Mi hijo

4

Kuroo se puso de piey agarro el frasco de café para regresarlo a su lugar, observo lo que Tobio tenía en la cocina, eran pocas cosas debido a que ahora vivirá solo, o eso piensa él.

Kuroo piensa diferente.

Después de hacer algunas cosas, subio las escaleras y fue a la habitación, desde la puerta observo a Kageyama dormir. Tetsuro sonrió feliz, y nuevamente bajo a la sala para después salir de la casa.

Desnudo caminaba feliz tarareando una canción, con las manos hacia atrás veía el ambiente, es un lugar agradable y le gustó.

—Es un lugar para que una familia viva.

Dijo feliz, al llegar a su auto abrió la puerta y agarró la mochila negra que estaba en el asiento del copiloto, cerro la puerta y camino de regreso.

Nuevamente en la casa subió las escaleras y fue al baño que estaba al final del pasillo del segundo piso; al subir las escaleras da a dos caminos, derecho e izquierdo, la habitación de Tobio está por el lado izquierdo y al lado derecho hay un baño individual, Tetsuro feliz fue hacia el baño.

Cerro la puerta con seguro y de la mochila negra saco un foco y miro hacia arriba, sonriendo saco una linterna y se subió al lavamanos que es como una pila.

Kuroo había elegido esa casa e hizo que el vendedor se la ofreciera a Tobio a buen precio, ya que el dió el resto, lo importante era que Tobio eligiera esa casa, porque debajo de la cochera hay un pequeño túnel abajo donde hay una habitación subterránea que puede que le ayude en el futuro.

Al escoger y ver la casa de le olvidó dejar cámaras de seguridad, así que ahora sí trabajo es colocar todas esas cámaras de seguridad mientras Tobio duerme.

Después de varios minutos regreso a la habitación donde Kageyama estaba durmiendo, feliz dejo un reloj grande pegado a la pared sobre la cama de Kageyama, fue muy silencio; termino de colocar todas las cámaras y luego regreso a la cama.

Kuroo con sueño se subió a la cama, jalo la sábana y a Tobio, luego acomodo unas almohadas y se durmió.

A la mañana siguiente.

Kageyama despertó sintiendo un apretón de glúteo y algo o alguien tocando su pecho, al acostumbrar su vista a la luz que entraba por la habitación observo a Kuroo chuparle el pecho, esto le causó gracia y rió en voz baja.

Kuroo despertó y miro a su ahora pareja, Tetsuro babeaba y al ver frente a él, el pecho de Tobio sonrió y comenzó a chupar. Kageyama sensible se sentía incómodo.

—Por favor no— pidió el menor.

—Quiero hacerlo, quiero hacerlo— rogó Kuroo.

Kageyama tuvo un recuerdo de Kei, si tan solo Kei no le hubiera Sido infiel.
Tobio nunca se lo imagino, porque Kei era tan atento, tan amable, a veces moleston y sarcástico, pero era tan buena pareja que aún le cuesta comprender.

¿Que paso?

¿Cómo fue?

Es algo que me parece tan irreal, en su interior aparte del dolor que siente, sabe que hay algo más, su corazón y mente le piden a gritos que investigue, por algo no anda bien.

—Solo una vez— dijo el menor.

Tetsuro sonrió victorioso.

Más tarde.

Kenma jugaba y al ver entrar a Kuroo feliz con orgullo supo que su amigo había logrado algo más.

—Supongo que tuviste una buena noche— comento Kenma.

—Una buena noche, una buena mañana, la vida es tan hermosa— dijo feliz —. Iré a trabajar en tu oficina, me gusta tu casa así que vengo cuando quiera.

—A veces creo que es más tuya que mía— expreso kenma.

—Si, si, no me molestes— le dijo mientras se alejaba.

Al quedar solo, Kenma suspiro y dejo de jugar.

—¿En qué momento cambiaste tanto? Cómo sea, no me voy a involucrar en nada.

Kuroo se sentó en la silla, sobre la mesa está su computadora así que la abre y la enciende, espera feliz y luego de hacer algunas cosas miro lo que Tobio hacia.

—Me gusta tu trasero— hablo mirando la pantalla, Kageyama se está dando un baño para seguir con su día. En eso Kuroo decidió masturbarse —. Ay, su cadera... Debe sentirse incómodo, te compraré una cremita— dijo feliz sin dejar de masturbarse.

Siguió observando por varios minutos, Kageyama cocinando, vistiendose, comiendo, limpiando, no puede cansarse de eso.

—Oh, va a ir a comprar— dijo sonriendo y entonces recordó —¡Maldita sea!— dijo —. No deje cámaras en su auto, demonios— maldijo.