📖CIENTO CUARENTA Y SIETE📖

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P. O. V. LEVI:

El restante del domingo, Gaby y Falco siguieron en la habitación de Ami, por lo que la convivencia y distracción del día fueron ellos. Por la noche, Hange llego para decirme como avanzaba el encargo que le había dado aquella mañana:

-Los chicos dijeron que querían ayudar, lógicamente lo harán cuando terminen con sus áreas, lo cual será el martes... Así que mientras tanto iré dando las pistas para llevar a nuestro objetivo a la escuela de los niños... - me explicaba con aquella mente calculadora qué no le veía emplear desde que nombró a Armin como su sucesor como comandante. - El miércoles ejecutaremos el plan definitivamente y espero tenerte respuestas ese mismo día.

-Eso fue más rápido de lo que espere... - confesé sintiendo un poco de alivio.

-Fue gracias al capitán qué enviaste, conoce el área y la situación a la perfección, no habría podido planear nada sin su ayuda. - me respondió humildemente.

-Deja de mentir, Cuatro ojos. Si te deje la misión fue porque se lo que eres capaz, así que no me vengas con cuentos. - la frene con una media sonrisa.

-¡Bah ! Lo intenté... - alzó las manos en rendición. - Solo quería liberarte un poco de tu presión, lo logre...

Realmente hacia más que eso, pero quizá era una de las tantas cosas que ella quizá nunca sabría y era mejor así.

-En fin... ¿Te molesta quedarte esta noche con Ami? Pense más de la cuenta y estoy agotada... - me pidió con un bostezo.

-¿De verdad me estas pidiendo que me quede con mi propia esposa? ¡Wow! Qué amable de tu parte pedirlo... - dije sarcástico.

Ella me miró con seriedad una fracción de segundo, antes de estallar en carcajadas.

-Y pensar que casi te la robo aquella vez que te peleaste con ella - dijo entre risas.

-No es de tu gusto, Cuatro ojos.

-¿Quién sabe? Estuve a nada de interrumpir la boda y gritar que no la mereces, pero ¡Bah! ¡QUE VIVAN LOS NOVIOS!

-Ya estas delirando de nuevo, ¿no puedes darme ni 24 horas con tu yo cuerdo?

-Uy pides mucho, mejor andate a la habitación qué tu amorcito te espera -se burló moviendo su mano como si buscará alejarme.

Retiro todo lo dicho sobre Hange, seguía siendo un dolor de cabeza que solo empeoraba con los años. Sin embargo, debía reconocer que de no ser por ella ya hubiera dejado que la presión me consumiera al punto de perder la cabeza, lo cual no podía permitirme con Ami al borde de la muerte. Así que, no me quedo de otra que hacerle caso.

Horas más tarde se había marchado Michele cuando le anuncie qué no la necesitaría más; y en cuanto Ami, se había quedado dormida cuando se fueron Gaby y Falco una hora atrás, por lo que salir de la habitación sin sus preguntas fue pan comido. De hecho, al regresar, ella seguía durmiendo cómodamente.

El tiempo paso lentamente, en parte porque el insomnio no me dejaba pegar el ojo y en segunda porque sabía que a las 2 am pasaría el médico a hacerle una revisión de rutina y necesitaba saber que tal estaba, por lo que la espera hacia terriblemente lento al tiempo. Lo único que me quedaba era seguir velando el sueño de Ami desde aquella silla acolchonada junto a su cama.

Cerca de la 1 am, Ami comenzó a dar vueltas en la cama, mientras tartamudeaba cosas sin sentido. Aquello no le gustaba, hacia tantos años que llevaba durmiendo con ella como para saber que el fantasma del pasado era lo que le causaba las peores pesadillas a las que yo no podía hacer frente.

-Ami...-le susurre acercándome más a ella. - Todo está bien...

-Abuela... - respondió con voz cortada. - ¡No! Déjenla...

Con aquella pesadilla yo no podía, porque más que pesadilla era un vivido recuerdo. Debía estar reviviendo el momento en que asesinaron a la abuela frente a nuestros ojos, así que no podía despertarla y decirle que nada de eso era real, pues hasta yo llevaba las marcas de aquel evento.

-¡No! Por favor... - suplicaba ya con lágrimas escapandose de sus ojos fuertemente cerrados.

La tome de la mano y espere a que el sueño no la despertará en aquel estado, pues siempre me rompía un poco al verla así.

-... A mi hijo no... - soltó cuando comenzaba a tener más esperanza en que se calmaría.

-Ami...- intente despertarla.

-¡No! Es un niño... Es mio... Déjenlo... No le hagan daño... Por favor...

Por más que intentaba sacudirla no lograba nada. Me levante de mi silla y me senté en la cama, lo suficientemente cerca para poder sostenerla por los hombros.

-Ami, escuchame... Estas soñando... - le susurraba.

A mi mismo me aterraba por donde parecían ir sus sueños...

-¡Noooo! - grito, finalmente saliendo de su pesadilla.

Se enderezó de golpe y, por tantos años de rutina, se lanzó a mis brazos a sabiendas de que yo ya la esperaba para tranquilizarla.

-Ya paso... - le decía al oído. - Fue solo un sueño... Estas bien... Todo está bien...

Estaba temblando, por el miedo y por el llanto. Se aferraba a mi como si su vida dependiera de ello y poco a poco su gimoteo me alertó qué no pararía de llorar en un buen rato.

-... Fue horrible... - me decía entre cada quejido. - Tenían a Kai... Le hacían lo mismo... Era como con la abuela... Levi... Ya no puedo...

«Si me lo dices, yo tampoco puedo...», quise decirle, pero si lo hacía la destrozaría más.

-Quiero a mi Kai... Lo extraño muchísimo... - lloriqueo a media voz.

Reafirme mi abrazo y escondí mi rostro en su cuello.

-Lo traeré de vuelta... Lo prometo...

No podía decir nada más que eso y aun así, no era suficiente para calmar su dolor y tristeza, lo que era sin peor. Era como regresar el tiempo en que perdimos a la última familia que tuvimos, era como estar de nuevo en aquellos días en que yo no podía darle nada de esperanza, pero tampoco era tan valiente como para decirle que la culpa era mía. A este paso, mi impotencia solo crecería y terminaría haciendo alguna estupidez, tenía que hacer algo, pero no sabía por donde comenzar, qué hacer o como moverme, solo podía estar ahí fingiendo que todo estaba bien, como si de verdad todo fuera a estar bien de la noche a la mañana, como si Kai fuera a volver en un parpadeo.

No fue así, Kai no volvía, nada se resolvía, nada funcionaba, ni aquella madrugada, ni el lunes, ni el martes... El último momento de esperanza que teníamos recaía en aquel miércoles tan próximo.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora