Lazos [KookJin].

Lazo VI

Tantos sentimientos cálidos, tan extraños...

—Joven Jeon aquí están las llaves.

Seokjin miró sorprendido como un hombre vestido por completo de negro había aparecido de la nada cuando estaban por llegar a la carretera—. Esto...

Jungkook miro al chico aturdido que solo miraba entre el y su mano derecha con diversion en sus ojos, pero no hizo nada todavía para satisfacer sus dudas, estaba muy ocupado pensando, mientras daba órdenes, en un lugar interesante para pasar el rato.

—¿Joven está seguro de que no tendrá problemas después? —Jimin miró impotente a su jefe al darse cuenta de que volvía a escaparse de la escuela solo porque quería, si bien sabía que era muy inteligente, eso no quitaba de que el señor Jeon iba a estar muy enojado al saber que su hijo no hacía valer ese gasto —. Su padre va estar muy enojado otra vez.

—Es cierto, pero se le pasara —Jungkook movió su mano con pereza para expresar que no importaba, por mucho que su padre estuviera enojado le dejaba hacer lo que quisiera, había aprendido justamente de él a siempre salirse con la suya —. Puedes irte, de camino llega a la oficina de mi padre y recoge de Namjoon un recado.

Jimin asintió con un suspiro, había un contraste tan extraño entre lo rebelde que era su jefe y su formalidad y elegancia. Sintió como se empezaba a formar un dolor de cabeza, puso una mano en su frente en lo que caminaba hacia el auto y pensaba en todo el trabajo que le habían entregado en solo minutos.       

Después de ver como la espalda de Jimin desaparecía de la vista por fin, Jungkook miró directamente al chico que aun seguía silencioso —. Es mi mano derecha, su nombre es Jimin, lo veras muy seguido a mi lado así que no tienes que asustarte ni preocuparte.

Jungkook observó como parpadeaba con algo parecido a la timidez y murmuraba un gracias con una pequeña sonrisa, sintió como una especie de ternura recorría su pecho con suavidad. El chico era demasiado lindo para su bien y por mucho que buscara algún sentimiento de incomodidad por ello no había ninguno, no existía, simplemente había conocido a alguien capaz de activar sus botones de preocupación e instintos de protección, se había dejado llevar con la corriente de su deseo y su deseo hasta ahora era destruir esa imagen de angustia y dolor que había descubierto, quizás en el futuro ese deseo crecería y se convertiría en algo mas, reconocía que Seokjin estaba empezando a gustarle y de su madre había aprendido que se necesitaba de cuidado para obtener lo que a uno le gustara.   

—Vamos —Le tendió su mano con paciencia, esperando que confiara un poco mas y lo dejara volver a guiarlo —. Sera divertido.

Seokjin lo miró fijamente nuevamente, muy en el fondo sentía que era extraño pero la realidad es que no se cansaba de hacerlo, sentía que no podía comprender a la persona frente a él, sin embargo, eso no le impidió colocar su mano sobre la suya con confianza porque cuando lo hacía podía ver colores, quizás eran aún opacos pero la mezcla de emociones en su interior se encargaban de recordarle que aún vivía y que tenía deseos, era muy extraño y le gustaba, Seokjin creía que era un poco feliz, sus latidos rápidos y el poquito de calor en su pecho era lo que se podía llamar un poco de felicidad, Jungkook le gustaba, él creía de verdad que no era tan dificil sonreir a su lado. Sus ojos se nublaron, mordió su labio mirando fijamente las manos entrelazadas mientras caminaban, se sentía un poco liviano el nudo en su pecho.

—Estas muy callado —La voz de Jungkook lo despertó una vez mas de sus pensamientos, parpadeo varias veces hasta que las lágrimas desaparecieron y levanto la mirada —. ¿Estas bien?

—¡Si! —Una suave risa escapó de sus labios y un bonito sonrojo empezó a formarse en sus mejillas  —. Lo siento, es extraño pero no me siento mal, yo solo no se hablar mucho.