El ángel de la muerte [hazbin hotel]

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Año 1923, Nuevo Orleans.

Entre las tantas calles de Orleans, transitaba un joven de aproximadamente 15 años de edad. El cual, se habia escabullido de sus obligaciones, con el fin de reposar y descansar de tanto estrés.

-:... Me asesinara, cuando se de cuenta, que ya no estoy en la oficina. Pero no importa, ya me había hartado de estar encerrado- Detuvo su caminar, para llevar su mirada al cielo, observando las nubes grises, que avisaban de una posible lluvia- El único día que salgo, y no tardará en llover. Que suerte la mía

Retomó su pasó, con la vista en el suelo, sumido en sus propios pensamientos, lo que provocó, un tropiezo con un desconocido. El golpe, hizo que saliera de su ensoñación, de una manera brusca, alzó su mirada para observar con quién había chocado. Contemplado frente a él, a un joven castaño de tal vez 18 años, el cual, había puesto una mueca, un tanto rara.

-: Le pido perdón, por mi falta de atención, al caminar- Bajó un poco la cabeza a modo de disculpa- Siento lo ocurrido.

El castaño se mantuvo en silencio, un silencio incómodo y molesto para el peli-plateado. Comenzó a creer, que ese sujeto buscaría algún tipo de pelea, y lo que menos buscaba era una escena de violencia o algún tipo de escándalo.

X: ..... JAJAJA ¡No te preocupes amigo mío!¡Yo también andaba distraído y no me fijé por dónde caminaba! JAJAJA

Al escucharlo reír de la nada, lo primero que cruzo por su cabeza fue la palabra loco, y el tono tan animado que utilizo el más alto, le causó fatiga.

Dió como conclusión, que era de esas personas que le veían lo positivo a la vida. Tan llenas de energía y con un gran vigor, que a él lo agotaban.

X: ¡Vamos mi querido amigo!¡Levanta la cabeza, no es necesario que sigas en esa posición!

El contrario se lamentaba internamente, preferia pelear que aguantar a este tipo de personas. Acatando la orden del castaño, se irguió, tomando una postura erguida.

Al estar parado correctamente, por fin pudo observar al castaño con más atención. Un joven apuesto, tal vez de 18 o 19 años, cabellos castaños, ojos cafés, alto, tal vez de 1.75 o más, acompañado de una gran sonrisa amigable en su rostro. Vestido de un chaleco café, camisa blanca, corbatin negro al igual que su pantalón y zapatos, acompañado de unos guantes blancos.

Una vez que lo inspecciono rápidamente, decidió mostrarle una sonrisa (fingida) al varón, que se hallaba frente a él.

-: Le agradezco su completa comprensión. Usted es un sujeto bastante amigable, cualquier otro individuo me hubiera ocasionado algún inconveniente.

El castaño hizo caso omiso, a lo que el peli-plata habia dicho, al momento de visualizar aquellas cuencas de tan peculiar color azul y un pequeño recuerdo llegó a su memoria. Un niño con los mismos ojos, pero....ese infante, estaba destinado a morir en la soledad e indiferencia de la sociedad. Al parecer, los planes habían cambiado y permitió que se volviera a encontrar con él. Aún que, eso no aseguraba que fuera el mismo infante, pero aquellos ojos, nunca más los volvió a ver en otra persona.

La primera vez que encontró a ese niño de tan peculiares ojos, no pudo sacarselo de la mente. Así que, regreso muchas veces al mismo sitio de su encuentro, con la esperanza de volverlo a hallar. Pero nunca se logro y por cosas del destino, lo tenía aquí, frente a él y esta vez, no lo dejaría ir.

Un interes, algo extraño para el castaño, comenzó a surgir en su interior, quería conocerlo para ser alguien cercano al peli-plata. Y tal vez, luego lo asesinaría y tendría aquellas hermosas cuencas de recuerdo.