Capitulo 6

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Janet se sobresaltó. "Si no soy Jocelyn Lind, ¿quién más crees que soy? Acabas de hacerme una pregunta muy tonta", dijo en tono de broma.

Resultaba que ella se había casado con Ethan como Jocelyn Lind, y si estropeaba el plan, Fiona no le daría el dinero. El asunto era que Hannah todavía estaba en el hospital esperando para que se le operaran.

Ethan frunció el ceño porque algo parecía fuera de lugar. Alguien que había investigado previamente a la hija de la familia Lind le dijo que Jocelyn era una mujer arrogante, testaruda, vanidosa y descerebrada a la que le gustaba seducir a hombres adinerados porque era una interesada.

Debido a eso, él se hizo pasar por un perdedor sin un centavo frente a ella pensando que era Jocelyn, pues dado que esta despreciaba a los pobres, esperaba que ella tomara la iniciativa de pedir el divorcio.

Sin embargo, la mujer frente a él sorprendentemente parecía aceptar tanto su posición financiera como su humilde morada.

Además, su nerviosismo era algo evidente a pesar de que ella hizo todo lo posible por mantener la calma.

Ethan sintió que la mujer que tenía enfrente era amable y dulce, e incluso le parecía interesante.

No obstante, no importaba si ella era la verdadera Jocelyn o no. Él se había casado con ella solo porque este fue el último deseo de su madre en su lecho de muerte.

Todo lo que él tenía que hacer era cumplirlo.

"Fue una pregunta casual. Olvídalo". Con eso, él agarró la chaqueta del traje y dio un paso atrás. "Ya dije todo lo que quería decir. ¿Tú tienes algo más que agregar?".

Aliviada, Janet respondió de inmediato: "No".

Entonces miró a su alrededor y notó que solo había un dormitorio y un diminuto sofá en la sala de estar. '¿Tengo que dormir en la misma cama con Ethan?', se preguntó.

Ethan estaba a punto de ir al baño cuando vio la preocupación en sus ojos, y recordó que solo había una cama en la casa. Ese lugar había estado desocupado durante mucho tiempo, y él solo les pedía a los empleados domésticos que la limpiaran todos los meses.

"Solo hay una cama aquí. Yo dormiré en el sofá esta noche; tú puedes dormir en el dormitorio", dijo al tiempo que desabrochaba casualmente los puños de su camisa.

Janet lo miró sorprendida. '¿Acaso puede leer la mente? ¿Cómo sabe lo que yo estaba pensando?', cuestionó para sus adentros.

A pesar de que ella quería que él durmiera en la sala de estar y estaba encantada de que se hubiese ofrecido antes de que ella se lo pidiera, fingió estar avergonzada. "¿No tienes problema con eso? Quiero de

cir, es nuestra noche de bodas. ¿No crees que es inapropiado que duermas en el sofá? Además, eres muy alto. ¿Cómo podrías dormir cómodamente en ese sofá tan pequeño?".

"De hecho sí sería incómodo, pero aquí solo hay una cama. Si quiero dormir cómodamente, tendría que dormir en la misma cama contigo", dijo él al tiempo que bajaba la cabeza, inclinándose más cerca de ella. Sus ojos se oscurecieron cuando sus miradas se encontraron. "Te veré allí después de tomar una ducha", le susurró al oído.

"Tú... me entendiste mal. Yo no quise decir eso", replicó Janet con sus ojos agrandándose. De pronto se encogió un poco al sentir cómo se le calentaban las mejillas y enseguida bajó los ojos como tratando de escapar. Sin embargo, no había dónde esconderse, de modo que se vio obligada a retroceder lo más que pudo.

Al ver que estaba a punto de golpear la esquina de la mesa, Ethan extendió la mano y la agarró con fuerza.

"¿Y qué fue lo que quisiste decir entonces?", preguntó él, ladeando la cabeza hacia un lado con un brillo juguetón en los ojos.

Perpleja, Janet se quedó parpadeando como un bebé viendo al mundo por primera vez.

El corazón le latía con mucha fuerza mientras podía sentir el cálido aliento de Ethan soplando contra su cuello. El calor del cuerpo de ese hombre la envolvió, y de repente le dieron unas increíbles ganas de huir.

"Yo solo quiero dormir sola. Además, tú acabas de decir que solo necesitábamos ser una pareja puertas afuera".

"Bueno, pero puedo cambiar de opinión. Ser una pareja real parece una buena opción. Después de todo, parece que tú quieres consumar la boda". Retirando la mano de la cintura de Janet, Ethan colocó un mechón de cabello suelto detrás de su oreja.

"¡No, claro que no!", siseó ella entre dientes y enseguida su cara se puso roja como un tomate.

"Pues eso parece porque estás invitando a un hombre a dormir en la misma cama contigo", dijo Ethan con indiferencia.

Empujándolo, Janet corrió al dormitorio, cerró la puerta detrás de ella y le pasó el seguro.

Al ver su reacción, Ethan se rio afuera.

Apoyada contra la puerta, Janet trataba de recuperar el aliento mientras sus latidos iban más rápido de lo normal y el rostro le ardía como si tuviera fiebre.

A medida que su corazón se ralentizaba poco a poco, planeó golpear a Ethan con la lámpara de la mesita de noche si él intentaba acercársele.

Luego de un par de minutos, ella se sentó con cautela en la cama con la mirada fija en la puerta cerrada, y no pudo conciliar el sueño hasta que fue muy tarde.

Una novia afortunada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora