Esa había sido una de las noches que John más había esperado durante toda su vida. Si había una mujer que lo hacía sentir capaz de abrir sus alas y planear a lo largo del cielo, mientras el viento alborotaba su cabello, esa era Taylor. Había sido de los primeros en enterarse del tour que daría, el primero en decepcionarse al ver que no tendría ninguna parada en Nueva York, y el único en su casa en tirarse al sofá con rabia cuando revisó el precio de los boletos.
A lo mejor y sí necesitaba trabajar. El cómodo sueldo de profesor de Alex no estaba destinado a gastarlo en una noche rodeado de la música que había ayudado a John en su adolescencia. Entonces ocurrió el problema de las reventas y los tiempos de espera, y John poco a poco fue quedándose sin esperanzas de ir a algún concierto.
Así que había llegado el día, y John había dejado su celular lo más alejado de él. Tampoco era que estaba obsesionado con las redes sociales como Alex, pero prefería prevenir antes que continuar lamentándose en el suelo de su sala.
—¿John? ¿Sigues ahí? —Alex bajó las escaleras y comenzó a buscarlo con la mirada.
—En el suelo, sí. No me he movido.
De lejos, escuchó los pasos de su novio, él se acuclilló a su altura, John levantó la cabeza y lo vio con el celular en su oreja.
—George quiere hablar contigo.
Alex no esperó a que John le respondiera, sino que le colocó el celular en la oreja que no estaba pegada a la alfombra. Del otro lado de la línea, la sonrisa con la que siempre George hablaba lo saludó.
—Te tengo una propuesta.
—A menos que tengas entradas para Arizona, no quiero saber nada de ti —John gruñó y se acomodó en el suelo.
Era un viernes por la mañana, Alex debía estar en camino a la escuela para reemplazar a la profesora de francés y John sabía que se le estaba haciendo tarde; no obstante, se quedó sentado en el sofá y esperó a que terminara la llamada.
O a lo mejor y solo estaba esperando que le devolviera su celular.
—Estuve llamándote toda la mañana, John, ¿por una vez en tu vida podrías contestar tu celular?
—¡Es para mantenerme lejos de las cosas del concierto! Qué vas a entenderlo, claro —John rodó hacia un lado, quedándose boca arriba.
—Mira, me estoy arrepintiendo de llamarte —lo oyó suspirar, John se lo imaginó rodando los ojos—. Pero sé lo importante que es para ti, así que no te voy a colgar.
—George, deja de torturarme, ¿quieres?
—No, tú solo dime si quieres ver a Taylor.
—¿Qué? —la voz de John se elevó al mismo tiempo que se levantó del suelo.
—Tengo entradas para su concierto.
—¡Qué!
—Y quiero dártelas... como un pequeño regalo.
—George Frederick, más te vale no estar jugando conmigo.
—No estoy jugando contigo —repitió con lentitud, dejando que John procesara el peso de sus palabras.
—Alex... —John buscó rápidamente a Alex con su mirada, le señaló erráticamente el celular y saltó hasta llegar a donde estaba (que eran dos pasos más allá de él)—. ¡Alex! ¡George no me jodas! Por mi santa madre, George te juro que, si pudiera volver al siglo dieciocho, me haría monárquico. Detendría la Boston Tea Party. No lucharía en Yorktown. Pintaría todas mis chaquetas de rojo. Defendería a la corona, aunque perdiese mi vida en el proceso...
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In the Winter's Trail - one shots lams
RandomEsta es una colección de historias, algunos cuentos y por lo general one-shots de parejas que rondan a menudo en mi cabeza. Adéntrate a mi mundo si te atreves, quedas advertido. Para más información, revisar el índice. Incluye: • Lams • Kingbury • H...