un tanto triste, también le baja a la realidad de su situación. Quiere tomarse lo ocurrido con filosofía y despedirse de él con alegría cuando ambos se separen. Pues no quiere volver a vivir con el corazón tan pesado como estos últimos años. Al menos, ahora podrá recordar todo lo relacionado con Assane de una manera más feliz. Y eso, como poco, debería animarle lo suficiente, ¿no es así?

EL JARDÍN QUE DIBUJAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora