El despertar de esa mañana lo recibía con Sun Baek llorando desde su cuna. El niño dormía en el cuarto de sus padres desde que nació y Jimin no tenía corazón para mudarlo sólo a una habitación, aún no.
Se frotó los ojos con su antebrazo derecho aún exhausto por lo de la noche anterior. Sus hijos estaban con bastante energía y no se durmieron para nada temprano. Se levantó dándole una sonrisa al pequeño que estaba mirándolo a través de los barandales de su cuna, estaba desesperado por ser cargado por su padre.
—Amor, despertaste más temprano que de costumbre hoy —Jimin le dijo sacándolo de su lugar para arrullarlo en sus brazos.— ¿Despertaste con hambre no es así?
El bebé ya no estaba llorando, pero era más que obvio que algo lo había despertado. Son la seis trece ahora mismo y Sun-ah siempre despierta alrededor de las siete y media si tiene un buen sueño.
—Vamos a darte de comer —dijo susurrando para no despertar al pequeño Ho seung, su hijo de cuatro años, que estaba en la cama.
Suspiró saliendo de su pieza.
Ahora las cosas eran así. Despertaba temprano por el llanto de su bebé, hacia su rutina con el menor hasta que su hijo mayor despertara para luego empezar a alistarlos a ambos para llevar Ho seung a la escuela. Volvía a casa donde intentaba estar con su bebé el tiempo que él se lo requería, organizaba un poco el departamento, y si Sun-ah estaba tomando una siesta, entonces el empezaba a trabajar en su libro.
Jimin era escritor. Trabajaba en una editorial que le había brindado la oportunidad hace unos años atrás, recién estaba casado. Fue algo que no pudo desaprovechar. Se convirtió en uno de los escritores estrella de la editorial, publicó su primer libro el cual continuó debido al éxito. Ahora ese simple libro se había transformado en una saga.
Una saga que va a abandonar si su cuerpo sigue como está.
Su cansancio físico era lo peor. El quedarse con los niños todos los días era maravilloso, amaba estar con ellos, pero él sabía perfectamente que era un trabajo de dos. Como también sabía que nunca más podrá compartir a sus hijos con su esposo como debe de ser.
Jungkook hace dos años que no está con ellos, es decir, si están juntos viviendo bajo el mismo techo, pero no conviven en lo más mínimo.
Lo único que Jimin sabía de él últimamente era que llegaba de madrugada, a veces entraba directo al baño principal o al baño de su habitación para darse una ducha y salir para meterse a la cama. Eran pocas las veces que él podía apreciar a Jungkook en las mañanas temprano antes de verlo irse a trabajar.
No había beso de buenos días ni de despedida. Ni para él, ni para sus hijos.
Y era jodido.
Jamás imaginó, desde el tiempo que conoce a Jungkook, que iba a convertirse en esto. En esta frialdad tan cortante como el maldito hielo que lo lastimaba desde el día uno.
Cuando ellos se conocieron, el mundo de Jimin cambió por completo. Jeon Jungkook llegó a ser una luz en toda su puta vida. En la secundaria aún vivía con su madre, ese demonio con el que tuvo que convivir hasta que su padre regresó del ejército y su hermano mayor del extranjero. Ella odiaba a Jimin, lo aborrecía. No podía soportar estar cerca de él, así que lo torturaba para hacerlo llorar, para que él decidiera irse por su cuenta de su lado, para que suplicara por alejarse. Pero Jimin nunca se iba, sólo huía a su cuarto y luego salía tratando de estar los más al margen posible.
No podía contarle a su padre o hermano porque ella lo amenazaba. Solía tomar sus cigarrillos y apagarlos con su propio abdomen. Cuando Jimin la descubrió, trató de impedir que se hiciera más daño pero ella entonces empezó a hacérselo a él. Jimin tiene toda una pierna que es prueba de esas quemaduras.

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Pity [Kookmin]
ФанфикJimin siempre había tenido mala suerte socializando, todo por el gran trauma que su madre le causó de niño. Tampoco es como si las personas quisieran acercarse a él por cuenta propia, nadie nunca lo había hecho... hasta que llega nuevo al colegio de...