"Si me decían que esta etapa iba a ser la más importante de mi vida, nunca lo hubiera negado. Convengamos que no fue la mejor, pero no cabe duda que marcó un antes y un después en mi vida y la del resto. Mis lágrimas no serían en vano, todo saldría a la luz tarde o temprano. Y los culpables pagarán."
Cam.
Las clases comenzaban temprano en el Instituto Alglony College en la hermosa Suiza. Uno de los internados más exclusivos del mundo, que cuenta en su clientela con los hijos de los más ricos empresarios del mundo, además de la aristocracia europea. En la extensa construcción edilicia comparten los día a día casi 400 alumnos, se vive una atmósfera de paz y fraternidad. Eso al menos figura en todos los folletos y videos de Internet al respecto del lugar. Lejos queda esta deseada e irreal vida estudiantil.
—Otra vez me pintaron el casillero. — bufó Roland mientras se sentaba con pesadez en su lugar de siempre, al fondo de la clase de aritmética avanzada junto a su mejor amiga Cam.
—¿Qué color fue esta vez Rol?
—Fucsia, que mal gusto que tienen estos chiquillos. Que sea gay no implica que sea una mariposa multicolor. — Al escuchar esta última frase, Camille Ferrand levantó la mirada de su hoja llena de garabatos raros que solo ella comprendía y se lo quedo mirando extrañada y con una mueca de asombro.
—¿Y cómo llamas al color de tus uñas hoy?
Rolland Mercator levantó su cuidada mano con manicura perfecta hacia su campo de visión y luego de mirarlas detenidamente moviendo la mano para observarlas desde todos los ángulos la bajo hacia su regazo, mientras cruzaba las piernas de una manera tan especial que cualquier top model moriría de envidia.
—Son Rosa Dior my darling. Parece que tu etapa dark borró toda señal de buen gusto con la moda. Te recuerdo además que más de un estudiante te solía confundir con Reese Whiterspoon en Legally blonde cuando eras una púber. ¿Dónde está mi amiga y que has hecho con ella? — dijo esta última frase de manera dramática.
—Historia antigua, esa Camille murió y se esfumo de mi vida. Ahora soy así, real. No pienso volver a ser la idiota platinada como el resto de las niñas mimadas. —ironizó Cam.
—¡Pero que discurso, querida! ¿Estás en tu período? Estás muy hormonal hoy, pasemos a otro tema.
—¡Idiota, no! — le reprochó dándole un coscorrón. — Toma ponte a hacer los ejercicios de hoy, que la profesora está impaciente.
Cam le pasó la fotocopia que segundos antes que Roland llegara, la profesora había repartido entre los alumnos. Se encontraba de mal humor por la fecha que se acercaba, una muy negra en su vida. Aunque Roland algo sospechaba, no tenía la menor idea del infierno que esta niñita mimada había pasado el verano anterior. Lo ocultó de la mejor manera que pudo, para no ser mirada con lástima y cual fénix decidió resurgir de sus cenizas, totalmente renovada de cuerpo, apariencia y espíritu.
Atrás habían quedado sus looks a lo Paris Hilton, llena de colores alegres y rosas en todas sus gamas, brillos y más. Ahora parecía una adoradora de Marilyn Mason, vestía de negro, con borcegos y hasta había oscurecido su brillante cabellera rubia. Lucía un negro casi azabache y cuando su humor era más amigable, le agregaba mechas azules cobalto, o alguna cortina bien larga con las puntas de ese llamativo color.
Durante el horario escolar tenían la obligación de usar el uniforme del instituto, pero como estaban en el último año y tener casi dieciocho años podían combinar sus outfits, pero con reglas a seguir sin cruzar la línea de lo ridículo. Pero algunos alumnos, como Camille su abuso del negro en su manera de vestir hacia que la rectora se sulfurara cada vez que la veía.
ESTÁS LEYENDO
ALGLONY
Teen FictionInstituto para jóvenes de elite, un tanto rebeldes. Con familias con secretos oscuros, que pronto saldrán a la luz para cobrar venganza y hacer justicia.