16 Deseo

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Azali sintió las manos fuertes que acariciaban sus pectorales. Todavía continuaba al lado de ese hombre, a quien le había dicho que el sexo no era todo.

—¿Por qué me haces esto, teniente?

—¿Qué cosa?

—Me haces pensar, y no me gusta. Pensar hace que crea que estoy equivocado.

—Y por supuesto que tú nunca te equivocas, ¿verdad? —Azali acarició las manos y los brazos de ese hombre que lo aprisionaba como un gran osito de felpa—. No sufras más de lo que ya lo has hecho. Por eso te pido que vayas a este encuentro sin expectativas.

—Hubo un tiempo en el que me resigné. —Jared respiró y apoyó su mentón en el hombro de su teniente mientras su torso se adhería a la espalda ancha y tonificada—. Lo había perdido para siempre. Acepté haberle fallado a Mora y no estar cuando me necesitó. Acepté vivir este dolor, hacerlo mi amigo a pesar de que cada tanto me golpeaba y torturaba sin miramientos. Una especie de relación insana, creo. Algo así como la nuestra.

—Cállate, nosotros no somos así.

Jared hizo que el teniente se diera la vuelta y quedara frente a él. Necesitaba mirarlo cuando hablaba.

—¿Tan seguro estás de eso? ¿Acaso no te hago sufrir y vivir mi propio dolor, y a pesar de todo sigues a mi lado?

—¿Y qué debería hacer según tú, Callum? ¿Apartarme y que cada cual siga su camino? ¿Eso te gustaría? Porque te recuerdo que el que me invitó eres tú y...

—Ya lo sé, sabiondo —lo interrumpió—. Estoy muy consciente de que yo te pedí volver. Fui yo quien te buscó.

—Entonces, tu teoría pierde validez —dijo con una sonrisa llena de confianza, y Jared fue incapaz de resistirlo por un minuto más. Sus labios colisionaron en un vendaval de pasión extrema. Ambos querían tomar todo del otro, incluso lo que no querían ofrecer. Rebasar ese límite autoimpuesto que solo con la pasión se desvanece.

—Quiero todo de ti, teniente. —Mordió su labio inferior y lo estiró con desesperación.

—¿Crees que no te he dado todo, bastardo?

—Combativo y delicioso —musitó en su oreja antes de chupar el lóbulo y causarle escalofríos—. Sé que me ocultas cosas...

—Yo no oculto nada —susurró Azali sin aliento, antes de que sus bocas se unieran una vez más para rendirse al placer como si el mañana no existiera.

«De hecho, no lo hay».

Azali fue consciente de que cada segundo podía ser el último, por lo tanto, se dedicaría a vivirlo a pleno. Buscaría estar del lado de ese hombre del cual, como un adolescente ingenuo, se había enamorado. El lateral izquierdo del rostro de Aza terminó en la pared cuando su amante empujó su cuerpo hacia ella. Las manos presurosas fueron entre la camiseta blanca. Jared masajeó el duro abdomen y escaló hacia los tonificados pectorales.

—¿Cuántas horas pasas en el gimnasio para tener un cuerpo así, ancianito?

—Cuidado, boquiflojo. —Apoyó sus brazos en la pared y le permitió el acceso a cada porción de su cuerpo escultural—. Solo soy cinco años mayor que tú.

Una carcajada ronca, cargada de ardor, ocupó el espacio.

Jared pegó su entrepierna al duro trasero de Azali, lo acarició entre el pantalón y se mordió el labio inferior.

—Recuerdo la primera vez que lo vi. Jamás había visto un mejor culo en mi vida.

—¿Qué tienes con mi culo? En serio, Callum, estás obsesionado.

JARED - T.C  Libro 3 - Romance gay +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora