Mala suerte

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NARRA MADDY

El campo estaba lleno.

La gente cantaba a mi alrededor mientras los jugadores salían al campo y se hacían fotos antes de empezar.

Yo estaba al lado de Mikky, las dos con la camiseta de Frenkie.

Más que listas para animarlos a todos y que ganasen.

- Después seguramente vayamos a cenar, ¿vas a venir? -preguntó Mikky.

- Claro, ¿estoy invitada? -pregunté algo sorprendida.

- Los Pablos pidieron que vinieras, hay un sitio para ti. -comentó y yo solté una carcajada.

- Son geniales, creía que no me iba a caer bien nadie y que sería todo muy complicado, como en Nueva York. -admití.

- No pienses más en Nueva York, Madds, esta es tu vida ahora y todos ellos van a adorarte, son una familia y tu ya eres parte de ella. -aseguró y sentí como la felicidad me inundaba por dentro.

No sabía que habría hecho si no tuviese a Mikky.

Mi padres no habían querido saber nada de mi carrera de modelo, no creían en mi y la única que lo había hecho desde el primer momento había sido ella y siempre estaría agradecida aunque me hubiese llevado a todo eso.

Intenté despejar mi mente de ese recuerdo cuando los chicos empezaron a jugar.

Me levanté de mi asiento y me centré en el juego.

Los veía correr, sin nunca dar un balón por perdido.

Les apasionaba jugar y pensaban ganar.

Sus ojos brillaban cuando conseguían el balón.

Vi como Gavi le pasó el balón a Pedri y este empezó a correr directo hacia el área, podía ser gol perfectamente.

Me tensé por completo.

Y entonces uno de los rivales llegó y lo empujó, dejándole en el suelo.

- ¡Falta! -grité con fuerza, cabreada, había quedado absorta en verlo mover el balón como él quería.

Pedri no se levantaba del suelo.

Se tocaba la pierna y hacia muecas de dolor.

No, por favor.

- Creo que se ha lesionado. -comentó Mikky a mi lado.

- No. -murmuré yo.

Eso hubiese sido gol.

La ira hervía en mis venas cuando vi que se levantaba y lo cambiaban, dejándole en el banquillo.

Me pasé lo que quedaba de partido cabreada, aunque hubiesen ganado, hasta que el estadio empezó a quedar vacío.

- Iré a ver como está. -le dije a Mikky moviéndome.

- Te espero fuera, voy a ver si encuentro a Frenkie. -besó mi cabeza y se fue hacia abajo.

Yo me moví entre los pasillos, con el paso que nos había dado Frenkie.

Pasé por unas cuantas puertas hasta que en una de ellas, escuché la voz de Pedri y me paré.

Era la enfermeria.

Joder.

Di dos golpecitos en la puerta.

- ¡Pasa! -gritó alguien.

Entré y una chica con guantes me sonrió, supuse que era la fisio.

- Os dejo solos, a ver si tu puedes calmarlo un poco. -la chica salió de la sala y me dejó a solas con él.

Estaba tumbado en la camilla, con un pie descalzo.

- ¿Cómo estás? -pregunté acercándome a él.

- Parece que has sido mi amuleto de mala suerte. -comentó y yo me quedé mirándolo, sin creerme que me hubiese dicho eso.

- ¿Enserio? vengo a verte y me pagas así. -me crucé de brazos.

- Has venido a ver el partido por primera vez y me lesiono por primera vez, parece que si que das mala suerte, Maddy. -hablaba tan serio que me dolió en lo más hondo.

- Creí que éramos amigos, los amigos se apoyan. -hablé cada vez más cabreada.

- Creíste mal, vete de aquí. -gruñó enfadado.

- Muy bien, no vuelvas a buscarme Pedri, no vales la pena. -gruñí, me di la vuelta y salí de ahí hecha una furia.

Caminé decidida a irme pot los pasillos.

¿Quién se creía para hablarme así?

Había ido a verle para intentar animarle y él me lo pagaba de esa forma.

Oh no, love, te has metido con la chica equivocada.

No me di cuenta de que iba en dirección contraria a la salida hasta que mi cuerpo chocó con un pecho desnudo.

- Maddy, ¿dónde vas con esa cara? -la voz de Gavi me sacó de mis pensamientos.

Alcé la vista y le vi, con el pelo mojado y mirándome sin entender nada.

- Tu amigo es un gilipollas, ¿cómo salgo de aquí? -pregunté de mala gana.

- La salida está hacia el otro lado, ¿qué ha pasado? -me cogió de los brazos, intentando que me calmase.

Quería golpear a alguien.

- ¿Sabías que ahora soy vuestro amuleto de la mala suerte? -grité cabreada.

- ¿Quién cojones te ha dicho eso? -preguntó, cada vez estaba más confuso.

- Pedri, he ido a verlo y me ha tratado como una mierda, es un gilipollas. -admití.

- Debe de estar de mal humor por la lesión, tiene que estar un mes entero sin jugar. -explicó.

- No le da derecho a hablarme así, Gavi. -me queje.

- Ve fuera, ahora saldremos nosotros y iremos a cenar, seguro que se te pasa el cabreo después. -intentó calmarme de nuevo.

Besó mi frente y me volví sobre mis pasos para volver fuera.

Me encontré con Mikky apoyada en el coche y me acerqué a ella.

- ¿Y esa cara? -preguntó de inmediato.

- Nada. -murmuré por lo bajo.

Me crucé de brazos a su lado y ella no volvió a preguntar, sabiendo como era cuando me ponía así.

Un rato después salieron los chicos y nos fuimos todos al restaurante al que habían reservado.

Me senté al lado de Frenki, seguida de Gavi y luego Pablo.

Les agradecí que se sentasen a mi lado cuando Pedri apareció y se sentó delante de mi.

Llevaba el pie con una venda.

Le ignoré por completo.

Pero él se pasó la noche mirándome mientras me reía con los Pablos.

La había cagado conmigo y si quería que me convirtiera en su amuleto de la mala suerte, en eso mismo iba a convertirme.

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ahora empieza lo buenooooo JAJAJAJA

sorry por la horaa, he tenido un problemillaaa

Strangers +18 - Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora