La pelea seguía entre los seguidores de Grommson y la asociación, ninguno cedía un paso, entre propaganda en las redes sociales pasando por ataques directos a los miembros, como manifestaciones en contra de la empresa, se había convertido en una guerra de guerrillas, ninguna de las dos partes quería enfrentarse cara a cara, no era algo bien visto en esos tiempos, aparte de que el gobierno ya estaba sospechando algo de los empresarios, a pesar de tener a uno de sus familiares en la política, las autoridades comenzaban a cuestionar la forma de trabajar de ellos, no toleraban mucho que hubiera desvió de fondos cubiertos por caridades, pero nadie se atrevía a decir nada, menos con aquel nuevo personaje en el juego, el moreno, le llamaban a la forma humana que había adoptado Surtr, alto, de ojos rojos como las mismas llamas de Muspellheim de complexión fornida e imponente porte, todo mundo le temía dentro del parlamente y de los negocios.
Esto sin duda estaba haciendo más difíciles las cosas para El Cobijo de Bygul, quienes no tenían muchos aliados en la política, solo unos cuantos dentro del partido Miljøpartiet de Grønne o como se le conocía el grupo verde, que se enfocaban al ambientalismo dentro del país, teniendo como contacto a dos personas, a Rutgar que era el consejero directo de la presidenta del partido, Liv, siendo ella la otra que los apoyaba.
Se reunían cada tres días con la asociación para saber cómo proceder en la cámara del consejo, pero tenían un poco de dudas, ya que Sigrid se negaba a decirles todo y se los tenía prohibido a los demás, no quería que ellos supieran de Freyja, no aún, más sabiendo que ya habían sido traicionados antes por el abogado que se había llevado gran parte de sus fondos.
Todos respetaban esa decisión, sin embargo, esto estaba trayendo animosidad entre los aliados, Liv sabía que le ocultaban algo, lo cual la hacía sospechar que estaban metidos en algo corrupto, que era lo más alejado de la realidad.
—Sigrid, tenemos que mostrarles todo, son nuestros únicos partidarios en estos momentos, ¡nosotros somos ocho humanos, dos gatos y una diosa contra todo el país! —decía Isak mientras estaban en la sala de la casa del profesor de biología, quien vivía con su esposa e hija, a las cuales no permitía que se unieran a la causa por miedo a que les hicieran algo, y afortunadamente estaban fuera del país visitando en Suecia a la madre de la pareja del catedrático.
Leif estaba recargado en la pared mientras que los otros cinco chicos sentados todos en la alfombra, a la par de que Sigrid se hallaba acomodada en las piernas de la diosa, con los gatos a lado de ellas.
—Isak, sería muy peligroso, ellos saben dónde vivimos cada uno de nosotros...pueden...traicionarnos. —decía con mucha duda la veterinaria.
—Sig, pero si no les decimos algo, nos dejaran de apoyar y eso hará más difícil las cosas para nosotros. —comentaba Dhalia mientras tomaba un sorbo de su té.
La azabache se mordía el labio, estaba intranquila, entendía muy bien el punto de sus compañeros, pero no quería arriesgar el anonimato de Freyja, si bien los Grommson sabían de ella, nadie más debería saber qué la mujer que los apoyaba mucho, de cabello casi blanco, era la diosa de la guerra, amor y fertilidad de las antiguas tradiciones germánicas.
Y los Grommson hacían lo mismo, nadie sabía que su nuevo aliado era el gigante Surtr.
Era algo en lo que ambos bandos estaban de acuerdo sin decirlo, dejar saber la identidad a externos de sus aliados sería uno de los más grandes errores de todos.
—Creo que se llegaran a enterar, no es como qué el gigante y yo seamos muy silenciosos al pelear. —señalaba Freyja mientras acariciaba la espalda de su pareja tratando de calmarla, sabía que ella era muy propensa a sentirse agobiada por todo esto, más teniendo la atención de sus compañeros en su persona.
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A través del mito l: La Bendición de Freyja
FantasíaSigrid es una chica de veinticinco años, recién graduada de la universidad de Oslo como veterinaria, ama a los animales y la cultura de sus antepasados, las antiguas deidades nórdicas y germanas. Está por entrar en la más grande batalla de su vida...