2. Honey, como la miel.

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Se levantó cerca de las cuatro de la tarde, claro, ya en su habitación. Escuchó un ruido desesperante desde la cocina, sin más remedio que ponerse de pie y salir a ver. Gerard cocinaba sin descaso con la misma pijama del día anterior, sonriendo al mirarle al umbral de la puerta.

– Dormilón, ya va empezar el futbol– le recordó. Frank alzó una ceja dubitativo examinando el lugar. La televisión ya estaba encendida, un bowl de palomitas ubicado en el centro de la mesa de la sala, dos cervezas acompañando el decorado.

– No te cansas de tomar, bestia– gruñó. El pelinegro hizo un puchero volviendo poco después a sonreír.

– Gracioso. No vas a negar lo bien que la pasamos anoche. De nuevo te gané en el karaoke.

– ¿Quién ganó a quién, huh?– Gerard se encogió de hombros siguiendo con lo suyo.

Suspiró cansino yendo al sillón y tomando la lata completamente resignado. Los jefes de Kansas City habían llegado a la final contra las águilas de Philadelphia. El tremendo show que se cargaban desde días atrás por la participación de los hermanos Kelce debido a que ambos estaban compitiendo entre sí por primera vez por el campeonato.

– Si me lo preguntas, ganaran los jefes– Frank asintió sintiendo su presencia sentarse al lado suyo, asentando frente a ambos un platón de hot dogs–. ¡La cena!, me debes una.

Actuaba tan normal que empezaba a dudar de si realmente él recordaba lo que había ocurrido. Quizá había decidido ignorarlo, quizá solo estaba tratando de probarlo. Sin embargo, no lucia molesto, así que probablemente él tenía que dejarlo ir y ya. Quizá estaba exagerando, fue solo un pequeño desliz, estaban demasiado ebrios para recordarlo, aunque él si lo hiciera... casi muy bien.

– ¿Quién se presenta en el medio show de este año?– preguntó con un puñado de palomitas que iban en dirección a su boca.

– ¡Mi diosa Rihanna!–gritó. Bufó, sabiendo que le había dado cuerda para ponerse a bailar en medio de la tele y su visión, su canción favorita de la cantante.

Cuando el coro de Umbrella comenzó, le había dado la espalda empezando a mover el trasero de forma descomunal. En cualquier otro momento se hubiera reído y le hubiera tirado un cojín llamándole loca, como antes había pasado, por qué, bien se sabe que no puedes ser mejor amigo de alguien, que aunque sea completamente diferente a ti, toleras y aceptas esas diferencias. Pero, en ese momento, pese a todo lo qué pasó y creyó que no importaría nunca más, la realidad era que le causó un estrago tremendo, el cual comenzó en la boca de su estómago y acabó en la parte baja de sus pantalones.

– Me voy– solo pudo tomar las llaves de su camioneta sin decir una palabra más, y a pesar de el gesto preocupado de Gerard, no detuvo sus pasos hacia la puerta hasta salir de ahí.

~

Condujo hasta la zona rosa de Jersey, a esos bares a los que iba a rastras quizá una vez al mes a petición de Gerard. Ahí había conocido a su estúpido ex novio, el causante de todo ese lío. Lo pensó varios minutos antes de bajarse de ahí, empezaba a ocultarse el sol. Entró a uno no tan concurrido, pero de igual modo accesible. Estaban viendo el partido así que lo tomó como excusa para tomar una mesa redonda y pedir un par de cervezas. No tardó mucho en aparecer uno de ellos.

– ¿Qué te trae por aquí, guapo?– alzó una ceja poco animado.

– No me interesa.

– ¿Entonces qué haces aquí?–le dio un trago a su cerveza y entonces le miró. El chico tenía la piel delicada, llevaba unos aretes coloridos en ambas orejas, el pelo ligeramente largo, los ojos maquillados tenuemente. Era lindo, casi como una chica.

Amigos~ Frerard.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora