114

4 0 0
                                    

Alessio

Cundo cumplí quince supe que no quería ser padre, no quería que un niño creciera con los mimos pedos mentales que yo. Y así fue por un tiempo, pero ella siempre despertaba cosas que descarte. La idea de verla embarazada de mí, me llenaba de cierta manera y me alzaba el ego. Serían mis hijos los únicos que crecieran en su vientre.

Erick fue una metedura de pata muy grande, pero era mi hijo, me sorprendía que estuviera cuerdo, cuando yo no estaba en sus primeros años de vida, aquel niño me había enseñado que sin importar el padre de mierda que tengas puedes ser mejor que él.

Me alegraba que tuviera a Rouses, ella que a pesar de no tener a sus padres sabe como ser una buena madre, es admirable.

Odiaba verla triste, y aunque pensara que no me daba cuenta, sé que veía la ropita de bebe que le regale cuando pensé que estaba embarazada y lloraba antes de que llegara de alguna junta.

Mi meta siempre fue ella, y solo ella, que le hayan arrebatado la oportunidad de tener un bebe, me jodía, y mucho, y más que creyera que se lo sacaría en cara.

Se ponía rara cuando tenia que revisar algún asunto de la demanda con Regina; yo me ponía de nervios cuando recordaba que debía contarle que posiblemente fuera padre de dos niños que no conocía ni quería conocer. No quería ver la tristeza en sus ojos o pensará que me quita algo. Me había dado más de lo que podía darme, no necesitaba más que a ella misma, nada más me hacía más feliz que tenerla.

En el desayuno actuó con cierta naturalidad, me estaba asustando, no me gustaba verla así, aunque mi maldito egoísmo estaba feliz porque esa era la Rouses que no le importaba un comino los demás, tome la caja que se le encargue a Tomás y me acerque a ella.

—Ten —Se la di, ella me miro y después a la caja

—¿Qué es?

—No sé —Dije restándole importancia —Ábrelo

—No juegues como no vas a saber —mascullo molesta, le quito la tapa y apareció la cabeza del cachorro, se paró en dos patas apoyándose en el pecho de Rouses y lamiendo su cara, me miro sorprendida y después al animal. El perro había sido el más débil de todos, pero al parecer verla lo hizo revivir, no era muy afable conmigo —Un perrito, que lindo —Lo tomo y dejo la caja de lado —Que lindo

—Es como un bebe, ¿no? —Ella solo me miro

—Él no remplazará a mi bebe, pero lo voy a querer mucho —Lo beso —Si —Comenzó a hablarle, que bobada, como si le entendiera —Él es el cavernícola de tu padre, ¿a que es un gruñón?, solo ládrale cuando este de ese humor, te compraré ropa, si y dormirás en la cama

—Ni de broma, que duerma en el suelo

—Es un bebe —Lo abrazo

—No dormirá en nuestra cama —Sentencie dejando por zanjado el tema

—Ya veremos quien gana —Comento ella retándome

—Sí que parecen una pareja casada —Susurro su hermano —Una perfecta pareja casa —Nos tomó una foto —La primera foto de la familia Caruso Alessandretti —Rouses sonrió y bajo al cachorro, este corrió hasta su hermano y alzo la pata —Controla a esta pulga Rouses —Grito

—Le gustas a mi hijo —Se burló, riéndose de su hermano, al menos lo hacía —Ven acá lindo

—Ponle nombre, ¿no? — Tomo al perro y lo miro

—Cara de que tienes —Lo tomo mirándolo fijamente —No te veo cara de algo, pero te pondré el nombre más chulo que encuentre, serás la envidia de los demás perritos, ya verás ¿verdad papá? —Me mostró el perro —Ayúdame a pensar el nombre

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora