Capitulo 1

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Capitulo 1

Mi pequeño rubio

Desde muy pequeña entendí que las mujeres no pueden tener solo a un hombre, ¿para que tener uno? si puedo tener a muchos.

Mebuki: mira cariño, este también es tu padre.

Le señalaba la mujer a su pequeña niña que tenía en brazos una revista de los hombres más guapos de la era ninja.

Sakura: Mami...-dudaba la pequeña- ¿entonces tengo más de un padre? -volteaba a ver a su madre-.

Mebuki: Todos los hombres guapos son tus padres cariño -le decía dulcemente a su hija-.

Sakura: ¿Entonces el señor que vende dangos en el mercado también es mi padre? -decia pensativa-.

Su madre reía ante los ojos brillosos de su hija, sabía que le encantaban los dangos y saber que su padre los vendia era seguro que iría a verlo diario solo por sus dulces.

Mebuki: Bueno hija yo...

En ese momento la puerta se abrió de su casa y rápidamente su madre escondió la revista debajo del sillón.

Kizashi: Mis amores ya llegué a casa - cantaba el patriarca de los Haruno-.

Sakura: ¡¡Papi!! -gritaba la niña corriendo hacia los brazos abiertos de su padre -.

Kizashi: ¿Cómo está mi niña preciosa? -le decía alegremente alzando con sus brazos a su niña-.

Sakura: Bien papi, mami me enseñó a mis otros padr -.

La niña fue interrumpida por las manos de su madre que tapaban su boca rápida y nerviosamente.

Mebuki: Ca-cariño ¿cómo te fue en el viaje? -preguntaba su esposa mirándolo nervioso-.

Kizashi: Cariño, ¿por qué interrumpes a la niña? -preguntaba curioso su esposo con los ojos entre cerrados-.

Mebuki: Nada, nada... Preparare la cena, de seguro estás hambriento, Sakura hija, ve a traerme unas verduras a la tienda por favor -le quitaba a su esposo de los brazos a su pequeña niña para llevarla a la puerta y darle dinero - con cuidado-.

Sakura: Está bien mami -decia la niña resignada poniéndose sus zapatitos-.

Al salir de su casa la niña pudo escuchar el grito acusador de su padre.

Kizashi: aha!! Con que de nuevo estás mostrándole tus revistas cochinas a mi hija! -gritaba molesto su padre-.

Mebuki: S-suelta eso que es caro- contestaba su madre-.

Kizashi: ¡Ya deja de mostrarle esto a la niña, vas a pervertir su mente inocente!.

Sakura: oh no, papi descubrió el escondite de mami -corria la niña mientras reía divertida-.

La tienda de verdulería se encontraba a dos cuadras de su casa así que la pequeña iba dando pequeños brincos mientras tarareaba una cancion.

Sakura: En el bosque, de la china, la chinita se perdió...

Aldeano: Mira ahí va el niño maldito - decía con desden-.

Doñita: ¿Cómo es que puede andar por la aldea sin correa? -mencionaba con burla-.

La niña se detuvo al oír esas palabras tan desagradables de la gente para mirar que era lo que tanto les molestaba en ese momento. En la esquina de una tienda se encontraba un pequeño niño rubio tal vez de la misma edad que ella, este vestía ropas un poco desgastadas y unos cuantos rasguños que algo o alguien le había provocado.

Ella se acercó un poco a el ante la mirada de la gente y se dió cuenta que miraba un dulce con un muñequito en la punta de este que se encontraba en el mostrador de la tienda.

Señor: ¡Niño vete de aquí!, No ves que me espantas a los clientes! -regañaba el señor con un palo en la mano queriendo pegarle al niño-.

El pequeño saco de sus bolsillos una moneda y una basurita, mientras miraba el precio del dulce...no le alcanzaba.

Señor: ¡Lárgate ya, apestas!

El señor estuvo a punto de golpear al niño pero una bolita rosada se apareció enfrente de el.

Sakura: ¿Cuál te gusta? -le sonreía la niña mientras extendía sus brazos impidiendo que el señor lo golpeara -.

El niño estaba sorprendido ante la acción de esa pequeña. Miro de reojo el dulce y señaló uno color naranja.

Sakura lo tomo y le lanzó unas monedas a la cara del señor.

Sakura: Ven, vámonos! -decia la niña mientras tomaba la mano del niño para comenzar a correr-.

Señor: ¡Niña que te pasa! -gritaba el señor molesto- ¡le voy a decir a tus padres!-.

Sakura: ¡Métase con uno de su tamaño viejo verde! -gritaba la niña mientras se perdía entre las calles con el niño-.

El pequeño rubio corría con su mano aún entrelazada con la niña con una expresión de asombro y un ligero sonrojo. Llegaron a un parque y la pequeña lo soltó mientras agitada tomaba aire con sus manos en el pecho.

Sakura: ese viejo esta loco, con que queriendo golpear a un niño...-decia mientras extendía su mano hacia el niño con el dulce en ella- no te preocupes, ese señor está más para allá que aquí -decia entre risas la pequeña - toma, te lo regalo.

El pequeño miro sorprendido a la niña, nunca antes le habían regalado algo, siempre que alguien lo miraba le decían de cosas y lo golpeaban. Estaba acostumbrado a estar solo y tener el desprecio inexplicable de la gente. Acaso, ¿había hecho algo malo?.

Sakura: ¿Cómo te llamas? -le decía sonriendo mientras miraba que este tomaba el dulce - yo me llamo Sakura.

El niño: y-yo me llamo Naruto -contestaba con las mejillas sonrojadas sosteniendo el dulce con sus pequeñas manos en su pecho.- muchas gracias... Sakura-chan - el niño la miraba con ternura-.

Sakura: No es nada, bueno ya me voy. Tengo que ir a comprar unas verduras que me encargo mi mami.

La niña paso a su lado mientras depositaba un beso en su mejilla haciendo que el niño se pusiera colorado.

Sakura: eres lindo, me gustas - le decía mientras corría con sus mejillas coloradas-.

Desde ese día, sin saber por qué, su destino tomaría un camino lleno de amor, celos, amistad y un apego inquebrantable por aquella niña de cabellos rosados que hacía latir con fuerza su pequeño corazón.

Eres mioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora