Espíritus Errantes

Prologo

Aquel poema tan romántico había sido escrito para el evento que se llevaría a cabo en el estanque luminoso, faltaban solo cuatro días para aquel evento y él en menos de uno lo consiguió, significaba mucho para él todas esas palabras plasmadas en la blanca hoja, era su obra maestra, su primer poema desde hace mucho tiempo, había dejado de escribir, cuando era niño le encantaban los cuentos, empezó a crecer y su amor por los libros y la literatura también.

Así que empezó a escribir, quería contar su propia historia, hacer una propia donde solo él podría controlar lo que sucediera y los misterios que tendría durante su desarrollo; pero su familia no estaba a gusto con eso, no querían que su hijo menor fuera un total desastre, no sabían lo totalmente que estaba enamorado de la lectura y la escritura, los libros y sus historias para él lo eran todo. Jamas le dijo que no a un libro, algunos no le gustaron y otros le encantaron, realmente amaba lo que hacia pero; nadie veía el talento que poseía para relatar una vida entera de inicio a fin.

Sus padres solo veían su cosa favorita como algo que no deja nada, veían a los escritores como unos tontos queriendo crear la vida que quisieran tener, para ellos era como refugiarse de la realidad detrás de un lápiz y una hoja, simplemente los aborrecían por que también iniciaban revueltas en la ciudad con lo escrito por sus manos, escribían palabras que significaban a sus ojos estúpidas como la libertad de ser lo que quisieras o de estar con quien quieras sin importar el estatus o el dinero, solo el amor y el sentimiento, en pocas palabras todas unas incongruencias y estupideces literarias.

Él nunca quiso eso, deseo muchas veces ser alguien más, ser pobre pero alegre e incluso su propia muerte, para él pertenecer a ese grupo de personas era horrendo, mientras otros tal vez vieran eso como una bendición para él es una maldición despiadada, prefiere vivir en las calles que convertirse en un monstruo diplomático. Su visión sobre la vida era muy distinta, simplemente quería ser libre de hacer lo que amaba, convertirse en un reconocido escritor de Keinderearht y el mundo. Planeaba que al conseguir la mayoría de edad y dinero se largaría de aquel sitio y empezaría una vida lejos de sus tormentos, lejos de la gente que lo lastimaba no solo mentalmente sino que también física, un error en ese lugar no estaba admitido y el se creía un error de sus padres, por lo que siempre lo culpaban de todo lo que pasara en la casa. Así que se iría lo mas pronto solo tenga el dinero en sus manos, para nunca regresar, consideraba eso como lo mejor para si y para no estorbar en el plan de perfección de sus padres.

Pero aquel tan esperado plan se vería severamente incapaz de cumplirse, cuando sus padres difundieron la noticia de que se casaría con un miembro de una familia rica que los apoyaría aun mas económicamente, ni siquiera estaba al tanto de eso, no sabia ni con quien se casaría ni de que familia seria, controlaban su vida como si de una marioneta se tratara y tiraban de los hilos con tanta rudeza que le dolía el corazón, el alma le pesaba como si lo apuñalaran en el pecho una y otra vez sin descanso.

No les había bastado con haberle arrebatado su pasatiempo de la escritura al llenarlo de tareas tontas que cualquiera podría hacer, pero con tal de que no escribiera ni una sola letra que no tuviera que ver en su trabajo diplomático harían lo que fuera por ello. 

Llevo su cansado cuerpo hasta su cama, las lagrimas no paraban de caer cual gotas de lluvia que se avecina, estaba harto, exhausto de todo lo que pasaba a su alrededor; ya no sabia que mas podría hacer para salvar lo que le quedaba de alma, por que a ese paso simplemente se dejaría llevar por el caos y caería al abismo, siendo esa tal vez, su mejor opción.